El dilema del segundo portero

Si tuviéramos que diseñar un retrato robot del segundo portero perfecto sería el de un jugador veterano con experiencia en la élite, adaptable al modelo y preparado tanto para asumir un rol secundario como para relevar al primer guardameta en cualquier tipo de circunstancia.

Bajo esta premisa se llevaron a cabo los fichajes de Jasper Cillessen en 2016 y Neto Murara el verano pasado. Mientras que el primero sublimó el rol de segundo portero en el FC Barcelona, el segundo apenas ha tenido oportunidades para demostrar que está capacitado.

Y es que el exportero del Valencia apenas ha jugado cuatro partidos con la camiseta azulgrana, encajando un total de siete goles, una cifra muy por debajo del rendimiento esperado. Además, Neto reúne las condiciones de un prototipo de portero más clásico, algo que no acaba de encajar con la filosofía del club.

En circunstancias normales, la continuidad de Neto debería estar garantizada. No obstante, en plena crisis de la COVID-19, el club se encuentra con la necesidad imperiosa de cuadrar cuentas y ha puesto el cartel de transferible a buena parte de la plantilla, el brasileño incluido.

Iñaki Peña, preparado para dar el salto

La razón no es otra que, más allá de que Neto pueda mantener o no un buen cartel en Europa, en el filial Iñaki Peña ha completado todos los pasos de progresión que se le demanda a un canterano de forma más que satisfactoria.

De la mano de García Pimienta, Peña subió al Barça B en la 18/19 y rápidamente se hizo con la titularidad. Desde entonces, su rendimiento ha ido siempre a más y, hasta el parón por la crisis, entrenaba con el primer equipo entre semana y marcaba las diferencias con el filial en Segunda B los fines de semana.

Aún existen algunas incógnitas por resolver. Si Neto finalmente se queda, parece difícil que Iñaki Peña siga un año más en el filial, aunque podría hacerlo si el Barça B asciende de categoría a finales de julio. También falta por ver si Neto encuentra un club que acceda a las demandas del club y las del propio jugador, tarea que no se presume fácil.

Las lógicas dudas con Iñaki Peña giran alrededor de su juventud y de la conveniencia de no disponer de minutos en un rol tan complejo como el del segundo portero. El cambio de formato de la Copa – eliminatorias a partido único hasta las semifinales – perjudica tanto a él como a Neto.

La gran fortaleza de Iñaki respecto al brasileño es que tiene las cualidades ideales del prototipo de portero moderno. Su adaptabilidad al modelo de juego le convierten en una alternativa seria a Ter Stegen, y su progresión con el filial avalan una posible apuesta en forma de ascenso al primer equipo.

En todo caso, al club le tocará mover ficha este verano. ¿Habrá algún cambio?