CONDICIONANTES COLECTIVOS DEL RENDIMIENTO INDIVIDUAL

En este artículo quisiera reflexionar, con el clásico como excusa, sobre la compleja interacción entre lo individual y lo colectivo en algunos de los déficits estructurales más llamativos del sistema defensivo culé, prestando especial atención al contexto específico que afrontan Dani Alves y Gerard Piqué. Por motivos que no procede desarrollar, hace ya varios años que casi todos los fichajes del Barça se ven obligados a desnaturalizarse en posiciones o roles que empobrecen su aportación, mientras la entidad insiste en revivir una idea de juego cada vez menos sostenible. Una de las consecuencias más notable es que el Barça ha sustituido su famosa presión en bloque por aventuras individuales que apenas sirven para desocupar espacios en beneficio ajeno; las bandas, en especial la derecha, se han convertido en una puerta abierta para los ataques de su rival. Miguel Canales explica a la perfección cómo se benefició el Real Madrid de esa debilidad.

Canales imagen

Me parece que no se puede resumir con más acierto el contexto favorable que Marcelo, un artista del espacio y del balón, explotó con extrema crueldad. Sin embargo, creo que hay un matiz que se puede incorporar al análisis de Canales, no para cuestionarlo, sino para complementarlo. Es cierto que Marcelo e Isco aplastan al Barça en derecha a partir de la ineficiente presión y del errático comportamiento del medio campo culé, pero no lo es menos que una disposición defensiva eficaz tampoco es suficiente para incapacitar a los atacantes blancos. Me gustaría intentar explicar, al menos en parte, la actitud conservadora de Dani Alves. Consideremos la siguiente situación.

Alves - Iniesta

Isco recoge el balón tras un cambio de orientación al que el Barça responde con una basculación correcta. Marcelo se dispone a doblar a Isco, que puede elegir entre progresar hacia el centro o servírsela al brasileño, pero Alves cuenta con Iniesta para impedir el dos contra uno. Xavi, además, solo tiene que dar tres o cuatro pasos para cerrar una hipotética salida de Isco hacia el centro en busca de disparo o pared. La situación debería estar controlada. Veamos cómo sigue la jugada.

Alves - Iniesta 2

Xavi se desentiende, con lo que Alves no puede dar por sentado que Isco no vaya a recortarle hacia dentro si le entra. Se ve obligado, por tanto, a aceptar una postura reactiva que le permita salir en cualquier dirección. Pero la lógica indica que la jugada más potente para el Madrid es que Marcelo gane fondo. Dado que Iniesta está en condiciones de impedir ese movimiento, ¿por qué Alves le deja tiempo a Isco para pensar?

Por esto.

Alves - Iniesta 3

Isco le sirve en profundidad a Marcelo e Iniesta ni se inmuta. La jugada termina con el penalti de Gerard Piqué. Una acción absurda, cierto, pero mucho menos absurda que la actuación defensiva de los dos interiores del Barça. Veamos en qué forma concluye la jugada que empezó con Isco en situación de inferioridad.

Alves - Iniesta 4

A pesar de tener a Iniesta a su lado, Alves ha tenido que afrontar un verdadero dos contra uno. Al principio de la jugada, el Barça tenía superioridad numérica en banda, en la frontal y en el área. Es decir, la disposición táctica, sin ser perfecta, era solvente. Al final de la jugada todo salta por los aires: Carvajal es el único jugador en condiciones de recuperar un hipotético rechace, Piqué se ve obligado a saltar hacia Marcelo, de manera que Cristiano Ronaldo y Benzema se posicionan con ventaja respecto a sus defensores. ¿Hay que culpar a Gerard Piqué por el penalti? Desde mi punto de vista, no, porque la jugada era evitable desde sus inicios. Quizá Isco y Marcelo habrían batido igualmente a una defensa activa y comprometida, porque son buenísimos, pero, desde luego, si alguien aparte de Alves hubiera defendido con intensidad, Piqué no tendría que haber abandonado la marca.

Creo que la secuencia que hemos comentado contribuye a contextualizar gran parte del comportamiento errático de Dani Alves en esta y otras ligas. Se ha sido muy injusto con el brasileño: apenas se ha destacado que en el clásico estuvo excelso en los duelos individuales y extremadamente concentrado protegiendo el segundo palo. Pero Alves está solo, de una manera grosera, y está solo aún cuando sus compañeros le acompañan. Incluso cuando lo táctico funciona, el nivel individual del medio campo del Barça se muestra insuficiente para brindarle apoyo eficaz a los defensores. Veamos un ejemplo aún más revelador.

Isco - Marcelo 1

Tras una combinación de mucho nivel, Isco y Marcelo alcanzan tres cuartos de cancha en una situación bien protegida por el Barcelona. Luis Suárez ayuda a Dani Alves contra Isco mientras que Sergio Busquets y Xavi cubren a Marcelo. Isco solo tiene una opción para salir de esa encerrona: tirarle la pared a Marcelo y retroceder a campo propio para volver a iniciar la jugada. Parece difícil imaginar que Marcelo intente otra cosa encimado por dos hombres…

Isco - Marcelo 2

… pero el brasileño sabe con quién se mide. Se gira en un reverso rápido y desborda con extrema facilidad a Busquets y Xavi. La situación dentro del área, que era complicada, se vuelve desesperada. Iniesta, en la frontal, no influye sobre nadie en concreto y Piqué va a tener que abandonar su marca para impedir que Marcelo se meta hasta la cocina.

Isco - Marcelo 3

¿Cómo se ha podido transformar una situación de cuatro contra dos a favor en esta ocasión de gol inminente? Deleitémonos, de paso, con el movimiento de arrastre de Cristiano Ronaldo, que elimina a Mascherano de la jugada y limpia el camino para Benzema. Mathieu queda vendido: no puede atacar a Benzema sin desproteger el segundo palo ante James, que llega solo a zona de remate. No fue gol de pura casualidad.

Recuperemos la imagen y el espléndido análisis de Miguel Canales. Insisto en que no pretendo discutir su razonamiento -que, sin duda, contempla todo lo que yo estoy exponiendo-, sino utilizarlo para lanzar un debate que nos permita profundizar en él.

Canales imagen

En efecto, Dani Alves no encima la recepción de Marcelo. Su comportamiento, desde un punto de vista meramente individual, es inapropiado, pero parece más razonable a la luz de lo que hemos visto en las jugadas anteriores. Alves no puede confiar en que su interior le proteja en un 2 contra uno, y baila en el alambre en cada internada de Isco y Marcelo. Sabe que una decisión errónea, por nimia que sea, puede abrirle al rival todas las puertas del gol. Sabe también que Marcelo puede limpiarse a dos de sus compañeros sin sudar, con lo que se convierte prácticamente en el único defensor cualificado de todo el sector derecho. Pese a ello, cuaja un partido de alto nivel… que casi nadie le reconocerá. ¿Por qué? Porque es él quien sale en la foto, mientras que sus interiores desertan en tareas defensivas, bien por falta de calidad, bien por falta de actitud.

Otro de los que siempre sale en la foto es Gerard Piqué. El domingo leo los postpartido de los medios mayoritarios y me encuentro con que en la primera parte se le culpa por el penalti cometido, mientras que en la segunda se alaban únicamente los cortes de Mascherano. El argentino estuvo magnífico, eso es cierto, pero es Piqué quien combate, desde su inteligencia táctica, un contexto atroz que habría hecho hincar la rodilla a cualquier otro defensor.

  Pensemos la siguiente jugada como si de un problema de ajedrez se tratase.

Juegan las blancas. Marcelo conduce el balón y Benzema corre en ventaja. Mate en dos.

Marcelo - Karim vs Pique 1

No deja de maravillarme la capacidad de Piqué para medir su rango de influencia. Si observásemos la jugada completa, veríamos que Marcelo no tiene ninguna opción. Piqué mantiene la distancia de tal forma que se abre lo suficiente para ralentizar la progresión de Marcelo sin permitir un pase en profundidad a Benzema. El brasileño no tiene más remedio que seguir conduciendo el balón.

Marcelo - Karim vs Pique 2

Parece que la jugada no progresa, ¿verdad? La precisión con la que Piqué se mantiene exactamente en el vértice de un triángulo imaginario formado con sus oponentes es una exhibición de técnica defensiva tan rotunda que obliga al rival a gastar metros sin obtener ventajas. Marcelo ha tenido que llegar casi hasta la frontal para encontrarse en disposición de echársela a Benzema y, sin embargo, el perfecto posicionamiento de Piqué le exige que el pase sea milimétrico para tener éxito. Y mientras Marcelo baraja sus opciones y calcula el timing del pase, Dani Alves se le echa encima en un esfuerzo que le ha llevado a cruzar el campo desde el área contraria.

Marcelo - Karim vs Pique 3

Dani Alves ha alcanzado a Marcelo y Piqué sujeta a Benzema. El lateral blanco, presionado, termina por abrir el balón hacia el sector izquierdo, por el que llega James –fuera de la imagen-, pero Mascherano reacciona y detiene el disparo del colombiano arrojándose al suelo. Una jugada que había comenzado con ventaja clara para el Madrid se resuelve a favor del Barça gracias a la inteligencia de Piqué, la velocidad de reacción de Mascherano y el generoso esfuerzo de Dani Alves. Pero me atrevo a asegurar que Gerard Piqué es el único factor que explica que el Barça haya sobrevivido a esta y otras jugadas de igual peligro en los últimos años.

Comprobamos, en una paradoja tan simbólica como inverosímil, que el Barça soluciona con mayor facilidad situaciones desesperadas en las que se le exige una lectura sublime a sus defensores que escenarios simples en los que se solicita de los centrocampistas apenas un rendimiento moderado. Esta situación no hace más que ejemplificar una de las conclusiones más decepcionantes del ciclo post-Guardiola: el equipo convierte a algunos de los mejores defensores del mundo en eternos sospechosos, y transmite una sensación de fragilidad que un concepto de juego más acorde con el diseño de la plantilla podría solucionar. Luis Enrique tiene a su disposición la tripleta de ataque más poderosa del mundo -asumo el riesgo de la hipérbole-, y varios de los defensores más talentosos que hayan pisado el Camp Nou. Me sorprendería que, una vez superado el trámite del clásico, no tomara algún tipo de decisión en favor de ambas líneas.