EL PANÓPTICO DE SERGIO BUSQUETS

Decía Juanma Lillo aquello de «dime con qué mediocentro andas y te diré qué equipo eres«. Seguramente Sergio Busquets se escape un poco del espíritu de la cita de Lillo. Aún así, a partir de Busquets, puede reseguirse el camino que ha seguido el Barça desde que Guardiola le diese la alternativa en el primer equipo.

Busi apareció en el primer Barça de Guardiola, justo cuando éste iniciaba su andadura en el banquillo del primer equipo con no muy buenos resultados. Esa temporada terminaría con triplete, y aunque el titular habitual en el mediocentro fue Touré Yaya, el canterano gozó de buenos y cuantiosos minutos. De hecho, las bajas en defensa en el tramo final de esa primera campaña de Guardiola en el primer equipo, le dieron la titularidad a Sergio en los momentos clave de la temporada. Final de Champions incluida. Una titularidad que Busquets ya no abandonaría.
Ese Busquets era el mediocentro que acompañaba a Xavi. Con todo lo que conlleva esta frase. El timón era del de Terrassa, un futbolista que empezó de 4 y terminó de 6, pero que desde el interior seguía siendo la brújula del equipo. Xavi, pues, requería a su lado a un mediocentro que le cediese la base y el ritmo, un acompañante en el apoyo y la continuidad. Y ahí Busquets, que empezó como un 6 y terminó como un 4, era el hombre perfecto. Así se explica, por ejemplo, que con apenas una temporada en la élite desbancara tan claramente a uno de los centrocampistas más dominantes del fútbol europeo.
Tanto en el 4-3-3 como en el 4-2-4 del segundo año de Pep o el 3-4-3 más reciente, Busquets ha sido un jugador clave para explicar el funcionamiento colectivo de los azulgranas. La última, con Guardiola, fue ese rol híbrido entre la posición de central y mediocentro.
Ahora con Tito se abren nuevos horizontes. Los primeros compases del nuevo primer entrenador fueron los de los extremos abiertos y base de dos. Ahí Busquets sufrió, como sufrió Iniesta, Villa, Alexis… Con el dos más dos en la media, la estructura aumentaba las distancias entre jugadores y dificultaba la creación de triángulos de posición. El apoyo y la continuidad de Busquets pesaba menos y tras pérdida quedaba lejos para su vital aportación en la presión. Además, a su espalda, la histérica con los centrales sumaba otro problema.
Pasado el estratégico partido ante el Madrid y una vez consolidada la importante ventaja de puntos, Vilanova se puso manos a la obra para desarrollar su idea. Prácticamente ha desaparecido la base de dos hombres en el mediocampo, con un Xavi que, cada vez más, se enfoca hacia una posición más adelantada para que el equipo alterne timonel. En el nuevo sistema de Tito, cada vez más parecido a un 2-3-3-2, es frecuente que la base de la jugada se deje a Busquets. Si hay dificultades para iniciar, los interiores retrasan para apoyar, pero el plan inicial es que se sitúen una línea por delante. Para ponérselo fácil a Sergio, Tito a configurado una estructura en forma de panóptico que permita al mediocentro encontrar siempre una línea de pase.
El modelo del panóptico, visible en la disposición arquitectónica de algunos centros penitenciarios como herramienta de vigilancia y control, y que popularizó Michel Focault al extrapolarlo a una manera de entender el funcionamiento de la sociedad contemporánea, permite que desde un punto central pueda abarcarse la vigilancia de todo el conjunto. Un control que se irradia desde un núcleo central.
Así ha dispuesto Tito Vilanova a Busquets, trasladando lo que serían miradas de vigilancia en un una prisión, a líneas de pase sobre el césped, para que Sergio desde el mediocentro encuentre soluciones a la gestión de la base. Por delante de su posición, Busi encuentra la conexión más productiva: la que enlaza con Xavi, Cesc y Messi, que forman casi una línea de tres. Iniesta, cuando actúa de interior, aparecería ahí en el lugar de uno de los catalanes. La creación de líneas de pase a la espalda de la media rival es constante y de difícil contención. Más arriba, abiertos a banda en fase inicial esperan los extremos. El pase largo no es una de las principales cualidades de Sergio Busquets, pero es justo reconocer su evolución en este aspecto en los últimos tiempos.
A derecha e izquierda, Busquets encuentra una salida fácil con los laterales situados prácticamente en paralelo respecto al mediocentro. Son un objetivo fácil cuando el rival cierra el pase a los mediapuntas que permite a Sergio no arriesgarse a la pérdida. Es el paso de Abidal a Jordi Alba. El inicio ya no lo forman tres hombres, sino que ambos laterales se suman simultáneamente a línea de medios. Por último, detrás, el habitual socorro de los dos centrales.
En el Barça de Vilanova, el rol de Xavi ha evolucionado y de rebote lo ha hecho también el del mediocentro, al que ahora se le pide un mayor peso en la base. Busquets no tiene las características de Pirlo, Xabi Alonso ni del Guardiola futbolista, pero aún así sigue erigiéndose en uno de los hombres clave del equipo partido tras partido. Ahora si, Tito se lo pone fácil.