Koeman, un reset necesario

Este lunes terminó el mercado de fichajes veraniego que ha perpetrado la junta de Bartomeu con Ronald Koeman en el banquillo. Tras el desastre de Lisboa y el conato de marcha de Messi el Barcelona se enfrentaba a una ventana de traspasos muy compleja: Atado por los compromisos salariales, una plantilla veterana venida a menos, la caída de ingresos por culpa de la pandemia y las urgencias surgidas de una temporada lamentable hacían de este periodo un auténtico reto.

El técnico holandés ha llegado para empezar una profunda reconstrucción que empezó por las figuras de Rakitic y Vidal y acabó con la figura emblemática del Barça del triplete: Luís Suárez. Sin ellos ya se puede decir que empieza una nueva era. Un nuevo equipo con otra idea. Sin un 9 puro, sin el rematador en esencia y con un centro del campo en el que pasará a entregarse las llaves a Frenkie de Jong, el a priori principal beneficiado de la llegada del héroe de Wembley.

A la vez, se pretendió recuperar para la causa a un decepcionante Philippe Coutinho para situarle en una posición más ideal para el brasileño como la del clásico mediapunta, detrás de un delantero posicional. A la vez, una obsesión, rejuvenecer la plantilla. Trincao, Pedri, Araujo, Sergiño Dest, Aleñá o Riqui Puig representan una nueva ola más enérgica y juvenil que vienen para suplir a una generación veterana que ya ha jugado los mejores partidos de sus respectivas carreras.

El movimiento, el objetivo, no era sólo necesario, era obligatorio. Una reconstrucción como tal empieza siempre con un proceso de destrucción y demolición de las bases del proyecto anterior. Suárez era la primera pieza imprescindible de salir, goleador en situaciones de remate y cada vez más fuera de onda en situaciones de juego asociativo y fuera del área y problemas físicos propios de la edad asociados a un rol de estrella absolutamente disparatado.

Las carencias del plantel de Koeman

La plantilla que va a entrenar Ronald tiene varias deficiencias y carencias competitivas realmente destacables y pronunciadas a corto plazo. Faltaría reforzar el central, apuntalar el lateral izquierdo, un delantero de primer nivel que pueda suplir los goles de Suárez y algún jugador de banda más fiable de lo que ofrece hoy en día Griezmann.

Estas fallas no significa que sea una mala ventana. Era un proceso necesario, el club necesitaba resetearse completamente y en este 2020 el panorama era realmente desalentador. A nivel competitivo será seguramente peor que la anterior, pero seguro que con perspectiva y distancia hay elementos que pueden ser ilusionantes. La juventud atrae y renueva energías, pero Koeman y los chicos necesitarán una paciencia más allá de la presente temporada que la entidad no suele ofrecer ni permitir.