Cuando Koeman aterrizaba en el Camp Nou venía con pretensiones de traerse a parte de su guardia pretoriana de la Oranje; Wijnaldun y Depay eran los que más sonaban y los que más  recelo despertaban en el imaginario culé. «Taparían a los canteranos» decían unos. «Vienen solamente porque son amigos de Ronald, pero no saben jugar a lo que nosotros jugamos» proclamaban otros.

Hoy, seis meses después del aterrizaje del ex seleccionador holandés a nadie escapa que esos no eran unos fichajes caprichosos cuyo encaje hubiera sido imposible. Sino que probablemente habrían tenido todo el sentido del mundo, tanto como que ya están empezando a sonar en esta recta final de la temporada, cara al Barça 2020/21 que probablemente volverá a comandar el mismo Ronald.

Aun resuena ese: «Pero cómo va a venir Wijnaldun antes que Thiago» y hoy todos sabemos cómo está el Liverpool de ambos jugadores. Pero no seamos ventajistas, es más que probable que el Pool esté pagando las bajas en el centro de la defensa que descuartizan la idea de Klopp y no que la llegada de uno de los jugadores estrella de la última Champions,  el ex canterano culé, no esté teniendo el impacto positivo en el juego red que se esperaba.

De todas formas, si algo positivo ha tenido la (no) llegada de Giorginio Wijnaldun ha sido la aparición en estas fechas de otro jugador del filial que irrumpe con fuerza: Ilaix Moriba. Fuera del estereotipo de jugador de base, físico, con llegada, recorrido, disparo pero no exento de conceptos del ADN culé como el gusto por la pelota  y el juego de posición que se practica en las categoría inferiores, Ilaix irrumpe en el hueco dejado por Pjanic, que parece haber dimitido de sus funciones.

Se repite de nuevo el caso Mingueza, donde el jugador que sube del B no es el mejor en dicha categoría, pero dos motivos le empujan a encajar perfectamente con sus mayores; uno, las características especiales del jugador  son las que se necesitan en ese  momento en el primer equipo. Lo cual exige un conocimiento exhaustivo de las categorías inferiores que Ronald, ya sea de primera mano o mediante informes, parece tener. Y dos, la cabeza de ese jugador es de primera, entiende lo que se necesita en esa categoría, pero sobre todo comprende lo que se le demanda en cada momento. Mérito de Koeman, no hace falta decirlo.

Ilaix sí parece ser ese futbolista que no existe en el primer equipo y que parecía que podía ser Sergi Roberto hasta su reconversión al lateral el cuál, mientras la lesiones no le respeten, parece haber sido condenado al ostracismo. Recorrido brutal, presencia en múltiples puntos del terreno de juego, llegada al balcón del área ya sea para poner en práctica su extraordinario disparo con ambas piernas, o su asociación en eso metros finales con los delanteros azulgranas, en especial el de siempre, Leo.

Ronald fue fichado para adelantar un relevo generacional en una plantilla desgastada, pese a las críticas recibidas con nombres apellidos como los de Aleña o Puig, el equipo se ha ido renovándose y hoy en día muchos son los jóvenes con un papel preponderante, dotando al fútbol de la primera plantilla de una energía que solo esta sangre nueva podía generar.

También nos hemos precipitado al tachar el jugar con tres centrales como un sistema defensivo, dada la facilidad con la que se le hacía gol al equipo. Y es precisamente con este esquema con carrileros  ofensivos cómo mejor ataca el equipo a sistemas defensivos cerrados del rival. Es cuando estos laterales tan especiales que tenemos, Alba y Dest, están ofreciendo su mejor versión. Amén de un brindarnos a un Mingueza excepcional o un Busi protegido.

A veces solo hay que dar tiempo para que una persona adapte e implante sus ideas al nuevo lugar de trabajo. Las prisas en esta y en otras facetas de la vida, nunca serán buenas consejeras, porque de entrada y menos en este mundo tan maniqueo, nada es lo que parece…