REAL "MOUDRID": AÑO III

El Santiago Bernabéu nunca fue un escenario idílico para los técnicos. Es una realidad palpable y que en la última década ha quedado siendo un hecho irrefutable, ya que tras la salida de Vicente Del Bosque ninguno de los 8 siguientes entrenadores logró tener una consolidación de su proyecto de más de 24 meses. Exigencia, resultados, títulos y buen juego están siempre en la mente del aficionado merengue que no duda en demostrar su descontento si la situación se agrava con el paso de las semanas y como no siempre rodeado de esa particular ‘aura’ de tensión por cualquier acto extradeportivo que dificulta, aún más, a cualquiera poder realizar su trabajo de manera correcta.


En un contexto de tales características y que tiene la particularidad de ver ganar a tu eterno rival con una contundencia que asustaba se hacía difícil pensar en un proyecto con cierto margen continuista. Situaciones extremas requieren medidas extremas, con esta coyuntura el aterrizaje de José Mourinho en el fútbol español fue un rayo de luz que dotó de una confianza y entusiasmo a una afición descontenta con lo últimos devenires del conjunto madridista que veía como su equipo vagaba en tierra de nadie. Sus 2 años dan para hablar de diversos temas pero es innegable que ante unas circunstancias tan desfavorables ha sido capaz de revertir la situación, formar un bloque altamente competitivo y con una capacidad defensiva excelsa unido a su vertiginosidad capaz para dañar la espalda de los rivales en cuestión de segundos. Batir récords y vencer los fantasmas en Europa son cosas que está dejando su prolífico legado.

Tercera temporada del técnico de Setúbal en la capital española y el objetivo es claro a la par que contundente, reafirmar las sensaciones del campeonato pasado y intentar volver a conseguir el cetro europeo que en los últimos tiempos se ha convertido casi en una necesidad de orgullo. Para lograr tales objetivos, en un verano más propio de la Guerra Fría, se cerraron 2 incorporaciones. Michael Essien & Luka Modric. El primero, hombre de confianza del técnico luso en su etapa por las verdes praderas de Inglaterra, hasta que las lesiones le permitieron; siempre fue importante para afianzar unos ideales al cuadro ‘blue’ que, a día de hoy, siguen vigentes en mayor o menor medida. Alejado de sus mejores días, ha evolucionado a ser un futbolista más que aseado técnicamente y con un orden posicional que no se tenía con Lass. En definitiva, el balance de la operación es positivo. El croata es un futbolista mucho más complejo y cuya adquisición supone el poder alejarte de una versión tan vertical, que siempre se ha asociado al bloque madridista. Su polivalencia en distintas zonas del campo lo convierten en un activo competitivo que va más allá de eso, su llegada supone un salto cualitativo y hace que la variabilidad táctica del conjunto de José Mourinho crezca exponencialmente. Con fundamentos para jugar en la base, sabe girarse, encontrar al hombre libre o generar ventajas de manera individual a sus compañeros con su depurada técnica. Sabe también habitar sobre ¾, matices individuales le sobran y la lectura de partidos así como su capacidad para retener el esférico en posiciones tan adelantadas son otros grandes beneficios. Otorgará un mayor descanso a Xabi Alonso y que el grado de competitividad de Özil no llegue a números ínfimos, además de darte más control en partidos donde sea necesario.
Dos barajas tiene en su mesa José Mourinho y con múltiples cartas que le otorgan el valor que él crea necesario para la plantilla. Parte con cierta ventaja el 4-2-3-1 que apunta a ser el esquema base sobre el que se construirá el Real Madrid 2012-13 ya que es el que permite una mejor adecuación acorde a las características de su plantilla. En un segundo plano se encontrará el famoso 4-3-3 con sus amados triángulos que dotaron de carácter y un estilo particular a cierto club que viste de azul en la capital de Reino Unido.
La realidad es que el técnico luso sabe que el mayor enemigo de su plantilla es el no estar físicamente en unas condiciones óptimas y eso en pleno mes de Agosto se antojaba complicado. Debido a ello planeó unas pautas o fases que deberían de desarrollarse paulatinamente con la clara consigna de preparar al grupo físicamente. En los primeros partidos se pudo apreciar un 4-2-3-1 áspero donde la libertad de movimientos entre jugadores por delante de balón brillaba por su ausencia. Extremos pegados a la línea de cal y con rango de acción mínimo en carriles interiores este sistema dependía bastante de la capacidad inventiva de Di María y del acierto de Higuaín para poder dañar al rival. El balance con esta fórmula fue profundamente negativo tanto en sensaciones como en resultados.
En los últimos partidos se ha podido vislumbrar una versión más parecida a la temporada pasada. Dinamismo durante fase ofensiva, permutas constantes, extremos que trazan el fuera-dentro con bastante contundencia y un nivel de intensidad defensivo más eficiente. Poco a poco todo cauce vuelve a su normalidad y era cuestión de tiempo, esperar a tener las condiciones físicas necesarias para volver a poner en funcionamiento toda la maquinaria.
El jefe de la sala de máquinas es Xabi Alonso. Acostumbrado a vivir en un doble pivote, su presencia es elemental en este Real Madrid, se incrusta entre centrales y el primer pase siempre va enfocado hacía él. Desde tan atrás con su desplazamiento en largo bate líneas rivales, da sentido al colectivo durante fase ofensiva y si es necesario se descolgará para buscar sorprender sin sorpresa. Khedira siempre le dará un apoyo por si prefiere que la salida sea más interior y no tan vertical aunque la evolución agigantada del alemán es otro de los puntos fuertes del equipo esta temporada. Posicionado siempre bien, optimizando al máximo su físico para recuperar balones y siendo el sostén del equipo en encuentros donde a Luka el ritmo de partido le superó. Sami ahora mismo es el jugador que más ha progresado en los últimos tiempos ya no es solamente el dentro-fuera que compensa los movimientos de Di María sino mucho más: capacidad para distribuir y ser el encargado de evitar que el equipo se rompa en dos. Una medular con una fuerte carga física y táctica que está llamada a ser indispensable de cara a un futuro dulce.
Por detrás de la medular merengue encontramos una línea defensiva sin variaciones a gran escala. Lo que funciona no se toca, -quizá la única novedad sea que Varane haya pasado a ser central número tres-, y por eso mismo Ramos & Pepe forman una de las mejores parejas del viejo continente, con una contundencia abrumadora. Su capacidad para anticiparse funciona al unísono, rápidos a la hora de corregir y con un liderazgo profundo. El central portugués está alcanzando unos picos de forma fuera de lo normal, su simple aparición en el XI titular diagnostica de manera inminente que el equipo adelantará metros. Cuesta ser justos por su posición pero en estos instantes es el defensa que mayor impacto causa en los partidos. Las comparaciones siempre son odiosas pero Pepe ha conseguido disimular el mal momento de forma de Sergio Ramos, muy irregular y con fallos de concentración severos. Arbeloa es el único lateral derecho puro de la plantilla, nadie duda de sus cualidades defensivas, pero ofensivamente y según qué contextos se echa en falta un lateral de corte más ofensivo y con capacidad para atraer el rival. En la izquierda con Marcelo este problema no sucede, el brasileño ha ido poniéndose a punto y llega como una moto de cara al clásico. Su tendencia a estar por delante de balón y su desborde consiguen que el lado fuerte del Real Madrid sea la izquierda. Si se prefiere ser más cauto estará un Coentrao que lleva prácticamente 1 mes ausente desde su expulsión. Solidez, veteranía, alto grado de comprensión y algo de desparpajo en el carril izquierdo forman la zaga defensiva.
La carta más resolutiva el ‘As‘ que tiene José Mourinho es Cristiano Ronaldo. Resuelve y participa cada vez más entre líneas en la generación de ocasiones, sin embargo su rol más importante es el de ser el futbolista que finalice las acciones del colectivo en los metros finales y con una amplia gama de recursos. Su fuera-dentro aprovechando los espacios que genera Karim fue una constante la temporada pasada, más patentado aún después de su exhibición en Amsterdam, y además unido a Marcelo convierte el sector izquierdo merengue en el lado fuerte a la hora de someter al rival. Sus últimas estadísticas dan el aviso: 8 goles en sus últimos 4 partidos y ejemplifica, mejor que nadie, las fases por las que ha pasado el equipo blanco. Llega en plenitud y si es con un Benzema más afinado técnicamente el equipo recuperará gran parte de su potencial ofensivo.
El puesto de ’10’ es que el más dudas está generando en su alrededor. Mesut no está y ha demostrado cierta apatía. La realidad es que el equipo sin su faceta creativa en ¾ se resiente y depende demasiado de jugadas individuales o de brega para poder generar ocasiones con cierta regularidad. Gira lento y no consigue trazar pases corrosivos para el rival. Este nivel tan bajo en su rendimiento obliga a usar a Modric en esta demarcación. El croata sigue sin tono físico pero sus aportaciones esporádicas ayudan a que la circulación de balón sea más abundante y rápida en los metros finales. En Granada ya saben de su capacidad para dañar tras la espalda de los centrocampistas; también sus cualidades permiten que Khedira siempre acabe por delante de él casi todas las jugadas. Su papel como ‘Joker’ en esta baraja tendrá un peso importante en los próximos clásicos.
Di María fue y será el actor secundario que más peso tiene en este equipo. Daña por dentro al rival, desborda y tiene una capacidad para generar a sus compañeros situaciones favorables de cara a portería. Está plenamente al 100%. Al inicio de temporada, no era raro que Xabi siempre le buscara para atacar por la derecha antes que por la izquierda. Esto contrastaba con lo visto la anterior campaña, pero era lógico en un clima por entonces frío y poco creativo en el que sus individualidades ponían el punto de ‘chispa’ y de rodaje físico que le faltaba al Real Madrid por aquél entonces. Higuaín, que otra cosa no tendrá, supo aprovechar el contexto para hacer lo que mejor sabe: anotar goles pese a que en términos de asociación sea uno de los eslabones más débiles y su presencia haga empeorar a Cristiano, que echa en falta a un socio para causar estragos en los metros finales.
Luego hay un compendio de activos que esperan su oportunidad mirando desde el banquillo. Callejón, Varane o Essien. El de Motril es el peor jugador de la plantilla en el global de habilidades pero siempre que sale aporta gol, que es un valor incalculable en este deporte y optimiza sus escasos minutos a un nivel soberbio. Varane, con 19 años, ha ido asumiendo más importancia y ha superado en la rotación a Raúl Albiol, que pasa a tener un rol claramente marginal. Si tiene paciencia tendrá cabida en este Real Madrid ya que tiene mecanismos para convertirse en uno de los mejores centrales de aquí a un lustro. Ahora aparece un invitado al que no se esperaba pero pese a ello es pronto para hacerse alguna mínima ilusión con Kaká. Que recupere su mejor versión es imposible y se antoja complicado que sea un revulsivo aunque viene cuajando varios partidos a buen nivel.
Esto explica que los minutos estén repartidos de manera equitativa entre compañeros y que Mourinho quiere que haya cierta competitividad entre compañeros para que el nivel no decaiga. La amplia plantilla que tiene le permite presentar tácticas poco usuales como aquel 4-3-3 con ese triángulo de presión alta formado por Khedira- X.Alonso- Essien que sufrió Roberto Mancini en primera persona y que terminó obligando al Manchester City a tener que vivir parte del encuentro agazapado en su propia aérea.
El balón parado es sinónimo de problemas en este Real Madrid. Casillas está siendo el portero de élite que más errores acumula y comienza a hacer restar al equipo, las salidas aéreas nunca fueron lo suyo pero la inseguridad en cada falta lateral o córner con Iker es uno de los pocos resquicios negativos del equipo. En los últimos 10 partidos se han encajado 6 goles en este tipo de jugadas, una estadística difícil de digerir.
Transiciones de vértigo, orden defensivo, contundencia en los últimos metros y una plantilla con demasiadas vertientes tácticas. El clásico llega en un buen momento tanto por sensaciones como resultados. La llegada a la Ciudad Condal tiene una consigna clara: que los tres puntos vuelen hacía el Santiago Bernabéu para recortar el terreno perdido tras un inicio frío.