VAN GAAL, EL GANADOR INCOMPRENDIDO

Louis Van Gaal (8 de Agosto de 1951, Amsterdam) es el actual entrenador de Holanda, la pregunta es ¿hasta cuándo?

Y es que, si el seleccionador holandés se ha caracterizado por algo en su carrera, es por estar en el lugar apropiado en el momento equivocado, sobre todo desde que entramos en este Siglo XXI.

Ahora mismo, hasta podría resultar extraño para algunos saber que Louis antes de entrenador fue jugador y no precisamente malo. En los años 70 jugó con cierto éxito en varios equipos de la primera división holandesa como el Ajax (el mismísimo Johan Cruyff, con el que se volvería a cruzar en el “entorno blaugrana”, le cerró el paso del primer equipo), el Stormvogels Telstar y el Sparta de Rotterdam, así como en el Royal Antwerp de la liga belga. Pero intentaremos desmitificar esa supuesta lejanía con el pensamiento del jugador de fútbol, que le acompaña, cual leyenda urbana, sobre todo tras su paso por nuestra liga. 
Tras un lapsus de tiempo de 9 años en los que ejerció como profesor de educación física, que suponemos le serviría para formarse en valores didácticos y pedagógicos, comienza sus etapa como entrenador en los años 90, con varias temporadas muy exitosas, aunque quizá nunca del todo comprendidas o al menos suficientemente valoradas.
Tras comenzar su carrera como entrenador en el AZ Alkmar, dio el salto al equipo santo y seña de la Eredivise, el Ajax de Amsterdam, con el que consiguió ser la sensación de la Europa futbolística a mediados de los noventa.
Primero conquistando consecutivamente 3 ligas de su país, para después hacer lo propio con la ansiada Copa de Europa frente al todopoderoso Milan de Berlusconi en el 95 y volver a intentarlo en el 96 esta vez cayendo por penaltis en la final ante el otro ogro del Calcio, la Juventus de Turin.
Aquella jovencísima generación del Ajax, con jugadores como Seedorf y Kluivert a la cabeza, ya estaría eternamente ligada a él. Tanto fue así, que muchos le acompañaron en su aventura española e incluso, una vez estos se han retirado del fútbol activo, forman o han formado parte de su equipo técnico, como en la actualidad Patrick Kluivert, su ayudante en la Orange.
En el 97 empezaría su exitosa carrera en Barcelona. No cabe duda de la conexión existente, desde la época del Rinus Michels entrenador y el Cruyff jugador, entre Holanda y Barça. Una conexión que en el caso del entrenador holandés que nos ocupa, fue bastante mal entendida e incluso manipulada en su contra.
Dudas, muchas dudas y siempre en tela de juicio cada jugador holandés que aterrizaba en Barcelona por aquella época. Cosa extraña cuando los hermanos De Boer, Patrick Kluivert, Cocu o el mismo Overmars, maltratado por las lesiones, eran jugadores de una calidad contrastada, pero que quizá fueron parodiados por otros jugadores de un talento ciertamente más dudoso como Zenden o Bogarde, sobre todo este último cercano al esperpento estético en el Camp Nou.
Frialdad, quizá es la palabra con la que se intentó definir sus etapas en can Barça, y dicha frialdad probablemente fiel reflejo de su tremenda profesionalidad, fue extrapolada a “sus fichajes”, batalla perdida como se demostró con el tiempo.
Sin embargo el fútbol practicado por el primer Barça de Van Gaal fue de una calidad extrema y de una originalidad muy atractiva para el enamorado del deporte rey. 
Si hay ciento ochenta minutos que ejemplifican lo que fue el modelo implantado por Van Gaal en el Barça, con todos sus pros y sus contras es la eliminatoria contra el Chelsea en cuartos de final del año 2000, con aquella remontada espectacular del 3-1 con el que se venía de Stamford Bridge, regalándonos una de las noches más mágicas que se recuerdan en el Camp Nou.

Sus triangulaciones, su defensa de 3, sus extremos bien abiertos, la capacidad asociativa y de juego posicional del equipo, daban lugar a verdaderas exhibiciones donde el único “defecto” del que se le tachaba al equipo, era el de tener una “imaginación artificial” dado que estaba acotada por los parámetros tácticos, supuestamente poco flexibles, de su entrenador.
Tenía dos sistemas principales que fue combinando a lo largo del tiempo, sus variaciones entre un 4-3-3 y el famoso 3-4-3 que con la implantación de Pep ha estado tan de moda este año y su 2-3-2-3. Búsqueda de triángulos, líneas de pase, esa era su pequeña búsqueda del grial. Y en defensa ya fue el precursor de la presión tras pérdida seguida de repliegue y juntar líneas. Un verdadero visionario.

Van Gaal nunca se entendió con la prensa, cuando ésta y la comunicación en general, forman parte activa del camino que lleva al éxito o al fracaso de un proyecto deportivo.

Sus éxitos eran continuamente minimizados y sus fracasos exaltados hasta límites extremos. El holandés nunca comprendió al famoso entorno, precisamente tan especial en un club como el Barça y no sólo no supo hacer uso de él, sino que fue una rémora continua para sus intereses. Su rueda de prensa de despedida deja una frase para el recuerdo: “Ya me voy, felicidades, lo habéis conseguido”
Y argumentos para ganarse a dicho entorno los tenía, vaya si los tenía. Ese Barça que gana Liga y Copa en el 98, 39 años después del último doblete, es uno de los equipos que mejor y más atractivo fútbol ha desarrollado en el Camp Nou. Daría una vuelta de tuerca más al año siguiente al contratar los servicios de los hermanos De Boer, Cocu y Kluivert para hacerse de forma relativamente sencilla con la Liga, después de una segunda vuelta de ensueño. Pero volviendo a “fracasar” en la competición para la que se le había fichado, la ansiada Copa de Europa. Donde su mejor actuación sería en su tercer año, llegando a las semifinales frente al Valencia que caricaturizó al Barça y por ende a Van Gaal en aquel enfrentamiento.
Tampoco supo hacer uso de un hecho irrefutable y de gran valía en la filosofía actual del Barça; para el holandés la cantera tenía una importancia extrema en la composición y futuro del primer equipo. De hecho varios jugadores que debutaron con él, tendrían un peso específico importante en el FC Barcelona hasta incluso llegar a nuestros días. En su primera etapa los debuts principales fueron los de Puyol, del que el holandés decía no haber visto nunca a un jugador con más ganas de jugar a este deporte, y el de Xavi Hernández . Y en su segunda etapa debutarían para quedarse en el primer equipo Víctor Valdés e Andrés Iniesta. No en vano, y aunque quizá no sea esa la imagen que ha llegado a nuestros días, entendió muy bien lo que representaba el Barça y uno de sus sueños era que el equipo estuviera formado por una columna vertebral de 7 u 8 canteranos apuntalados por superclases mundiales. Hasta hace bien poco ese sueño, su sueño , no se ha hecho realidad. Y sin embargo el mensaje que ha calado a lo largo del tiempo es que era capaz de sacrificar y vender cualquier promesa de la cantera y sustituirlo por cualquiera de los «holandeses» (podríamos incluir a Litmanen en ese club) de dudosa calidad pero siempre de su confianza.
Su peso en la historia azulgrana es pues evidente, y no para ahí, el mismísimo Guardiola ha reconocido que es uno de los entrenadores que más le han marcado conceptualmente en su carrera y desde luego fue uno de los primeros entrenadores de los que bebió Mourinho, luego quizá sea el principal denominador común de ambos. Un entrenador moderno con todas las letras capaz de comprender y transmitir que “La cabeza es mucho más importante que el físico. Si pierdes es por tu predisposición mental, no por las piernas. Si un jugador se lesiona es porque algo no marcha bien en su cabeza”.
Por otro lado, además de su evidente fracaso con los medios de comunicación hasta el punto de resultar parodiado por los mismos, estuvo el fracaso con las grandes estrellas del equipo, un no saber usarlos ni aprovechar su fútbol y por el contrario encorsetarlos. Sus víctimas fueron, cada una en una etapa distinta, Rivaldo y Riquelme, dos jugadores diferentes, diferenciales… y que ambos acabarían (no) jugando en ese posición de falso extremo de su 3-4-3. La cercanía de la línea de cal, el juego posicional, un entrenador que no les entendía y el uso que hicieron de ellos el entorno como “arma arrojadiza”, acabo enfrentándoles al holandés.
Su segunda etapa blaugrana, ya en el año 2002, nunca debería haberse producido. Una vuelta a un club convulso, “comandado” por un aficionado agitado como era Joan Gaspart. El proyecto como tal no existía, desde la base era incomprensible juntar jugadores como Juan Román o Gaizka Mendieta, a los cuales Van Gaal nunca entendió, ni supo adecuar a su personal e inamovible esquema para potenciar su rendimiento.
En definitiva, Louis Van Gaal, un entrenador y una persona especial que vive y morirá con sus ideas, y que ahora se enfrenta a un reto tan atractivo como difícil, tiene la segunda oportunidad de reflotar la historia de lo que un día fue “la naranja mecánica”.
Gran apuesta, en un momento complicado…