No, no es un juego antiguo, no es el juego de Rayman, ni tampoco un título de una canción. EL título del artículo es poco la vuelta a la esencia de lo que funcionó, de lo que nos enamoró, de lo que más réditos deportivos dio a nuestro filial.

 

El último partido

 

El partido frente al Lleida devolvió al filial a la senda del triunfo, algo que se le había estado resistiendo en los últimos partidos. Pero sobre todo, volvió de manera casi definitiva a la ruta del buen juego, algo que si había ido recuperando poco a poco en estos últimos partidos. EL once que presenta Pimienta es el siguiente:

 

 

El detalle

 

A priori, vista la alineación, todo parecía encajar. Un centro del campo estimulante y unos extremos más coherentes con la idea, a pie cambiado… Pero no, no estaban tan cambiados.

El tema de los extremos no me parece nada baladí, ya que en estas temporadas, Pimienta ha hecho mucho hincapié en esas zonas del campo, tanto táctica, como individualmente, eran su principio y casi su final, lo que hacía activar al equipo.

 

 

Con la irrupción de Konrad, Pimienta probó cosas que me parecieron un poco rarunas, un poco que no terminaban de darle demasiada fluidez al ataque. Con el fin de dejarle un 1×1 limpio, el rival supo tanto defenderle como defender al equipo, y los interiores empezaron a tener menor protagonismo.

El primer tiempo vs Lleida, Pimienta dispuso a los extremos a pie natural y con una gran tendencia ofensiva en la ruptura sin balón. Precisamente, de un robo de Peque, vino el gol de Nils con un disparo cruzado que se vio beneficiado por las zonas de influencia de los extremos. Sin embargo, el rival supo ajustar bien y su defensa fue bastante más sencilla.

La presión alta del rival empujaba al B a salir por los costados, obligándole a los extremos a recibir en situaciones poco ventajosas. El extremo recibía de espaldas y estaba obligado, o bien a darse la vuelta con su pie bueno por dentro, favoreciendo la presión y el robo, o bien al primer toque más forzado para dar continuidad por dentro.

Ante un tramo potente del Lleida, Pimienta a final del primer tiempo decide cambiar a los extremos de banda, y la jugada de Konrad no fue más que el preludio de lo que se vendría. Con ambos a pie cambiado, además de los laterales más desatados que anteriormente esta temporada, los extremos tenían un contexto bastante más favorable, un 2×2 casi de manera continua.

 

 

Ante esta enorme amenaza, el rival no tiene más remedio que desviar atenciones fuera, y claro, el filial empezaría a tener a sus interiores de cara y en situaciones de pesar en la frontal del área, donde Peque no iba a dar un respiro a sus marcadores.

 

Definitivo o temporal

 

Aunque hubo más detalles que sucedieron durante el partido que marcaron el buen juego, el de los extremos era el que más me llamaba la atención por el hecho de ser la zona más “alterada” y que más alteraba al juego colectivo.

Será interesante ver como Pimienta da entrada a un cada vez más recuperado Collado, que por talento y jerarquía deberá ser pieza clave durante la temporada, si la aguanta entera. Hasta el día de hoy, la pareja Nils-Konrad pareciera ser la más coherente, o más bien, la suma de esos perfiles, pero está claro que el entrenador barceloní tendrá planes con Alex, que espero no cambien demasiado lo que vimos y lo que tan bien funcionó la temporada pasada.