CASI TODO ES POSIBLE EN GRANADA

Si con trece años me dicen que vería a Lucas Alcaraz entrenando al Granada en primera contra el Barça, creo que habría sido un niño feliz por un rato sin necesidad de merendar un bollycao.

Han pasado otros trece y hace mucho que no pruebo uno, tanto que creo que ya ni se llaman así, pero después de tres ascensos en un corto espacio de tiempo, el Granada disfruta su segunda temporada de vuelta en primera, y como una decisión que nace de la lógica emocional en lugar de la deportiva, Lucas Alcaraz ha vuelto al que fue y será su hogar tras la esperable destitución de Anquela.

Había dudas y seguirá habiéndolas, claro, sobre todo en un club tan acostumbrado a sembrarlas, y en una tierra en la que es realmente difícil ser profeta. La confianza que genera a los que recordamos su pasado en la entidad, en la que se inició como futbolista y también en los banquillos a finales de los noventa, y su ferviente granadinismo, chocaban contra aquellos que cuestionaban la falta de brillantez de su trayectoria o su filosofía conservadora y poco atractiva para el aficionado.

Pero de momento no pudo haber una decisión más acertada y humilde que la suya, su bagaje tras dos partidos ha sido inmejorable. Eso sí, a partir de los principios que han caracterizado a sus equipos y con los que el Granada de Fabri alcanzó sus mejores resultado, afianzando una defensa que no ha encajado ni un solo gol desde que Alcaraz está sentado en el banquillo rojiblanco. La dupla que forman Mainz e Iñigo López en el eje de la zaga, la solidez de carrileros como Nyom y Siqueira y el apoyo de Recio y Mikel Rico en la medular han construido un nuevo Granada desde los cimientos. Unos cimientos en los que Toño ha vuelto a ganarle los guantes a Roberto. el ex del Racing probablemente sea uno de los porteros más sólidos y menos nombrados de la competición.

Aún es muy pronto para evaluar su labor, pero en las victorias contra Real Madrid y el Deportivo se vio un equipo más sacrificado y generoso que en toda la temporada, preparado para lanzar el contraataque con pocas armas pero eficientes, basadas en el filón que supone la diestra del rumano Torje y la lucha (no escasa de talento) de Aranda e Ighalo en la punta, a las que los fichajes de Nolito y Buenanotte redondean una ofensiva que hasta entonces había sido la más débil de la liga.

La baja de Xavi recobra importancia al recordar que la pasada temporada el Barça ganó en Los Cármenes gracias a un solitario libre directo lanzado magistralmente por el de Terrassa. Un partido en el que el trabajo táctico de Fabri impidió que el equipo de Guardiola mostrara su mejor fútbol. Alcaraz volverá a intentar repetir la misma gesta que contra el equipo de Mourinho, con orden, respeto e intensidad, pero lleno de ambición sin miedo de ningún tipo.

Porque como decía aquel título de película, todo es posible en Granada, y además de verdad. Una generación completa, entre la que me encuentro, no se imaginaba que vería al Granada en primera jugando contra el Barça como va a suceder este sábado. Y menos tras haber sufrido décadas en el infierno de la segunda B, jornadas aciagas como aquella frente al Murcia un 25 de junio del 2000 o el

posterior descenso a tercera por impagos en el que el club estuvo a punto de desaparecer. Y volvimos, regresamos, aún muchos ni nos creemos fuera posible. En Granada a veces todo lo es, como incluso ganarle al Barça. Pero teniendo enfrente a Messi o Iniesta, mejor lo dejaremos en casi todo.