Muchas cosas sucedieron desde que el aro de La Fonteta escupió el último tiro de Cory Higgins. La salida de Svetislav Pesic, la deseada confirmación de Jasikevicius, el adiós del capitán Ante Tomic, el de Pau Ribas, las renovaciones de Oriola, Kuric o Davies y el fichaje de Nick Calathes por Kevin Pangos. Se ha movido con premura Nacho Rodríguez en un contexto excepcional, pero quedan todavía un par de asuntos por resolver.

El primero y más urgente es el del pívot. El croata Ante Tomic acabó su periplo en el Barça tras 8 años en el club, durante los cuales ganó mucho menos de lo que mereció. Fue jugador franquicia las primeras temporadas, seguramente el único jugador Top 5 en su posición en Europa, todos los años solísimo en la pintura (Dorsey en la 13-14 fue su compañero más fiable) y si el equipo no ganó más no fue por él, eso seguro. Capitán ejemplar, asumiendo siempre su rol y comprometido con el club desde el primer al último día.

La rapidez de todos los acontecimientos invitan a pensar que si se ha prescindido tan rápido del de Dubrovnik es porque el sustituto ya está listo. El nombre de Jan Vesely está corriendo como la pólvora pero su salida no es fácil y quizá haya que pasar por caja. ¿Merece la pena el esfuerzo por el checo? Si está bien físicamente es un interior diferencial, tanto en defensa como en ataque. Un quinteto con Calathes-Higgins-Hanga-Mirotic-Vesely podría tener algún déficit de tiro, pero defensivamente podría hacer picadillo cualquier ataque rival.

Sonó Gudaitis y ha sonado con fuerza Landale, pero lo cierto es que el tiempo ahora corre en contra del Barça en cuanto al pívot se refiere y si no se cierra lo de Vesely no está nada claro si el equipo de Jasikevicius (qué ganas de escribir esto) mejorará con la salida de Tomic. Habrá que ver qué piensa hacer Saras con Pustovyi, cómo ve a Oriola y si es capaz de recuperar la mejor versión de Brandon Davies, sin duda alguna el gran beneficiado del cambio de técnico.

Más complejo porque la urgencia no es la misma es el posible relevo de Pau Ribas. El Barça podría optar por no acudir al mercado y ajustar roles. Que Bolmaro tenga más presencia que con Pesic y que Álex Abrines aumente sus minutos como él mismo seguro que reclama en este segundo año. Para ajustar esta rotación exterior habría que saber si Saras ve en Claver un «3» o un «4», así como lo que pasa con Rolands Smits o Artem Pustovyi.

Para completar esta rotación del backcourt a todo el mundo le viene a la cabeza Mario Hezonja, que acaba contrato en Portland y que sigue sin encontrar la regularidad. Que podría ser una oportunidad de mercado irrenunciable no se le escapa a nadie, pero tampoco que ahora su llegada sería más marrón que otra cosa, puesto que no tiene un encaje fácil ni por carácter ni por rol.

De haber un perfil ideal para sustituir a Pau Ribas ese sería el del propio Ribas, un «1-2» con buen manejo que ayude en la dirección y la generación, no un «2-3» como Higgins, Hanga, Abrines o el propio Hezonja. Es verdad que el croata tiene cierto talento para crearse sus propios tiros, pero le sigue faltando lectura y una mejor toma de decisiones.

No es el mejor momento para que Hezonja regrese al club, como no lo era seguramente este pasado verano para Abrines. Al margen de su complejo encaje en el equipo todos tememos que él no vaya a tener la paciencia que Álex sí ha tenido esta temporada y que ello pueda alterar la familia que pretende construir Jasikevicius, aunque esta y todas las decisiones que se tomen estarán bien si así lo decide el lituano.

Por encaje el mejor jugador que había en el mercado era el islandés Martin Hermannsson, firmado ya por Valencia. Un jugador de enorme talento, perfecto para el rol y con proyección de ser todavía mejor en uno o dos años, pero es evidente que para él le venía pequeño ser tercera opción exterior. Otro jugador que encajaría perfecto y fácilmente accesible es el letón Janis Strelnieks, que sano es un jugador que siempre suma por su inteligencia y polivalencia para los dos puestos de guards.

Antes de la llegada de Saras se había vendido la idea de reducir gastos cortando el número de efectivos en plantilla, pero la ambición del proyecto con Jasikevicius al mando puede cambiarlo todo y seguir en números similares a los de la temporada pasada o superiores, con el permiso de Sergio Llull.