Por @PapitoOscar

El jugador está en la palestra dado que parece la moneda de cambio natural en el caso Ney y las dudas, hasta de sus mayores defensores, empiezan a surgir en el horizonte.

Pero comencemos por los orígenes de su aterrizaje en el Camp Nou; Ousmane, veintidós años, nunca había tenido una lesión muscular hasta su llegada al Barça, en Agosto del 2017. Dicho verano, con la salida del propio Neymar, se abría en el Barça la posibilidad de una apuesta de cierto riesgo, con talento ya reconocido. El delantero francés ya había demostrado en el Dortmund, que era uno de los mejores jugadores de Europa y que podría convertirse en mucho más. Las cifras, siempre traicioneras, de su fichaje, indicaban que el Barça apostaba fuerte por el crack no solo cara al presente, sino pensando en lo que podría llegar a ser.

Hoy, dos años después de su llegada y cuarenta partidos perdidos por sus continuadas seis lesiones, las dudas de si puede ser pieza central en la negociación con el PSG, empiezan a ponerse sin prejuicios encima de la mesa. Pensando además que puede ser ventajoso para todas las partes. Difícil ecuación y, por tanto, difícil solución; si Ney llega y Dembélé no sale, habría que encontrarle hueco en una delantera hiperpoblada. Y si el excelente jugador francés acaba saliendo, indicaría una falta identitaria importante en el modus operandi culé; normalmente el Barça se ha caracterizado por identificar y apostar por jóvenes talentos. Por hacerlos realmente grandes al abrigo del calor azulgrana, por lo tanto encontraríamos una peligrosa excepción, dado que no sería raro que el internacional francés acabara triunfando en otra liga, en otro equipo.

No voy a entrar a opinar sobre la llegada de Ney; parto de la hipótesis que la misma se ejecutará, tan solo intento ver el impacto y quien sería el principal “damnificado”. Hoy en día, si ponemos a ambos jugadores en una balanza, no hay duda que la misma se inclina del lado brasileño. Sobre todo ahora que las reiteradas lesiones musculares del francés forman parte de la foto. Pero debemos evaluar otros factores como los mencionados arriba a la hora de tomar una decisión. Un club con la filosofía del Barça no debe ser cortoplacista en su estrategia y ese es el verdadero peligro de esta decisión.

Sea como fuere y ciñéndonos solo al éxito o fracaso del francés en el panorama futbolística internacional, no ya solo en clave Barça. El talento es complicado de encontrar, hay que cuidarlo y él mismo debe cuidarse, porque el jugador solo será feliz cuando logre demostrar un domingo sí y otro también, que su capacidad de hacer cosas imposibles con el balón en los pies, se muestre de forma regular, no como una excepción puntual. La madurez del joven futbolista dirá el resto, conocerá su cuerpo, elegirá mejor en todos los sentidos, pero a mí no me cabe duda, estamos ante uno de los elegidos. El tiempo dirá cuando lo podremos disfrutar, de azulgrana o con otros colores, pero sin sustos…