Por Jordi Iglesias, Chopi

El tramo del Milan en Serie A desde inicios de 2013 se puede resumir en un fútbol espeso, lento y previsible. Nada que no anticipáramos. Nada que no sorprenda. Allegri se ha aferrado a un 1-4-3-3 rígido y bastante físico con un centro del campo muy plano, El Shaarawy en izquierda y Niang por derecha. La novedad ahora es en el frente de ataque. Segundo partido de Balotelli en liga, segunda titularidad. El perjudicado: Pazzini. Pero la Champions, en la que no podrá jugar el ex del City, será otra historia. 

El domingo en la bella isla de Sardegna, más de lo mismo. Pocas ideas con un medio campo formado por Ambrosini como pivote flanqueado en los interiores por Flamini y Muntari -novedad ante la baja de Montolivo-. Defensivamente, la pareja de centrales Mexès-Zapata no debería ser amenaza real para los atacantes blaugranas con vistas al duelo de octavos. Abate sigue asentado en el lateral derecho mientras que por izquierda el joven De Sciglio ocupó el habitual puesto en el último mes de Constant. Tanto uno como otro son bastante fiables y desde luego que De Sciglio es uno de los nombres propios del Milan esta temporada, al que algunos en Italia ya ven como un Paolo Maldini en potencia por su capacidad para adaptarse al lateral y central.
Dado que el partido ante el Cagliari no podía ser gobernado por los rossoneri, incapaces de crear peligro con cierta armonía, Allegri realizó cambios en el transcurso de la segunda mitad, exigido no solo por el mal juego sino por el marcador en contra -grave error de marcaje y atención de un casi siempre calamitoso Zapata-. KP Boateng, relegado al banquillo en las últimas fechas y unos prácticamente sumidos en el ostracismo Robinho & Bojan, dieron un ligero soplo de aire fresco al equipo. Ligero porque no hablamos de revolución. Solo de intenciones. Robinho en una acción aparentemente tan sencilla y básica como un pase, da más sentido al colectivo que Ambrosini-Flamini-Muntari en 70’. El fútbol es así.
Al final, el Milan se encuentra con un penalti claro cometido por Balotelli, que lo transforma con su habitual frialdad antes de mandar callar a los tifosilocales. 3 goles en dos partidos, dos de ellos de penalti. Un puntito más para un Milan que se coloca a tres de la Lazio, equipo que marca la frontera de la previa de Champions. Una Champions, que por otro lado, ya asoma por San Siro de forma inminente. Y aunque las sensaciones sobre el campo no son las mejores, los resultados van llegando. Se acerca el Barça. Eso debería ser otro cantar.