LA PRIMERA GRAN NOCHE DE TITO

Por Morén

Hay dos circunstancias en las que visualizar el próximo partido se convierte en especialmente difícil para un entrenador: el inicio de temporada y cuando el rival estrena técnico. Por esto, tanto en el planteamiento de Mourinho como en el de Vilanova, pesará más lo propio que lo ajeno, sin dejar de lado, eso si, el pasado reciente de los duelos Barça-Madrid. Aún más complicado lo tiene el analista externo. Mourinho desconoce los planes de Tito pero sí sabe que quiere de su Madrid. Lo mismo ocurre con Vilanova. Nosotros, sin embargo, lo desconocemos prácticamente todo.

Sabemos, por ejemplo, que en el estreno liguero ambos técnicos reservaron a Piqué, Iniesta, Alexis, Khedira y Benzema. En el Madrid tampoco fue titular Marcelo, y aunque su presencia en los Juegos Olímpicos ayude, personalmente apostaría a que fue por decisión técnica. En el Barça, pues, esperamos a la pareja Puyol-Piqué ya que Benzema es de los pocos puntas en el mundo que pueden evidenciar que Mascherano no es central. En la línea de tres que Tito sitúa por delante de los centrales, sería una sorpresa mayúscula si faltase Alves, Busquets o Jordi Alba. Donde aparece la primera duda es en la posición de interior y en saber si Vilanova dará continuidad ahí a Xavi para asegurarse el control de la posesión y minimizar el riesgo de una pérdida que habilite las contras blancas, o apostará por el riesgo y la verticalidad de Cesc para intercambiar golpes con un rival que parece llegar un punto por debajo en el estado de forma.
Aunque, como en el pasado fin de semana, ambos pueden repartirse los interiores, todo parece indicar que la otra plaza de la media es para Iniesta. Como en todos los Barça-Madrid, la capacidad del manchego en el uno contra uno por el carril central, será una potencial carta ganadora en el emparejamiento con el alemán Khedira.
Ese es uno de los motivos que pueden llevar a Mourinho a modificar su esquema habitual y pasar al 4-3-3 para reforzar la media. Aunque si eso ocurre, el principal motivo será la ausencia de Pepe. El central portugués siempre ha sido la carta que Mou ha enfrentado a Messi. Ningún central en el mundo mejor para salir, seguir y anticiparse a las constantes recepciones del argentino a la espalda de mediocentros. La pareja que formó con Ramos la pasada temporada se mostró excelente en este tipo de situaciones, pero la supervivencia de Albiol ahí, ofrece algo más que dudas. Si Mourinho no quiere modificar su dibujo, puede barajar la opción de reubicar a Arbeloa como central pues el lateral tiene una capacidad de anticipación mayor, y un punto de agresividad que le resultaría muy útil en este contexto. El lateral derecho quedaría para Coentrao o -lo más probable- Lass Diarra.
Junto a Leo e Iniesta, la otra gran arma ofensiva del Barça debería ser Alexis Sánchez. El chileno fue determinante en los duelos de la pasada campaña, y su capacidad para intimidar tanto delante como detrás de la línea defensiva, un recurso interesantísimo para Vilanova. A priori partiendo desde la derecha, el extremo será el hombre que obligue a la zaga blanca a estar pendiente del espacio que dejen entre ellos y Casillas, el hombre que les impida adelantar la línea sin riesgo para juntar líneas y restarle espacio a Messi.
En el ataque del Madrid la única duda es si, en caso de optar por el 4-3-3, Mourinho sacrificará a Di María o a Özil. El argentino, en banda, será importante tanto en defensa como en ataque, con especial atención a su capacidad para forzar faltas laterales que permitan a los blancos imponer su superioridad en el juego aéreo. Özil, por su parte, es el hombre que junto a Benzema debe permitir al equipo fases de posesión, bien sea partiendo desde la mediapunta o como falso hombre de banda.
Por último, lo que será más difícil de ver aunque sería una arma poderosísima para Mourinho, es a Cristiano Ronaldo  actuando en punta. El escenario es perfecto para él con dos laterales azulgranas tan ofensivos y sumándose casi a la vez al ataque. Ronaldo encontraría espacios en los costados a los que lanzar su desmarque y arrastrar a uno de los centrales del Barça, separando a la pareja que presente Vilanova y permitiendo, así, la llegada en superioridad de los hombres de segunda línea.