El Coronavirus ha llegado al Barça de balonmano. El positivo anunciado por el equipo de Casper Mortensen no ha sido el único y el equipo de Xavi Pascual se ha tenido que confinar durante un periodo de 10 días. Al margen de desear obviamente la pronta recuperación de los afectados, y mirando solo el aspecto deportivo, las trabas que puede poner ese confinamiento de diez días en plena temporada pueden ser mayúsculas; por lo pronto se deben aplazar los partidos de ASOBAL ante Benidorm y de Champions League en Hungría ante el Veszprem, este de gran importancia para el grupo en el que ambos equipos están encuadrados en competición europea.

Pero a largo plazo, esa semana y media sin entrenar puede lastrar la preparación de un equipo que en diciembre tendrá duelos más importantes de los que normalmente tendría, y eso incluye por supuesto la Final Four de 2020, que debería disputarse a finales de diciembre si los cuatro equipos participantes no están confinados.

A pesar de que, si no hay mayores contratiempos, habrá tiempo para volver a afinar los instrumentos, si tenemos en cuenta la exigencia de una Final a Cuatro, el confinamiento puede suponer que el Barça llegue con un puntito físico menos que sus rivales, algo que puede ser determinante.