El proyecto del brujo Saras

El primer título de la era Saras ya está en casa. El Barça se impuso de forma brillante en la Copa del Rey celebrada en Madrid y lo hizo de menos a más, sufriendo lo indecible en el estreno, con más holgura en semifinales y torturando al gran rival en la finalísima.

Cory Higgins, Nikola Mirotic, Nick Calathes… Muchas individualidades rindieron de maravilla, pero el triunfo en la cita copera es el del colectivo, el de la idea del entrenador lituano de equipo solidario y coral. Es la idea que les lleva inoculando a sus jugadores desde su llegada: son muy buenos, pero para ser los mejores hay que defender y atacar juntos, sin egoismos. Y ¡PAM!, la primera en la frente.

La mejor manera de convencer a Mirotic para que no se preocupe por el descenso de sus números es este primer trofeo. La mejor manera de confirmar que el Barça hizo bien soltando a Heurtel porque era quien menos comulgaba con el credo de Saras es esta Copa. Y la mejor manera de seguir estimulando a los jugadores para seguir creyendo en esta idea y creciendo son las victorias. Necesitaba este triunfo el Barça para empezar a forjar una mentalidad ganadora y llegar habiendo ya ganado algo a la disputa de ACB y Euroliga en primavera.

Es muy distinto este triunfo en Copa que los dos conseguidos en la era Pesic. Las Copas 2018 y 2019 fueron dos «concesiones» del Real Madrid, dos triunfos inesperados en los que el Barça se coló en la era blanca. A esta Copa el Barça sí llegaba como favorito, sí que le pertenecía y se la llevó. La sensación es que es el comienzo de algo grande y duradero, el primer proyecto serio desde la marcha de Xavi Pascual.

Ya se podía intuir y la celebración de la Copa no hace sino confirmar que este Barça es una gran familia con un líder indiscutible que ha conquistado a todos. Es pertinente pensar que cada año que ha pasado entrenando le ha hecho mejor y eso que ahora gana el Barça, pero también es inevitable pensar en el tiempo que ha perdido la sección sin tener a Jasikevicius en el banquillo, racaneándole dinero y poder cuando estaba más que claro que él era lo que el Club necesitaba. Porque Saras era el único que además de entrenar muy bien iba a revitalizar la sección. Eso se palpó en cuanto pisó Barcelona y el club le preparó una presentación a su altura. No era cambiar algo para que todo siguiera igual.

El lituano ha hecho muchas cosas bien en estos meses de enseñanza hasta la asimilación por parte de los jugadores de su filosofía, pero hay algunos aspectos en los que parece haber tenido una especial incidencia, como la gestión de las rotaciones y el reparto de minutos entre todos los jugadores de la plantilla. Pesic decía que valoraba mucho a Smits, que le tenía que decir que dejara de entrenar y que fuera a ver a su chica, pero luego le ponía poquito. Saras le ha dado protagonismo, confianza y ahora tiene a otro jugador con el que ir a la guerra. El propio Sergi Martínez ya es jugador del primer equipo por derecho gracias a Saras e incluso Pustovyi ha encontrado su sitio en el equipo.

Pero si hay algún jugador que parece haber sufrido una transformación es Cory Higgins, el flamante MVP de la Copa. Y a decir verdad igual no es del todo achacable a Jasikevicius. El rol que le dio Pesic tan generador y al que tantas vueltas se ha dado es muy similar al que le ha dado el lituano. Es cierto que todo el equipo se mueve más y mejor, lo que facilita que el norteamericano pueda encontrar situaciones más favorables, pero igual todo se reduce a su estado físico. El año pasado arrastró problemas en la rodilla, se operó en verano, tardó en arrancar la temporada y ahora vuela. Está defendiendo cerca de su nivel, superando a sus pares, ganando situaciones en poste bajo y entrando a canasta con la agresividad y explosividad que vimos en Moscú.

No sería justo acabar este texto sin subrayar el papel de Nick Calathes, siempre irregular en el tiro pero que ha hecho este equipo suyo en muy poco tiempo. No ha tenido malos bases en los últimos años. Desde el portento físico Satoransky, el fracaso Rice, el torbellino Heurtel, el cerebral Pangos o el anotador Delaney. Ninguno de ellos ni en sus mejores días transmitieron lo que transmite el griego en pista. Calathes gobierna los partidos, marca el ritmo, asume su responsabilidad de estrella y pesa cada minuto en pista. Qué jugador.

Llegaba a la Copa el Barça en una dinámica buenísima frenada por Efes en el Palau, pero lo cierto es que físicamente el equipo llegó justísimo a Madrid y ahora Saras tendrá que dar un respiro a los suyos antes acelerar para llegar bien posicionados a la lucha por ACB y Euroliga. Este dominio ante el Real Madrid en Copa hay que confirmalo con el título de Liga Endesa y en Europa al menos volver a una F4. Disfrutemos del camino hacia algo grande.