Hoy os traigo un post llegado desde una casa muy cercana a esta, desde la casa de un amigo como Beltrán, es una lectura casi obligada para entender la filosofía de Pep Guardiola, que la disfruteis:

El trabajo de un entrenador es más complicado cuando mejor eres. Hay que reinventarse día a día, leer, profundizar en el juego, crear un modelo, gestionar una plantilla de calidad, pero sobre todo, cada semana juegas uno o dos partidos que son sinónimo de batalla. Ganar o perder es cuestión de detalles y el fútbol es de los jugadores, pero quien controla a estos, tiene la palabra.
Hay muchas formas de entrenar, pero cada día las hay más complejas y en el fútbol moderno, metodología y análisis del rival marcan las pautas. Además, una no existe sin la otra. Un sistema de entrenamientos que no piense en el partido que vas a jugar, no es óptimo porque no estarás preparando al equipo para la batalla.
Con todos estos pensamientos, emergió hace pocos años Guardiola, un entrenador novato y sin experiencia que llegaba a un equipo completo de estrellas. Su primera decisión fue vender a dos de sus grandes activos, Ronaldinho y Deco. En esos planes, también entraba Eto’o, que ese año no tuvo mercado. Ganarlo todo tiene mérito y mucho más de la forma que lo consiguieron pero el mito Guardiola no acaba en las victorias, ni siquiera en su apuesta por el juego bonito. El mito Guardiola empieza cuando acaba un partido.
Encuentro terminado es sinónimo de volver a empezar. Ver el partido en frío, analizar, ver al rival, volver a analizar. Ya sabes quien tienes enfrente, ahora toca plantear el partido. Muchos entrenadores dicen orgullosos que su equipo no juega en función del rival, que hay que ser uno mismo, que no cambiarán nada y que no necesitan conocer al adversario. Muchos lo dirán en serio, otros no tienen más discurso que ese por culpa de la ignorancia. Guardiola es el ejemplo de que hay muchas mentiras con muy buena prensa en el mundo del fútbol. Su equipo domina, sale a tener el balón, a mandar y a imponer su modelo de juego, pero no por eso deja de reinventarse, buscar nuevas fórmulas, no caer en la rutina y dejar de proponer variantes tácticas. Su capacidad de análisis y la facilidad con la que sus jugadores asimilan conceptos habla muy bien de la calidad de los entrenamientos del Barça.
Sobra decirlo, pero no es lo mismo jugar contra el Real Madrid que contra el Atleti y por lo tanto, no puedes jugar igual contra unos que contra otros. No hablamos de cambiar el modelo, hablamos de profundizar en él, buscar las cosas que te llevarán a la victoria en un partido determinado. De manera progresiva, el equipo de Guardiola va evolucionando, un día es 4-3-3, en el siguiente, Messi hace de delantero, ya no hay referencia fija y mejora el juego entre líneas. Si los rivales nos conocen, “oh, sorpresa”, Piqué y Puyol la piden en línea de fondo.
Contra el Copenaghe, malísimo partido, preocupante porque no parece un día puntual, pero admirable una vez más Guardiola que sorprende con un 4-4-2, Mascherano y Busy en el doble pivote, Maxwell e Iniesta en las bandas, Messi y Villa arriba, el equipo presiona más lejos de la portería rival para fabricar espacios para sus delanteros. No siempre sale bien inventar, todos recordamos la actuación de Alves de extremo en el Bernabeu, que duró 45 minutos. Pero Guardiola tiene tantas cosas que hacen grande la profesión que sería injusto no hablar sobre él. Él que siempre protege a sus jugadores, él que siempre mantiene un adecuado nivel de intensidad en los jugadores, él que siempre da la cara y él que siempre piensa antes de actuar, que piensa bien y que cuando él piensa, las cosas cambian.
El éxito no es casualidad, Ibrahimovic no sabe lo que dice, hubo grandes plantillas que no podían más que ganar un título al año. A algunas, las denominaban “galácticas”.
Hay que cosas que sólo la experiencia te da, pero además de ser coherente, hay que ser racional. Se pide a todos los entrenadores que cuando planteen un partido, lo hagan partiendo de cero, al más puro estilo método cartesiano. Analizar al rival, forma de jugar, sistema, puntos débiles, puntos fuertes… a partir de ahí, conocer a tu plantilla, saber que el mejor planteamiento es aquel en el que adaptas de forma natural a tus mejores jugadores y siempre fiel a tu modelo de juego. Pero cuidado, no confundir modelo y sistema. Nada peor que frases como “lo que funciona no lo toco”. Nadie gana siempre, no tocar no es la fórmula mágica, así que, ¿por qué no planteamos cada partido como una batalla independiente (después de previamente haber entrenado muchísimo y siempre acordes a la filosofía de juego de la plantilla) y buscamos la victoria que antes hay que visualizar?
Sinceramente, pienso en aquellos entrenadores que dedican su tiempo a entrenamientos insulsos, que juegan siempre igual y que no se paran a pensar en todo momento cada cosa, por mínima que sea. Señores, pienso luego existo. Pensando empieza todo…
Gracias, Guardiola.