La mochila de Sandro.

Un post de opinión de Rafa Cabeleira.

Cumplido el primer año de mandato y tras previo aviso, Sandro Rosell se decidió el pasado jueves, a dar una rueda de prensa como no se le recordaba. Y digo como no se le recordaba por que habló… y mucho. A pesar de que, tanto la mayor parte de la prensa y el gran público en general, se han quedado con la advertencia al Madrid, lo que me llamó poderosamente la atención, fue la parte que más afecta a los culés , la parte de andar por casa: las herencias y demás asuntos de familia…

A la herencia, Sandro le llama mochila… y no es una “mochila azul, de ojitos dormilones” como dice la canción, es una mochila que engloba la historia, el presente y el futuro de la entidad que él preside, pero que es propiedad de más de 170.000 socis, catalanes en su gran mayoría, barcelonistas todos, que depositaron sobre su espalda, dicha carga.


Dice Sandro, que la mochila pesa mucho: No se refiere a todo el metal en trofeos que trae dentro. Ni siquiera el peso de una plantilla que, de valorarse en ‘kilos’ de euros, sería impagable o al de una Masía potenciada al máximo y espléndida en su rendimiento… le pesan, según él, las deudas que su antecesor le ha dejado y por las cuales, será llevado ante la justicia en una demanda de responsabilidad civil, votada en, al menos, curiosa asamblea, a mi parecer.

Protesta Sandro de que su mochila pesa más que la de Laporta en 2003, a pesar de que, él mismo en aquellas fechas, se mostraba confiado y nada preocupado por la situación en que Gaspart y cía habían dejado el club: “…devolveremos al Barça a la primera línea  mundial: mediática, deportiva y económicamente” decía. Una deuda que suponía cerca del 40% del presupuesto no le desanimaba. Una plantilla con gente “fuera de catálogo” que diría Pardeza, tampoco. Una Masía que no brillaba ni nutría como hoy día, menos todavía.

A Sandro, le preocupa lo mucho que pesa la suya. Se queja amargamente de una deuda que alcanza, a duras penas, el 12% del presupuesto actual. Obvia, además, que esa deuda se traduce en la mejor plantilla del mundo, en la más valorada por cualquier contratante, en el reclamo perfecto para firmar grandes contratos. Se olvida Sandro, de la gran inversión realizada en la Masía y de una ‘pedrera’ capaz de nutrir tanto las necesidades deportivas del primer equipo como de nutrir las necesidades económicas del club a base de traspasos y cesiones de sus excelentes ‘productos’…. Y por supuesto, olvida esas ruedas de oro de Qatar que le ha puesto a la mochila y que hacen más fácil  de manejar que aquella ‘perroflaútica’ mochila que cargó Laporta.


En realidad, no lo olvida… pero al gradecer las cosas buenas que tiene su nueva mochila,  empequeñece al anterior presidente,  aquel al que gritaba “Laporta president, Catalunya independent” no hace tanto… pero cuya compañía tan poco debía agradar a papá Rosell y amigos.


Se acuerda en cambio, de gente como Núñez, al que reconoce la paternidad de la criatura llamada Masía por reformar y habilitar un edificio. Recuerda agradecido a Joan Gaspart, el  responsable de que la mitad del Emirates Stadium esté pagado con dinero del Barça y a Enric Reyna… sí, amigos, el mismo señor que, sobre de medidas en mano, estuvo a punto de convertirse en el Vicente Boluda del Barça.  


En cambio, no recuerda al abuelo Laureano, no respeta a  Johan, el padre verdadero y, veremos, como acaba con el hijo pródigo de la Masía, Pep Guardiola, que no olvida que, él, también viaja en la mochila que tanto agobia a su presidente… y que, el demonio que atormenta a Rosell, es el hombre que confió en él y le dio la oportunidad cuando casi todos los escribas del Reino exigían a un señor de Setúbal con muy buenas referencias.


Quizás, todo esto sea dar demasiada importancia a lo que no lo tiene y todo se reduzca más  a una clara cuestión de estilo… En la parte alta de Barcelona, siempre se ha llevado más el maletín que la mochila. Quizás ahí esté el problema de la incomodidad de Sandro.

Rafa Cabeleira.