El Barça necesita a Damià Abella

Damià Abella era un canterano con cierto potencial que jugaba de lateral o extremo en el Barça B hasta que en octubre de Rijkaard contó con él para jugar de titular en el lado derecho de la defensa en San Mamés en un partido de liga. Un entrenador de fútbol contó con el primer especialista en una posición a su disposición ante las bajas del primer equipo. Lo más lógico, si tienes lesiones, es contar con los chicos del filial que puedan jugar en un determinado rol antes que hacer mil ajustes antes de contar con los canteranos. Damià Abella tuvo una trayectoria más que decente en primera división, aunque en el Barça por problemas de lesiones no estuvo más de un año en plantilla.

Hasta esta temporada la capacidad del Fútbol Club Barcelona y de sus entrenadores de rehacer con ajustes complejos, cambios de posición y de rol en miembros del primer equipo antes de contar con la cantera en situaciones límite ha sido realmente extraordinaria. Con Valverde se planificó una temporada con un solo lateral izquierdo más la presencia de un pujante Miranda como alternativa desde el filial. Resultado: Txingurri dejó a Alba como indiscutible y para descansar cambiaba de posición a Sergi Roberto o cualquier otro antes que dar minutos a un especialista. Ni el club ganaba nada, ni el equipo mejoraba ni valorizaba a futuras posibles ventas como podría ser Miranda en ese caso.

Durante estos años el Barcelona ha efectuado importantes inversiones para cubrir roles secundarios y de rotación en la primera plantilla. Normal en algunos casos y con toda lógica. Es importante siempre tener una base sobre la que edificar un equipo y contar con x piezas que puedan asumir un rol y ser importantes en caso de necesidad. La mayoría fueron “buenos fichajes y con sentido” pero el resultado podemos concluir que no fue el esperado.

Lucas Digne: buen lateral izquierdo con experiencia en la élite y con un gran golpeo de balón no brilló por su rendimiento en Can Barça. Suplente indefinido que cubría descansos de un indiscutible Jordi Alba. Ese rol costó 16 millones de euros. Fue traspasado por 20 millones de euros

Nelson Semedo: Lateral con proyección. Muy rápido, excelente en la recuperación y corrección, mediocre con balón y sin balón. Fallida apuesta. 35 millones. Fue traspasado al Wolverhampton por 30 millones.

En ambos casos dos apuestas distintas. Una con una mera proyección a ser jugador útil de rotación, no dio resultado, y en otro un intento de update en el lateral derecho para intentar suplir la baja de Dani Alves, con mediocres resultados.

A nivel económico el club no perdió dinero, pero sí se desperdició la oportunidad en intentar apostar por la cantera para cubrir un rol que en su día sí hizo Damià. No era el nuevo Cafú ni se esperaba esto, pero para ese perfil no es necesario. Un canterano no cuesta dinero y difícil sería que no se revalorizara lo suficiente para obtener beneficios en un futuro traspaso sin un excesivo coste deportivo.

Esta temporada, en plena crisis por la pandemia y resultado de una nefasta gestión durante la etapa Bartomeu, Óscar Mingueza ha surgido como de la nada para ser importante tanto como central o lateral. Entre las bajas, la imposibilidad de reforzar el centro de la zaga y su personalidad se ha consolidado estos meses como un jugador de rotación. Su talento probablemente no le servirá para tener una gran carrera en el Barça en un futuro pero al club le saldrá más rentable que el catalán haya jugado a un nivel decente antes que cualquier fichaje de buenos jugadores por 30 millones. El canterano, revalorizado, dejará sólo beneficios, cumple con un rol y evita tirar dinero para jugadores de rotación.

A nivel deportivo el impacto es casi el mismo, con todas las carencias y virtudes en todos los casos, jugadores como Semedo o Digne tuvieron o están teniendo un rendimiento seguramente superior al que dio en su día el bueno de Damià, pero al Barça siempre le vendrá mejor un jugador del filial con menor potencial que otros antes que inversiones millonarias para cubrir roles secundarios.