El hábito de dejar que te remonten

El Barcelona Lassa se metió un trompazo espectacular ante el Vardar en la semifinal de la Final Four, y lo fue especialmente por las espectativas generadas por un equipo que había sido muy superior a todos sus rivales en Europa, tanto por juego como por resultados. Pero duele más que fuera una remontada como la que fue; con una remontada tras ir seis arriba con menos de un cuarto de hora por jugarse.

Se ha hablado mucho de lo que el Barça acusa la falta de competencia a nivel nacional, pero estos partidos ante rivales que han demostrado ser inferiores y que los de Xavi Pascual no logran cerrar son ya más de los convenientes. Sin tirar de hemeroteca, me viene a la cabeza la semifinal de la Final Four del primer año de Karabatic como azulgrana, en la que los culés desperdiciaron una ventaja de seis goles en el partido y de dos en la prórroga para acabar muriendo en los penales. O el año pasado ante el Montpellier, cuando el equipo tuvo a los franceses contra las cuerdas en ambos partidos con amplias ventajas, especialmente en la vuelta en el Palau, y  al final acabó eliminado. Y hay más.

Pascual ha hablado de los errores arbitrales, que han sido muchos y abultados contra el Barça, pero lo cierto es que lo que ha sepultado las esperanzas del equipo han sido los errores propios. Y también la falta de herramientas del entrenador para afrontar este tipo de situaciones, y eso incluye tanto los recursos meramente balonmanísticos como los mentales y psicológicos. El colapso en el que caen los jugadores azulgranas en estas ocasiones es difícil de explicar y el varapalo de hoy quizá sea el ejemplo más duro. Xavi Pascual ha hecho muchas cosas muy buenas, y el espectacular juego del equipo este año sería de las más destacadas, pero hay que preguntarse si es el entrenador para frontar situaciones de tanta presión.

La campaña del Barça, que iba para ser histórica, se quedará en poco más que la del año pasado; el equipo ha mantenido la superioridad en el escenario nacional, pero tan sólo ha logrado llegar un pasito más lejos en Europa. Tras exhibir un juego espectacular que llevó al Barça a tener ventajas de hasta siete goles ante el Vardar. Y entonces se apagó la luz.

El espectacular chasco que se llevó el barcelonismo ha tapado una gran noticia para el balonmano del club; el fichaje de Cindric, un central de un talento descomunal y que se sitúa entre los mejores del mundo, que compensará la retirada de Raúl Entrerríos en 2020. Cindric, curiosamente, se enfrentó al Barça con el Kielce en el partido por el tercer lugar de la Champions.