El Barça llega al primer gran duelo que el Palau vivirá en el presente curso, ante nada menos que el Paris Saint Germain, sin ofrecer sensaciones tan positivas como las emitidas durante gran parte del curso pasado, pero habiendo recuperado el pulso a la competición tras la derrota inicial ante el Pick Szeged húngaro.

El PSG llega sin la vitola de súper equipo de otros años, pero con un plantillón de aúpa y liderando el grupo con cuatro victorias en cuatro encuentros, aunque sin haber visitado a Flensburg  ni Pick Szeged, al que vencieron de 5 en París. Además, los datos muestran a un equipo menos temible ofensivamente que los de Xavi Pascual, 119 goles anotados por 142 de los culés, y con similares guarismos en defensa, 94 encajados por 95 del Barça.

El equipo parisino no ofrece un juego tan vistoso como busca ejecutar el cuadro azulgrana, pero se nutre de especialistas en ambos lados de la pista y de una interesante mezcla de juventud y veteranía. Uno de esos especialistas, este en el aspecto defensivo, es el gran Viran Morros, que cumple su segundo año en Francia, y que volverá al Palau por primera vez tras dejar el equipo. También volverán el veteranísimo, 40 años, extremo islandés Gudjon Valur Sigurdsson, que dejó un grato recuerdo en Barcelona, y el añorado y legendario Nikola Karabatic, una de las grandes estrellas mundiales pese a ir camino de las 36 primaveras, el versátil pívot polaco Kamil Syprzak , que no renovó por el cuadro catalán el pasado verano, busca en el gigante francés el éxito que no tuvo en Barcelona. En la portería, encontraremos al canterano culé Rodrigo Corrales, que el año que viene dejará el PSG, con toda probabilidad para substituir a Sterbik en el Veszprem. Otra amenaza del cuadro galo será un eterno rival del Barça, el extremo Luc Abalo, ex del mítico equipo del Ciudad Real, uno de esos queridos enemigos al que se ha visto tantas veces por el Palau que se podría confundir con uno de los nuestros.

Las claves del partido residirán en la capacidad del Barça para imponer su juego, algo a lo que los franceses buscarán resistirse, como ya hizo el Elverum el sábado pasado, y en la fluidez con la que pueda jugar la primera línea del Barcelona, en especial un Cindric que ha llegado para destacar desde que se bajó del avión y Palmarsson, que sufrieron para conectar con el pívot, con Fàbregas en particular, más de lo deseado ante los noruegos.

El partido ante el Elverum, un equipo debutante que ha perdido los cuatro partidos disputados pero que ha dejado muy buenas sensaciones ante equipos superiores como el propio Barça o el PSG, ante el que cedió por 22 a 25 en Noruega, fue una pequeña prueba para los de Xavi Pascual. Los nórdicos buscaron hasta la saciedad ralentizar el ritmo del partido, asegurar los pases para evitar pérdidas, atacar al borde del pasivo y confiar sus tiros al talentoso Sebastian Henneberg, a Sandell o al gigantón de 2,10m Orsted, para desquiciar al Barça e impedirle correr. Y la verdad es que el equipo escandinavo se apañó bien para apretarle las tuercas a un Barça que parecía ir al ralentí, como reservando fuerzas para lo que está por venir, sin querer tampoco enseñar demasiado, y, en esas, el partido tardó en acabarse de decidir. Muy probablemente, el PSG busque plantear el duelo de una manera muy similar a la del Elverum, con lo que el Barcelona deberá ir con cuidado, y es que es obvio que la intensidad que el cuadro de Xavi Pascual deberá mostrar ante los franceses es otra muy distinta a la del sábado pasado desde que se inicie el partido hasta su último minuto.

Por cierto, la baja del extremo danés Casper Mortensen se alargará en el Barcelona hasta diciembre, según las previsiones; el jugador aún no se ha unido a los entrenamientos del equipo azulgrana tras la lesión de rodilla que sufrió a inicios de año durante el mundial que disputó con su selección, y se espera que empiece a ejercitarse de forma periódica en noviembre, con lo cual es posible que no llegue a disputar ningún minuto con el Barcelona en todo 2019.