Por Oscar, Papito

El estadio de Vallecas no es un campo que se le de especialemente bien al Barça si exceptuamos el baño del pasado curso. Es la típica salida donde un equipo que no sale concentrado al terreno de juego recibe un gol tempranero que luego cuesta remontar. No fue el caso. Si algo ha demostrado este equipo es que vuelve a tener hambre de títulos, la intensidad está garantizada. Y dentro de los ventidos jugadores que conforman la plantilla, hay uno cuyo segundo apellido es precisamente ese, intensidad.

Clásico 4-3-3, pero algo asimétrico en las puntas con Villa buscando la diagonal y Pedro combinando apoyo con ruptura. Messi ejerciendo de Leo, pero menos.

Con la sorpresa, que ya alguna vez hemos apuntado aquí como posibilidad, de Song como mediocentro y Busi de central. De esta forma se intenta mejorar en salida de balón, así como buscar el dominio en el rechace en la zona de tres cuartos, ante la posibilidad de juego directo del Rayo.

Y aunque algunos lo deseábamos con todas nuestras fuerzas, no fue Bartra el elegido para el eje de la defensa, sino una vez más ese “chico para todo” que es Adriano. Por lo que, de nuevo, dos centrales que no son tales, pero que aportan cierta salida de balón y velocidad, respectivamente.
Hoy descansaba Iniesta y eso implicaba la alineación de dos interiores supuestamente “incompatibles”. Uno dibujando la pausa y otro la aceleración, y sobre todo el de Tarrasa imponiendo su ascendencia sobre el de Arenys. Nada más lejos de la realidad, hoy Cesc, sin pesar tanto en todas las líneas como hizo en La Coruña, nos ha bridado un muy buen partido, la velocidad e intensidad imprimida al choque invitaba a ello. Por otro lado la falta de elaboración de ciertas jugadas, implicaba que ambos interiores no tuvieran el protagonismo que caracteriza al fútbol del Barça, sobre todo en la primera parte, y Song tiene algo de culpa en ello…
Alex no es un mal jugador, simplemente juega a otra cosa, y eso en un MC, una de las posiciones que conforman más claramente la personalidad de un equipo, se nota.
Las dimensiones tan reducidas del terreno de juego animaban a la presión alta por parte de ambos equipos, con el consiguiente peligro en las recuperaciones y el abuso del fútbol directo sobre todo por parte del menos acostumbrado, el Barça.
Pero es que además estas medidas tan especiales del Estadio de Vallecas implican otro detalle determinante en el partido; cada habilidad en el gesto técnico podía determinar en si mismo una jugada de gol; un túnel de Montoya, un control orientado de Xavi, un pase al hueco de Cesc, cualquier giro de Messi y esta noche sobre todo, las diagonales de Villa. Hoy David era eso, su mejor versión; diagonal, área, gol. Y así llegó el primero, como todos podíamos prever desde el minuto uno.
El Rayo dependía mucho de Javi Fuego en la base y el Chori más arriba, aunque la poca elaboración del juego rayista al final otorgaban el protagonismo a los puntas, sin demasiado éxito. 
Y por supuesto, como se esperaba, dependía de sus líneas adelantadas y su presión alta. El plan no era malo, pero como indicamos, tenía sus riesgos; unas espaldas en la diagonal complicadas de defender.
Otro que debería empezar a pensar en activarse es Alves, en Montoya hay lateral de mucha, mucha calidad. Se habla mucho del manejo que está haciendo Tito de un jugador como Bartra, pero no de cómo se está manejando el caso Montoya. Por algo será…
Capítulo a parte merece Cesc Fàbregas. Se está reencontrando, ya no es ese nueve que “rellenaba espacio arriba”. Es interior. Con mayúsculas, vuelve a creer en su fútbol, se le nota en el gesto, la convicción, cuando juega el balón y cuando busca la recuperación. Hoy no ha esperado a que sea Xavi quien lleve el ritmo, la manija, hoy su personalidad ha planeado por el barrio de Vallecas hasta caracterizar todo el choque. El 4 demanda protagonismo y Tito se lo está dando, y hasta se intuye que el propio Xavi está entregando poco a poco, pero sin pausa, sus galones. Veremos como evoluciona esta transición que sin duda será el termómetro que marcará el devenir del equipo no solo los próximos meses, sino los años venideros.
Por tener, hemos tenido hasta la parada salvadora de Valdés, algo que ya echábamos en falta, pero que permitió que el Rayo no entrara en el partido, al menos en cuanto a resultado. Es muy importante que el cacerbero recupere su confianza, aunque hoy volviera a abusar de los balones en largo y el juego directo, probablemente por indicaciones desde el banquillo.
El Rayo acabo la última media hora con defensa de tres, volvió el Jémez más temerario… le podía haber salido cara, pero le salió cruz básicamente porque aunque a veces nos olvidemos, tenemos la suerte de ser testigos del mejor jugador de la historia de este deporte.  Y así el partido que en el minuto uno pintaba a cara de perro, acabó en goleada.
Este equipo sigue creciendo, en modo Tito pero hacia arriba, mejorando detalles y adquiriendo una personalidad propia que veremos donde nos lleva. Un recorrido divergente al Barça de Pep, algo que a muchos nos cuesta olvidar, pero es exactamente así, son dos equipos distintos.
 
Aunque el legado de Guardiola, en el fondo y forma de dos futbolistas que entienden el juego como pocos, como son Busi y Pedro, hacen su sombra alargadísima. 
El tinerfeño era oxígeno en ataque, velocidad tanto en la búsqueda de profunidad como en la presión. Mientras el de Sabadell parece ya un veterano al que poder utilizar en varias posiciones, un veterano, recordemos, de venticuatro años.
Ya solo queda recuperar a Alexis para la causa…