EL NUEVO SEVILLA DE MICHEL

Presagiar un Sevilla invicto con 11 puntos sobre 15 posibles se hacía difícil en estos momentos. El final del pasado campeonato y el verano han sido complicados en la acera rojiblanca de la capital de Andalucía, donde la tensión social se ha disparado con un enfrentamiento frontal entre los ultras sevillistas y directiva y los resultados dejaron a los de Nervión fuera de Europa tras muchos años de visita al viejo continente. Esos mismos resultados que fueron esquivos, de forma merecida, han sido un bálsamo en el arranque del campeonato para que los aficionados vuelvan a engancharse a su equipo y quieran dejar atrás todo tipo de polémicas.
El Ramón Sánchez-Pizjuán se transmutaba en la era de las “Cinco Copas” en un fortín casi inexpugnable. La visita de los equipos nobles de la Liga española se convertía en una fiesta donde el local, por regla general, era capaz de sacar los colores a cualquier rival. Aquello tuvo un punto de inflexión, la trágica pérdida de la “Zurda de Diamantes”, Antonio Puerta. A ello se unió la espantada en el comienzo de temporada de Juande Ramos. Desde ese momento se ha ido produciendo un retroceso paulatino en la competitividad del Sevilla F.C, cuya directiva ha buscado paliar por diferentes caminos.
Manolo Jiménez, Antonio Álvarez, Gregorio Manzano y Marcelino García Toral fueron abandonando Sevilla, dejando detrás de sí una estela de críticas y regusto amargo. Cesados en su mayor parte, salvo Manzano, salían de Nervión con más pena que gloria. Michel se convertía en el 5ª en la alternativa al banquillo sevillista en la búsqueda de una competitividad que devolviera la estabilidad perdida tras la marcha de Juande. Sólo Manolo Jiménez tuvo un recorrido medio, aunque su trabajo siempre estuvo jalonado por las críticas. Sevilla se había convertido en una plaza difícil para sus entrenadores, sobre todo por las exigencias de la directiva y su expresión pública. Mantener ese nivel se hace complicado e incitar a tu afición a que te exija resultados generalmente es contraproducente en clubs que no tienen el poder económico para mantener estrellas y completar plantillas.
En estos momentos parece que las aguas vuelven a bajar más tranquilas. Las expectativas en el actual entrenador no eran altas, pero Michel ha sabido dar un giro de tuerca a un comienzo no brillante desde unas ideas que ha tenido que modificar. José Miguel González es un entrenador de verbo fácil, presencia aseada y que te gana en la dialéctica. Llegó con unos predicamentos, 4-3-3 como sistema, el balón como arma principal, el juego elaborado como credo y se encontró, tras unos experimentos iniciales, que aquello no casaba ni con su plantilla ni con la idiosincrasia del lugar. Tuvo que volver a los “orígenes”, bandas abiertas, doble pivote y un delantero apoyado por un segundo punta, 4-4-1-1 como sistema y equipo más reactivo que activo.

El pasado Verano, la dirección deportiva le colmaba la plantilla con una gran cantidad de mediocampistas. Monchi decía que era la planificación de una temporada con mayor dialogo y compenetración con un técnico que había realizado nunca. De esta manera se ponían a la disposición de Michel jugadores como Maduro, Kondogbia y Javi Hervás para completar una nómina de siete futbolistas, junto a los ya presentes Medel, Rakitic, Trochowski y Campaña, para los tres puestos de su mediocampo. Tres semanas, con una victoria y dos empates, ha durado su “Credo”.
Esto habla de la inteligencia de un entrenador, saber adaptarse a la situación competitiva y a la realidad de tu plantilla generalmente conduce a mejorar las prestaciones y el rendimiento de un equipo. Desde ahí parece que se empieza a vislumbrar un once tipo, un estilo de juego reconocible y una competitividad que trata de aflorar. Todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero las dos últimas victorias han mostrado que el camino, en este caso alternativo, elegido puede ser el correcto y el válido dada la realidad de la plantilla sevillista.
Michel se ha blindado con un doble pivote de metal que deja atrás a los interiores de creación en el mediocampo. EL principal error que se le puede achacar al técnico madrileño es su insistencia en algo que no dejaba visos de ser productivo, como era la presencia de Rakitic-Trochowski en posiciones de generación. Ambos son jugadores de zona final del campo, mediapuntas con tendencia a la conducción, llegada y disparo de media distancia y que se manejan mucho mejor en el desplazamiento largo que en un rango de pases medio-corto. No están dotados para la recepción, el giro, la asociación y el apoyo permanente y, encima, su rendimiento defensivo se diluye cuanto más cerca de la portería se encuentran. Jugadores de alma ofensiva, pegada, poca distracción y mucha verticalidad, que prefieren la presión al repliegue y ver la portería rival más cerca de su cara que la propia de su trasero.
El gran primer paso que puede haber dado Michel es entender que el rendimiento de estos dos jugadores, de buen nivel, se encuentra en zona de ¾ rival y no propia. La liberación de la pareja ex Budensliga ha llevado condicionado el armamento de un cinturón de seguridad por detrás de ellos. Maduro-Medel se complementan para barrer la espalda de un Rakitic muy liberado en la media punta. El Chileno nos deja ver una imagen más completa y real de su fútbol, su ubicación es más productiva y se asocia a las necesidades de apoyo que requiera en cada momento el equipo. Medel gana en recorrido con la presencia de Maduro, y su futbol se hace más visible y genera más réditos. “El Pitbull” es un hombre de dinamismo, gran recorrido y presencia activa sobre el balón. Presiona fuerte, apoya lateralmente llevando a cabo permutas, ayudas y coberturas y en ataque mira la frontal de área rival, algo insólito casi hasta ahora en Sevilla. Para ello se aprovecha de su desplazamiento lateral para proyectar el juego a bandas y de su disparo de media distancia.  
Maduro es la pieza que termina de encajar el puzle. Juega de cinco, pierde poco la posición, protege la frontal del área, hace algo de ayuda lateral, pero sobre todo sostiene la libertad de sus compañeros en mediocampo y sujeta a sus centrales para evitar que tengan que salir como apaga fuegos en zonas intermedias. Barre por delante de los defensas y tiene un primer toque aseado. Eso hace que Rakitic-Medel-Trochowski puedan desarrollar su juego 15-20 metros hacia delante de donde venían haciéndolo hasta ahora. Y ahí su rendimiento se dispara porque se sienten cómodos, viven en su hábitat.
Finalmente es la pareja Navas-Cicinho la que termina de dar sentido a todo. Zipi y Zape, corren sin parar. Nunca paran, golpean una y otra vez. Su presencia menuda esconde un físico superlativo, velocidad y resistencia para llevar a cabo esfuerzos muy largos mantenidos en el tiempo. Martillean una vez, otra, otra. El fútbol del Sevilla “se gesta” en zona central-izquierda y se culmina en el carril derecho. El entendimiento de la pareja es total, se desdoblan de maravilla, siempre van unidos y convierten el perfil izquierdo rival en un coladero partido tras partido.
Atrás el Sevilla es sobrio y solidario, al menos estas dos últimas semanas donde se ha modificado sistema y modelo de juego. El defensa más blando es Botia, debe crecer. Pero cumple momentáneamente. Spahic parece renacido, recuerda al gran central de Montpellier, y Fernando Navarro va a lo suyo, salida aseada, agresividad en la anticipación y recuperación de posición si se ve desbordado. Trochowski ayuda a que la banda zurda del Sevilla sea consistente. Quizás el perfil débil sea el diestro, por tipología de jugadores y porque Michel ha dado cierta libertad en el repliegue a Navas para que sea el lanzador de la transición defensa-ataque.
El equipo ha aumentado su nivel de intensidad defensivo, presiona más y mejor, de manera más solidario, está más junto y tiene un equilibrador “fantasma”, Maduro. Eso se traduce en sólo dos goles encajados en 5 partidos. El problema está en la “pegada”. Este Sevilla necesita la mejor versión de Negredo, pero el vallecano vive en un mundo casi paralelo. Si por detrás de él todo es intensidad, agresividad, velocidad, transición, robo, solidaridad e implicación, él no muestra estas características. Se le ve desenchufado. Ayuda a que esto ocurra la ausencia de competencia en el puesto. El senegalés Babá ha demostrado ser un jugador de desmarque de ruptura, remate y definición. Controles no muy buenos le aíslan de la continuación del juego y el apoyo. Es un ejecutor. Pero Michel quiere más, necesita un punta completo, que juegue de espaldas, buen desplazamiento largo y agresividad ofensiva. Negredo encaja en el perfil, pero Álvaro no está en el mejor momento.
Agresividad, solidaridad, robo y transición ofensiva, profundidad en banda derecha. Estas son las armas de un Sevilla que parece querer convertirse en duro y competitivo. Para ello le hace falta gol, un bien algo escaso. A Negredo Michel le debe pedir 20-25 goles esta temporada, por detrás de él no aparece un goleador complementario-más allá de un Manu del Moral que parece apartado de la titularidad-. El resto de compañeros deben subir sus registros, es obligatorio para este Sevilla de un solo punta que Rakitic-Navas-Trochoswski- la segunda línea del acorazado- intimiden y sumen otros 20-25 goles. Tarea difícil. Ahí está el trabajo de Michel. Dar gol a un equipo que no lo tiene porque los resultados legitiman todo y para ello hace falta marcar.
6 goles en 5 partidos dejan a las claras donde está el principal problema sevillista.