Como muchas cosas en la vida, todos tenemos constantemente prioridades a las que le dedicamos más esfuerzos que a otras, más amor, más cariño. Como bien reza el refrán “no me quieras tanto, quiéreme mejor”, esto es una frase fácilmente aplicable a muchos ámbitos de la vida… Y el fútbol no iba a ser menos ¿verdad?

 

La joya de la corona

 

García Pimienta tiene una especial predilección los extremos, los hace parte troncal de sus equipos, los brazos de un boxeador. No pocas veces he comentado que el entrenador está siendo la “piedra trueno” de los extremos, les hace evolucionar, sin embargo siempre desde un prisma colectivo, más que meramente individual.

En estos primeros partidos, pese a las bajas y las numerosas caras nuevas, el filial no ha tenido un ataque fluido, sus llegadas no tenían esa clarividencia que el año pasado si. La apuesta clara de Pimienta, y bajo sorpresa del que escribe, es Konrad en izquierda y Maia en derecha (tema que hoy no abordaremos).

No es sorprendente la apuesta en Konrad, que pareciera ser el ojito derecho de Pimienta, sino todo lo que colectiva e individualmente ha generado al usarlo en el costado izquierdo.

 

 

Konrad y el resto

 

Konrad, a diferencia de moradores de esas bandas de antaño, tiene una peculiaridad que lo convierte en diferente. Donde el resto de extremos combinaban el apoyo y el desmarque (predominando lo primero), Konrad es verticalidad absoluta, tanto con cómo sin balón.

En juveniles siempre fue un extremo de pie natural donde el regate y desborde por potencia era una constante, un demonio en constante percusión de la moral del defensa. En el último año, el norte americano ha evolucionado bastante sin balón, ya que ha dejado de hacer tanto su jugada. No obstante, esa verticalidad sigue siendo una constante.

En este inicio de curso, parece que Pimienta está optando muchas veces por dejar a Konrad solo para el 1×1, aclararle el camino para que la meta sea lúcida y “fácil”, para que sea la estrella. Aunque el potenciar al extremo no es algo extraño, si me está pareciendo rara la forma, en sus matices.

En su partido contra Olot, la primera parte del B dejó una sensación continua de laterales “bajos”, ejerciendo de tela de araña ante pérdidas propias y permitiendo al extremo encarar continuamente a su par. Aunque esto parece a priori algo coherente, visto el nivel del extremo, el equipo rival lo está transformando en una trampa donde es fácil caer.

Cuando el extremo encara, se encuentra a su par defendiéndole casi de cara, teniendo Konrad una capacidad alta para superarle… orientándole casi siempre hacia fuera. Aunque domine bien el uso de la pierna mala, el extremo y su ayuda taponan de manera escalonada los pases atrás y reducen su ratio de acción y pase a zonas fácilmente defendibles.

En transiciones, Konrad es lo suficientemente rápido y bueno como para desbordar por ambas zonas y castigar en el enfrentamiento directo. Sin embargo, cuando tiene cierta ayuda su par o se tratan de ataques más estáticos, la ayuda al lateral permite sobrecargar la defensa del centro, restándole opciones de pase en ventaja y forzando a pararse y mirar hacia atrás, muy atrás.

En la segunda mitad, se vio un escenario mucho más conocido, al lateral del B ayudando al extremo… para que así no es que luciese más, es que mejoró en gran medida al equipo. El año pasado, fue Akieme el diablo por esa orilla, permitiendo a Kike recepciones y conducciones mucho más aclaradas que cuando era solo él el que intentaba jugársela.

Con Mika y Balde, el B tiene armas muy poderosas para castigar al rival a base de 2×2 de calidad. Una vez el lateral empezaba a subir bastantes metros sus zonas de recepción y llegadas, el equipo rival empezó a estirarse y a dejar huecos por dentro, a dejar rendijas donde colarse.

Por último, sin un jugador donde pararse arriba y en un extremo, por la ausencia de Collado y la tipología de Konrad, todo se hacía bastante más vertical y partido que de costumbre. Con la entrada de Hiroki, amén del cansancio rival acumulado, y el cambio de chip de los laterales, el equipo pudo encontrar situaciones de mayor calidad para atacar y defender, estableciéndose micropausas en los ataques que permitían incorporarse a los interiores y a los extremos poder fluctuar por la zona central-lateral

 

Por eso, ¿Cómo vas a quererme Pimienta?

 

Nadie va a decirle a Pimienta que si y que no hacer, menos un pelagatos como yo, sin embargo, este es mi artículo y mando yo, me puedo tomar ciertas licencias. Y es que hasta el regreso de Gandalf (esperemos que convertido en Blanco), el filial debe matizar sus extremos, o su forma de atacar.

Quizás un mayor peso de sus laterales es un gran paso adelante, como se vio en el último partido, o quizás matizar la forma de atacar para que no sea Konrad la banda fuerte y además el soldado solitario. Lo que sí es seguro, es que el entrenador va a buscar ajustar zonas y posiciones para que los interiores y extremos empiecen a tener una mayor incidencia en el juego y en el marcador, directa e indirectamente