No se puede esconder en el Camp Nou la satisfacción de estar completando una de las mejores temporadas de los últimos años. A pocos partidos de ganar LaLiga y clasificado para la final de la Copa, esta semana los azulgrana cumplieron con lo previsto y superaron – por primera vez en cuatro años – los cuartos de final de la Liga de Campeones frente al Manchester United (3-0).

En la otra eliminatoria del cuadro, el Liverpool de Jurgen Klopp avanzó a las semifinales de forma holgada frente al Porto, rematando el 2-0 de la ida con un 1-4 en Do Dragão. Manda la prudencia y el respeto en la antesala de la final, con dos equipos que no se enfrentan desde 2007. Mucho ha llovido desde entonces, sobre todo para un Barça inmerso en su particular década prodigiosa. También para el Liverpool, entonces preparado para ganar la Copa de Europa, y ahora, tras varios años vagando en el desierto, presenta candidatura a ganar su sexto título de la historia, los mismos a los que aspira su rival.

No solo el componente histórico tendrá su papel en la eliminatoria, sino también el de las ideas de juego. Por un lado el Barça, un conjunto pragmático y heterodoxo, forjado a imagen y semejanza de su técnico, y por el otro el fútbol vigoroso de los ‘reds’, otro equipo de autor. El enfrentamiento, pues, estará marcado por dos estilos de juego antagónicos: el famoso ‘gegenpressing’ de raíces alemanas se verá las caras con una interpretación, aunque más laxa, del juego de posición.

El Liverpool será la verdadera prueba de fuego de este Barcelona, que no suele fallar en los partidos importantes, mostrando su mejor cara cuando más grande es el escenario. Cuando más fiel ha sido a su idea de juego esta temporada, mejor le han ido las cosas: no se concibe entonces un equipo que salga vencedor en Anfield y que no lo haga de la forma en la que mejor se expresa.

Y es que al poder de intimidación de los Salah, Firmino y cía solo podrá ser contrarrestado si los azulgrana se reúnen alrededor de la pelota. Ante una presión alta, se recomienda tener paciencia en salida y ser preciso a la hora de elegir la mejor opción. Y, frente a la fuerza física de los ‘reds’ en medio campo, solo se les podrá batir con una circulación de balón óptima, que los mueva de lado a lado y les genere desequilibrios en su imponente organización defensiva. Cuanto más fiel sea a su idea, mejor le irá al Barça.