Por Morén.

En la semana del Barça-Spartak de Moscú que inaugurará el curso europeo de los azulgranas, los análisis del rival del Barça seguramente hablarán de la verticalidad de Mc Geady, la solvencia del triángulo Pareja-Suchy-Carioca, de lo incisivo de la pareja atacante formada por Ari y Emenike, o de las soluciones que ofrece el español Jurado. Y serán correctos. El protagonista de éste artículo, difícilmente tendrá un papel importante en el partido del miércoles. De hecho, no sería para nada sorprendente que no disputara ni un sólo minuto frente a los de Vilanova. Sin embargo, tarde o temprano, hablar del Spartak de Moscú será hablar de Jano Ananidze. Quizá el momento llegue cuando rusos y catalanes se vuelvan a ver las caras en el Luzhnikí. O quizá debamos esperar a la próxima temporada, o quizá más.



Jano nació en el 92, el mes que viene cumplirá los 20. Su carrera se inició en el Dinamo Tiblisi de su Georgia natal, y tras dos años en Ucrania, en 2009 recaló en las categorías inferiores del Spartak de Moscú. Ese mismo año debutó en el primer equipo de la mano del tándem que formaban en el banquillo dos conocidos del fútbol español como Valery Karpin e Igor Lediakhov. Anandize sólo tenía 16 años. Ahora, dirigido por otro ex de la Liga y con el Spartak asomándose al escaparate de la Champions, Europa espera el momento de Ananidze.
Por el momento, eso sí, su papel en su equipo no es ni mucho menos protagonista. Habitual del banquillo, su rol acostumbra a ser el de revulsivo y su utilización no se circunscribe a un contexto pensado para sacar su máximo potencial. Todavía no es «su equipo», pero si las cosas se hacen bien en la capital rusa, lo será. Veremos como cuida Emery a la perla de su heterogénea plantilla.
De entrada, en el 1-4-4-2 que viene utilizando el técnico, Jano acostumbra a entrar en una de las dos bandas, que hoy por hoy son propiedad de Bilyaletdinov y del irlandés Mc Geady. Además acaba de llegar Jurado. Ananidze no tiene, ni mucho menos, el camino despejado. Aunque jugar en en costado no le impide demostrar su enorme talento y apostar siempre algo al equipo, sus características no son las de un jugador de banda. Jano es un futbolista que necesita la panorámica, para dar rienda suelta a su portentosa visión de juego y para saciar su deseo de entrar en contacto con el balón. Por eso, la mejor versión de Ananidze se ve cuando el equipo adopta el 1-4-2-3-1 como esquema y puede situarse por detrás del punta.
Jano, hoy por hoy, es mediapunta, aunque sólo el tiempo dirá si su extraordinario juego por detrás del balón hace que evolucione a algo más parecido a un interior. En este sentido, sorprende su tendencia a entrar en contacte con el balón desde muy atrás. Es un activo importantísimo en la salida y no es extraño verlo recibir en posiciones más retrasadas que el lateral de su equipo cuando tiene que jugar en banda. Sin duda, esa libertad para, aún partiendo de la banda, poder abarcar cualquier zona del campo es un acierto del ex entrenador valencianista.
Entrar en contacto con el balón desde tan atrás, permite a Ananidze encarar la jugada de cara, una situación en la que su visión y técnica a menudo resulta decisiva. Diestro aunque con un buen dominio de su pierna mala, Jano es especialista en el último pase, en ver el hueco que nadie más ve y hacer pasar el balón por ahí. Toca rápido, genera líneas de pase tanto por delante como por detrás del balón y además sus actuaciones en banda le han permitido potenciar el recurso del regate.
Activa la salida, asume un papel protagonista en la gestación de la jugada, asiste en zona de tres cuartos…y además llega. No es un goleador, ni un centrocampista box to box especialista en pisar zona de remate entrando desde segunda línea, pero su implicación con el juego provoca no pocas situaciones en las que pisa zona de finalización. Llegado a este punto, no es ni un especialista en la materia ni posee un olfato especialmente desarrollado, pero su excelencia técnica y las gotas de magia que tienen los futbolistas diferentes, le permiten contar con un ramillete de recursos más que interesante a la hora de definir.
Este es Jano Ananidze, la prueba de que la importadora liga rusa también puede desarrollar a sus propios talentos. Todavía joven, secundario e indefinido, pero con todo en sus manos para impactar al mundo cuando llegue la hora. Toca sentarse y esperar. Será importante.