Numancia no fue una conquista fácil para el poderoso Imperio Romano. Como si de los irreductibles galos se tratasen, los numantinos ofrecieron toda la resistencia posible para impedir caer bajo el yugo del S.P.Q.R., alargando el proceso durante 20 años. El intento de la toma de este pueblo se inició en el 153 a.C. pero a pesar de ser superiores en número, los romanos no consiguieron la victoria, por lo que se iniciaría un asedio que duraría las dos décadas mencionadas. No sería hasta la llegada de Cornelio Escipión, conocido como el Africano Menor por sus victorias contra los cartaginenses, cuando por fin pudieron tomar la ciudad. La táctica consistió en un cerco a la ciudad de más de un año de duración que causó su aislamiento, el agotamiento de sus víveres, y de la resistencia de un pueblo que decidió en su gran mayoría suicidarse antes que verse derrotado. Desde ese momento, Cornelio Escipión pasaría a conocerse también como el Numantino.

Este Levante tiene mucho de Numancia, que no del Numancia. Son capaces de enfrentarse al orden establecido, venciendo al mismo y a la lógica y aguantando en una posición que se entiende que no les corresponde. Incluso sus características recuerdan mucho al mítico pueblo numantino: gran capacidad defensiva haciendo gala de una defensa idem, mucha solidaridad entre ellos, esfuerzo, trabajo y sacrificio… y haciendo daño en el momento del ataque. Porque el Levante no renuncia a atacar, sino que lo hace de forma inteligente, teniendo claro el camino para llegar y la forma precisa para poder hacerlo. Y como este equipo recuerda tanto a aquel pueblo, y el Barça es como el Imperio Romano, arrasando con todo lo que tiene por delante y consiguiendo conquistas nunca antes vistas, el partido necesariamente recordó a la mítica guerra ocurrida hace más de 2000 años, teniendo, como aquella, dos fases bien diferenciadas.
Fase uno: el Asedio. La primera parte disputada en el Ciutat de Valencia, de tan gratos recuerdos para los culés, fue como se esperaba, pero con matices. El Levante planteó el partido que siempre plantea y tan buenos resultados le da, con un repliegue bajo con su primera línea defensiva prácticamente en la frontal y otra por delante muy cerca. La presión no es necesaria ni se busca sino que se espera atrás, tapando líneas de pase buscando que el rival quede atrapado dentro de su tela de araña y a partir de ahí atacar con un contragolpe potente. Para eso tiene varios recursos: Barkero lanzando el balón manteniendo el toque que siempre tuvo; Diop abarcando mucho campo hacia delante lo que le da ventaja en conducción en transición ofensiva; y Martins, la principal variante respecto al año pasado. Domina el juego de espaldas hacia portería, rascando y golpeándose con los centrales, bajando balones y leyendo la zona defensiva más débil en cada momento para dirigir por ahí el ataque. Y fue este último el que más buscó el Levante en la noche de hoy.
El Barça por su parte se encontró con ese escenario y no puede decirse que le cogiera por sorpresa. Así, no tuvo dificultades para plantarse en el último tercio del campo, llegando ahí de forma limpia. Como no tenía dificultades, y como la tabla clasificatoria está desahogada, tampoco tuvo prisas ni urgencias para llegar, por lo que la vertiginosidad no fue excesiva. Además, las vías para llegar eran varias con un Piqué muy liberado pudiendo mandar balones largos, Xavi y Cesc turnándose por detrás y por delante del balón para abrirlo a banda o conectarlo con Messi, y con un Iniesta que dominaba la frontal de forma centrada. Sin embargo, tal vez como decimos, por no existir la necesidad, o simplemente porque el Barça buscó asediar antes que matar, no estiró en demasía todo el ancho del campo. Incluso en momentos fue Iniesta el extremo para seguir tocando desde ahí y no para dividir lo que provocó que por momentos vieramos el Alba lateral-mediocampista en lugar del lateral-extremo en lo que es el mejor del mundo.
Este fue el discurrir de la primera parte, mas buscando marcar el terreno que conquistar. Un Barça con el balón que no tenía ningún problema en llegar a la frontal para encerrar ahí al Levante, siendo las (pocas) jugadas por la izquierda donde Iniesta fijaba y Alba desdoblaba las únicas donde parecía que podrían hacer daño, mientras que el rival vivía del juego directo hacia un Martins inspirado, que casi siempre buscaba el sector derecho blaugrana, y que permitía activar a Barkero y Diop. Mucho juego conocido, muchas cartas marcadas y todo por hacer para la segunda mitad, donde entramos en una nueva fase de la guerra.
Fase dos: La conquista. La segunda parte amenazaba con seguir los mismos derroteros de la primera, pero un actor, quizá inesperado, apareció. Como los romanos cansados de esperar 20 años para conseguir la codiciada y definitiva conquista, el Barça también mandó a Iniesta Escipión a por la victoria final. La etapa de asedio había concluído.
La primera orden que emitió fue directa para Messi, para que hiciera una fila mortal en las filas del enemigo: 0-1 y una grieta por la que asaltar Numancia. Porque a partir de ahí el encuentro cambió y el Barça dominó a placer, casi siempre en transición, con metros y espacios antes no regalados por el Levante para recorrer y sentenciar. Otra orden directa a Messi tras acto heroico de Iniesta Escipión dejó al rival en shock, presto para el golpe de gracia, que decidió dar él mismo de forma definitiva, y aún quedaría tiempo de brindarle otro gol en bandeja a Fàbregas para cerrar el partido y una actuación individual para el recuerdo. Porque la mejor noticia, distancia clasificatoria a un lado, es que el conjunto catalán ha recuperado a otro de sus generales para la causa.
De este modo, el conjunto culé consiguió conquistar una plaza muy difícil de la Liga BBVA. Como los romanos hace más de 2000 años, alcanzó una victoria que puede ser definitiva para alcanzarse con la victoria total en España. Para perderla debería pasar algo que nunca en toda la historia del campeonato ha sucedido.
Por su parte el Levante, como Numancia, no se rendirá ante el enemigo. Tienen tiempo, fútbol y recursos para seguir haciendo algo grande, no obstante, son uno de los grandes equipos del campeonato y tienen ganas de quedarse para siempre en un lugar en la historia.