Josep Guardiola i Sala, el Noi de Santpedor, el Filósofo, o simplemente El Pep, ha sido el mejor entrenador de la historia del FC Barcelona. Tela.

Estos días previos al clásico deambula por tierras norteamericanas con su familia, da conferencias, graba vídeos en favor de sus ideas políticas y departe con Olazabal sobre como sentar a tal o cual jugador, de como motivar a este, al otro o al de más allá. Dice quererse apartar del mundanal ruido, de todo lo que le forzó a marcharse y a dejar melancolía tras sus pasos, al Barcelona entero a las puertas del Hades. Pero Guardiola es ya un personaje universal y no se puede escapar del fútbol, para bien o para mal, el mundo no lo quiere así.

Tal es la situación que tanto paseando por Broadway o por medio de la Barceloneta, si uno se detiene a escuchar con cierto ahínco puede oir a lo lejos:

¡Osti tu! ¿Y qué crees que haría el Pep el Domingo?

Pues para eso estamos nosotros aquí, para hacer un poquito de fútbol ficción e intentar responder a una pregunta que se volverá recurrente con el tiempo, y que será prácticamente imposible responder sin emplear idealismos y alabanzas mientras nos llenamos la mente de buenos recuerdos.

Lo primero que viene a la cabeza de uno es la senyera que vestirá al Camp Nou el Domingo, el asunto de la independencia Catalana. Pep siempre fue un hombre de pueblo, desde bien joven sintió muy suyos a Catalunya y a los catalanes. Seguramente estas últimas semanas no se habría posicionado tan claramente como lo hace desde fuera del club, pero algo habría dicho… Se vendría de ganar partidos, de una buena racha, de días soleados. Y estaría simpático, bromista, como era él en las ruedas de prensa cuando estaba de buenas.

Sinceramente, no creo que utilizase este asunto para buscar una motivación extra para sus jugadores. Claro está, que dos palabras suyas bastarían para convertir el partido en un España vs Catalunya, para convertir el Estadi en caldo de cultivo para gritos e injurias hacia esos hombres que unos metros mas abajo vestírían de blanco. Pero él sentía (y siente) demasiado, tanto al Barça como a Catalunya, como para aprovecharse de ellos en su beneficio (y además siente también, un gran respeto por el Real Madrid). Siempre decía que Rexach le dijo una vez: 

«Pep, tu cuando dudes, piensa en que es lo mejor para el club, y así siempre acertarás» 


Y durante cuatro años, con mayor o menor éxito, cumplió a rajatabla esta máxima.

Pero entremos en el terreno de lo mundano, de lo táctico y lo fútbolístico, del entretenimiento evasivo número uno para el común de los mortales, Pep seguía varios preceptos asimilados hasta la médula en sus charlas con Sacchi, con Bielsa y con Menotti. De los cuales los mas importantes son los que siguen.

 – Ante todo buscar la amplitud y la superioridad en el medio.

He aquí el primer precepto del Guardiolismo, la base táctica de una realidad conmocionadora para el fútbol mundial. El argumento que acabó llevando al Barça a jugar primero sin delantero y finalmente con tan solo dos o tres defensas, en una vorágine que acabó escapando de todo control. La lógica del argumento es clara, amplitud para tener espacios por dentro, superioridad por dentro para dominar. Dominar para ganar.

En la mayoría de equipos de Guardiola la amplitud se conseguía mediante un desborde continuo de los laterales sumados al efecto aglutinador de un extremo en banda contraria. La superioridad por dentro, es por todos conocida. Primero con 3 centrocampistas, que luego fueron 4 cuando Piqué empezó a convertirse en aquel alemán, 5 cuando Iniesta empezó a saludar desde el extremo, y que finalmente fueron 6 cuando Messi decidió bajar desde el olimpo para impartir lecciones a los mediocentros de medio mundo.


¡Incluso llegó a renunciar a los laterales con tal de no perder esta superioridad! !Tres defensas¡ lo que fuera por atacar mejor. 



– Cantera

Josep se hizo en la Masía, recogió pelotas, conoció a sus ídolos, acudió al Gamper con su padre y luego con sus hijos, jugó en el Barça, lo ganó todo. Y cuando parecía que todo estaba hecho, el destino decidió que el Barcelonismo era Él. Y él lo sabía. La responsabilidad pesaba en su mochila, sabía que la cantera era desde hacía unos cuantos años la seña de identidad del equipo, sabía que este era un sitio especial, donde cierta cantidad de gente prefería arriesgarse a perder con gente de casa a ganar con gente de fuera.

Si, sabéis perfectamente por donde voy: Pep el Domingo jugaría con Bartra, y quien sabe si también con Tello. En definitiva jugaría con Alvés y Alba constantemente arriba. Eligiría como titular a Villa, Pedro, Alexis o Tello, independientemente de su carrera, sus titulos o de los millones que hubiese costado, elegiría al que en mejor forma estuviese.
Se habría martirizado viendo videos en su sótano, leyendo artículos, estudiando los informes de sus técnicos y ayudantes para poder solucionar ese problema insalvable que se avistaba a lo lejos, la demoníaca presión en campo rival con la que últimamente le azotaba Mourinho desde el centro de la meseta. Luego planearía algún mecanismo nuevo, seguiría intentando descubrir si realmente Pepe tiene espacio a su espalda o si eso es solo una leyenda…

¡Pero maqui! ¡Me has contao poco menos que la vida del Pep, pero no me has dicho si jugaría con cuadrao, con circulito o rombo! ¡Con Cesc o Iniesta! ¡Con Alexis o Villa!

Queridos amics, lo que es seguro es que Pep jugaría con todo el Barcelonismo detrás, y eso de por si ya es mucho.