No sé qué pasará ante el Zenit. Espero ganar, pero no quiero gafar más partidos del Barça. Lo único que sé es que el fin de semana pasado el genial base francés Thomas Heurtel, estrella del equipo el año pasado, volvió tras cinco meses de baja en un partido en el que Delaney y Mirotic rotaban, y que contribuyó a ganarlo con 11 puntos en el último cuarto y su inagotable talento.

El regreso de Heurtel se ha hecho esperar durante mucho tiempo, en el que Hanga ha hecho las veces de base y en el que Bolmaro también dio un paso al frente para ayudar al equipo. Un tiempo en el que Delaney estaba de pretemporada y tuvo algún percance físico también, con Ribas más fuera que dentro de las rotaciones, Higgins arrastrando lesiones y Pangos recayendo de las suyas. Y el equipo ha sobrevivido por su enorme talento. Pero eso puede haber acabado.

El regreso de Heurtel puede haber acabado con todo eso, con él y Delaney en plenitud el equipo puede empezar a carburar a pleno poder. Habrá un tiempo de adaptación para el galo, obvio, pero Heurtel puede aportar desde ya su desparpajo y arrojo, sus asistencias, su creatividad y sus puntos. La participación del base galo en la Copa del Rey puede ser decisiva para conquistar el tercer título consecutivo, aunque parece complicado que repita MVP. Lo que importa es que la presencia del francés ha envalentonado el ambiente y ha hecho que los fieles de la Iglesia Heurteliana del Séptimo Día (o del quinto mes), entre los que me cuento, vuelvan a salir.

¿Y Pangos? ¿Qué pasa con el base con más madera de director que tiene la plantilla? No se le espera aún, y las noticias sobre su regreso son tan confusas como de costumbre. Quizá no se le necesitará, pero parece muy seguro que no llegará para renovar su contrato.