Setién ante la bifurcación Piqué – Busquets

Del actual proyecto que esta temporada empezó comandando Ernesto Valverde y va a terminar Quique Setién hemos hablado ya mucho en relación a las sensaciones caducas y angustiosas que ha llegado a transmitir durante algunas fases de la actual campaña. A pesar de fichajes como el de Frenkie de Jong o Griezmann la base del equipo sigue siendo veterana, con sus mejores partidos de sus respectivas carreras ya disputados y en una inevitable decadencia que convierte el entramado táctico en una especie de puzle de difícil encuadre.

Si uno analiza un poco la trayectoria como entrenador de Setién antes de acabar en el Camp Nou a los mandos del conjunto culé se da cuenta que es un técnico propositivo, con una salida de balón limpia y rica ante cualquier circunstancia y equipo, asociativo, con clara vocación ofensiva y buscando el 3-2 antes que el 1-0. Todo esto sería el gran argumento del cántabro para sentarse en el banquillo azulgrana. Su idea era coherente con lo que se ansía en la ciudad Condal.

La realidad es que, probablemente, ahora mismo, implantar directamente su idea no termina de resultar viable. La plantilla con la que va a acabar el campeonato es extremadamente corta, en circunstancias físicas y contextuales que invitan a tomar medidas conservadoras para salvaguardar las piernas de sus futbolistas para poder competir en condiciones más o menos decentes un final de Liga que se van a disputar en las peores situaciones imaginables.

Añadido al contexto Coronavirus, jugadores como Piqué se mantienen en un nivel de solidez defensiva y futbolística en contextos cerrados, con la línea retrasada y manteniendo su grandeza en el área con el talento puro que atesora. Todo esto es innegablemente positivo, pero en clave Setién, ¿es esto lo que le viene mejor para implementar su idea? Si uno de tus mejores futbolistas, tu mejor defensa, brilla en situaciones de defensa posicional en área grande, ¿no resulta demasiado contraproducente si se basa el juego en un enfoque claramente ofensivo, líneas adelantadas, alto ritmo de circulación y agresividad con él?

El peaje Busquets

La otra salida de la bifurcación en la que se encuentra el autobús de Quique sería el de Sergio Busquets con Frenkie de Jong. El de Badia ha sido uno de los mejores mediocentros de la década pasada por méritos propios. Sus virtudes se basaban en tener una técnica exquisita, una gran lectura del ataque posicional y la capacidad de liderar la presión de su centro del campo en la frontal del área contraria. Un buen Busquets dejaba a su equipo continuamente en ¾ de campo bien asentado y en condiciones de ir sucediendo ataques durante grandes tramos de tiempo. ¿Su debilidad? Nunca tuvo talento para defender cerca de su área, su talento fue siempre con el esférico y yendo hacia arriba. Virtudes que, hoy, difícilmente, se cumplen pero que cuando lo hacen permiten al equipo parecerse a aquello que fue y añora volver a ser.

Al final, el dilema de Setién está entre la encrucijada por apostar por la fiabilidad de Piqué en defensa en detrimento de implementar su primaria idea al llegar o jugarse el metal con un jugador en peor estado, peor nivel futbolístico, pero cuyas virtudes le permitirían al equipo parecerse a ese equipo que tanto echa de menos. La otra alternativa sería más o menos ralentizar el autobús y no llegar a la salida de la autopista y esperar que con ese se llegue a puerto.