El Coliseum es un campo frío, pero muy difícil. Los visitantes saben que para poder puntuar aquí han de realizar un partido de paciencia, de desgaste y muy laborioso. A las características del propio Getafe hay que añadir las dimensiones del recinto, los cuales, como también ocurre en el Madrigal, mediatizan mucho el encuentro. A esto hay que añadir las circunstancias presentes en esta jornada, postjornada de selecciones y predebut en la Champions.
Esta es la situación que se encontró el F.C. Barcelona de Tito Vilanova, quien para solucionar los problemas que se le planteaban en el partido, apostó por dos soluciones bastante sencillas: la primera, para prevenir el virús FIFA, nada mejor que dejar a los afectados en cuarentena; la segunda, en clave táctica, fue repetir el libreto que de momento está llevando casi inalterablemente: extremos abiertos y fijos y el doble pivote en la salida de balón. Sobre la disposición táctica de los hombres de banda apenas hay que profundizar nada. Tito lo considera la opción mas sencilla para generar ventajas por dentro, y aunque en otras situaciones no tenía demasiado recorrido siendo incluso un problema para jugadores clave, hoy con Pedro y Tello en el campo, y Deulofeu en el banquillo si que tenía mucho mas sentido.
La segunda clave táctica si que tiene más que desgranar. El doble pivote formado por Xavi y Busquets, donde el primero es clave en la salida hasta el punto de muchas veces retrasar y centrar su posición, hoy sufrió variaciones. Para empezar, no fue el doble pivote original, sino que se empezó con el debutante Thiago y Busquets para liberar a Xavi que actuaba por delante. La situación no duró demasiado, volviendo a la pareja ya conocida y Thiago por delante y escorado a la izquierda, pero con mucha fluidez. Tanta, que por momentos recordaba al ya antiguo 1+2 en el centro del campo: cuando Xavi se colocaba en posición de creación, Busquets daba un paso al frente situándose por delante de él y escorado a la derecha, creando una línea de pase fácil. Cuando era Thiago el que también bajaba a la base, Busquets hacía lo mismo en la izquierda y el de Terrassa se situaba cerca del poseedor del balón para darle mucho dinamismo. A esto hay que sumar que Cesc jugó de falso 9 y nunca de 9. En ningún momento fue referencia última ni gestor en la frontal, pero siempre actuó en una posición flotante que permitía muchísima continuidad de la jugada y sensación de control.
Este movimiento fue muy efectista. El Barcelona, apoyado en un gran Xavi que ejecutaba el movimiento con fluidez, daba siempre la sensación de estar “líquido”. La realidad no era tal, a pesar de si ser superior. Además ayudó el Getafe, quien no planteó el partido en fase defensiva con el máximo acierto. A decir verdad tampoco lo hizo el año pasado aunque le resultó mejor. Volvió a plantear un partido en repliegue, sin buscar al Barça arriba, pero al contrario que el año pasado, con las líneas bastante anchas para cubrir todo el campo que el conjunto catalán ocupaba. El resultado fue que los culés se encontraron con mucho espacio entre líneas para tocar combinar y dominar desde el acierto técnico.
Este establecimiento en ¾ permitió que el Barça viviera en una continua fase zonal, donde como era esperado, los laterales también se establecían en campo contrario, obligando al retorno de los interiores azulones con ellos. Como era esperable, la mejor defensa del Barça era el ataque, ya que el Getafe, a pesar de este repliegue y este esfuerzo de los interiores, conseguía crear sensación de peligro en transición ofensiva. Parece que esta será la penitencia del conjunto de Tito este año.
La segunda parte el escenario fue otro. El Barça efectista de la primera parte se convirtió en efectivo. Fútbol control, asegurando la posesión y la posición tras pérdida y la entrada de Messi explican este nuevo escenario. El Getafe, que había salido en la reanudación con mas mordiente, mas vertical, y lo que es mas importante, mas adelantado, pronto volvió a quedar diluido por un Barça con mucho oficio, que consiguió 3 puntos muy importantes donde el año pasado empezó a perder la Liga. 3 puntos y a Thiago y Cesc, que en este punto de la temporada, es incluso más importante.