PSG, la luz en el fútbol de la capital francesa

A finales de los años 60 el fútbol francés estaba dominado por Nantes, Marsella o Saint Ettiene. Lejos quedaban los años en que el fútbol de la capital del país era referencia. Clubes clásicos del período de entreguerras como el Stade Français, el Olympique y el CA Paris habían desaparecido y sólo el modesto Red Star representaba a la capital en el concierto nacional. Lo más parecido a un gran club parisino había sido el Stade de Reims, que durante los 50 y primeros 60 había sido un equipo a tener en cuenta a nivel europeo, aglutinando el grueso de la selección nacional, y que jugando sus partidos de Copa de Europa en el Parc des Princes. Pero, obviamente, no era lo mismo.

Así pues, fue intención de un grupo de importantes empresarios de la capital francesa el intentar revivir el fútbol parisino y añadir de esta manera un nuevo foco de competitividad para el entonces marchito fútbol francés. Nacía el proyecto del Paris FC y el primer paso fue fusionarlo con el Stade Saint Germain. En un principio, la idea tuvo el apoyo de destacados hombres de negocios de la capital así como de las autoridades políticas. Además, los aficionados veían este intento de volver a traer fútbol de élite a Paris como algo fenomenal, por lo que la Federación Francesa, tras estudiar el caso, optó por aprobar la fusión y dar inicio al París Saint Germain FC, que participará al año siguiente en el campeonato de Segunda División aprovechando el ascenso logrado por el Stade Saint Germain. Aunque pueda parecer todo muy idílico, no lo era: la tensión entre directivas y hombres fuertes del Paris FC y del Stade Saint Germain era muy palpable, e incluso el ex vicepresidente del Racing Club de Francia consigue un puesto en la cúpula para hacer de mediador.

La primera plantilla del club está básicamente formada por jugadores del SSG a los que se unirá, en un movimiento que causará sensación en el país, el capitán de la selección francesa Jean Djorkaeff, iniciando la relación de esta familia con el club. El primer año de vida del PSG fue excelente. El equipo era, sencillamente, demasiado bueno para Segunda, y acabó el año ascendiendo a Primera, donde se mantuvo con dificultades al año siguiente. Fue en este momento cuando un conflicto con las autoridades parisinas –que le demandaban cambiar su nombre por uno más “parisino”- y el dueño del Parc des Princes finalizó con el club de nuevo dividido. El Paris FC permanecía en Primera como profesional. El PSG bajaba a Tercera, como amateur.

En un plazo de dos años el PSG alcanzó al Primera División, gracias a la inestimable ayuda que prestaron inversores como Daniel Hechter, que le permitieron contratar, entre otros, al legendario Just Fontaine como entrenador. Para 1974, Paris tenía un nuevo club en la D1 y, esta vez sí, habían llegado para quedarse.

La segunda mitad de los años 70 vio como las primeras figuras de clase internacional llegaban al Parc des Princes. Ya en el año 74, el PSG rompió el record francés para un fichaje, pagando 1.5 millones de francos por Mustapha Dahleb al Sedan. El argelino, técnico como pocos han vestido la camiseta parisina, se convertirá en la siguiente década en uno de los mejores jugadores –y en máximo goleador, aunque luego será superado-de la historia del club. A Dahleb le seguirán el goleador Carlos Bianchi del Reims, y el internacional francés Dominique Bathenay, una roca del poderoso Saint Ettiene. Con Bathenay cerrando atrás y la pegada de Dahleb y Bianchi arriba, el PSG aplasta por 5-1 al Marsella y le priva de sus aspiraciones al título en 1978. Es el inicio de lo que será una rivalidad feroz, “Le Classique”.

Entrando en la década de los 80 el PSG está lo suficientemente asentado, deportiva y económicamente, como para iniciar la búsqueda de títulos. Lo hace, como será una tradición a lo largo de toda la historia del club, firmando a varios de los mejores jugadores del mercado nacional e internacional. El gran golpe de mano lo da en 1980 cuando consigue fichar al mejor atacante del país, el “Ángel Verde”, Dominique Rocheteau, que jugaba en el Saint Ettiene, equipo dominador de los años 70 pero que entraba en un lento declive. Rocheteau era un extremo rapídisimo, con desborde excepcional que formaba una gran pareja con Michel Platini, tanto en vestidos de verde como de “bleu”. En su etapa en el PSG se reconvertirá a atacante central, marcando más de 100 goles con la camiseta parisina.

Durante estos años se había asentado en el equipo un mediocentro de origen español, conocido por su capacidad de sacrificio y liderazgo. Luis Fernandez llegaría a ser pieza clave de la selección francesa formando el llamado “Carré Magique” junto a Giresse, Platini y Tiganá, y será el líder indiscutible del centro del campo del PSG por casi una década. Mientras él ponía la garra, tras el Mundial del 82, la calidad la pondrá el yugoslavo Safet Susic. Un creador de juego excelso, una torre de control, que además tenía llegada a gol. Además será recordado por su tremenda resistencia física, ya que difícilmente se lesionaba. Será uno de los primeros yugoslavos que lleguen a Francia, liderando una hornada de jugadores que dejarán impronta en el campeonato galo, como Vahid Halilhodzic o los gemelos Vujovic. Susic, bajo los focos de Paris, se consagrará como uno de los mejores centrocampistas europeos de la década de los 80 y es considerado el mejor jugador de la historia del club. Ese mismo año, Susic lidera al equipo al primer título de su historia, la Copa de Francia ante el Saint Ettiene. Y repetirá al año siguiente. Además, aparece en Europa por primera vez, con dos participaciones en la Recopa de Europa, donde alcanzará los cuartos de final un año y mantendrá un impresionante duelo con la poderosa Juventus de Platini en otro. En el año 85, la temporada, sin embargo, es bastante desastrosa, con una mediocre actuación en liga, perdiendo la final de Copa y siendo eliminados de la UEFA por los sorprendentes húngaros del Videoton. Esto costó el puesto al entrenador Peyroche, uno de los artífices del crecimiento del PSG. Tras los últimos éxitos, quedaba subir un escalón más y luchar por el campeonato francés, siendo Gerard Houllier el hombre encargado para esta misión.

Esa temporada, 1985-86, el equipo tiene una nueva figura que resultará decisiva en el desenlace del campeonato. El portero de la selección nacional, Joel Bats, llega del Auxerre para cerrar a cal y canto el marco parisino. El equipo permanece invicto 26 jornadas y gana por primera vez el título nacional, con Bats, Bibard, Fernandez, Susic, Rocheteau y Couriol como jugadores más destacados.

Durante la segunda mitad de los 80, el equipo obtiene resultados mediocres en la competición francesa, pero resiste el asalto que el Racing Matra le propone durante un lustro, por ser el mejor equipo parisino. Los años de Tomislav Ivic como entrenador son los que cierran la década y dan paso a un nuevo decenio, los 90, donde el club cambiará de manos y de rumbo.

En 1991, el presidente Borelli vende el PSG a un consorcio liderado por Canal + y que tiene su cabeza visible en Michel Denisot. La nueva directiva va a invertir dinero y tiempo para convertir, de una vez, al PSG en un club moderno y que pueda hacer frente a la hegemonía del Olympique marsellés de Bernard Tapie, que venía dominando Francia como mano de hierro por más de un lustro. Los fichajes de Artur Jorge como entrenador y Le Guen, Valdo, Ricardo Gomes, Ginolá y Fournier lavan la cara del equipo, que comenzará a tutear al todopoderoso OM.

El PSG se convertirá en habitual de las últimas rondas de la competición europea, eliminará a equipos grandes como Real Madrid y Barcelona y, de la mano de gente como George Weah, Raí, Bernard Lama, Patrice Loko y Youri Djorkaeff alcanzará la gloria continental con la Recopa del 96 antes de que la ley Bosman empezase a debilitar a los clubes galos y a restarles a sus mejores jugadores y de que el club se adentrase en otra década más de mediocridad, solamente iluminada, por sus despampanantes contrataciones.