La 96-97 no fue una temporada normal ni típica en Can Barça. Ni por supuesto tranquila. La marcha de Johan Cruyff unos meses antes dejaría a la entidad con una fractura social que desembocaría, unos años después, en una moción de censura contra el presidente Nuñez. En lo deportivo, el legado del holandés, a pesar de la sensación de deriva que hubo tras el naufragio de Atenas, cambiaría al club para siempre. El gusto por el toque, la posesión, el riesgo y el sentido ofensivo quedarían ligados a la entidad y a la afición de forma inquebrantable, fuese quien fuese el entrenador o los jugadores que defendiesen el escudo. Esta alargada sombra estuvo presente durante los meses que Robson estuvo en el banquillo, siendo muchas veces cuestionado, a pesar del botín de títulos que consiguió el carismático entrenador inglés.

La temporada anterior fue un casi en toda regla. Por momentos se rozó un triplete que no correspondía con el nivel del equipo, con una serie de jugadores en su cuesta abajo y con la Quinta del Mini aún sin romper (algo que finalmente nunca llegaría a hacer). Sin embargo, en el tramo final de temporada se pierde toda opción de ganar la Liga, se cae en la final de Copa ante el Atlético de Madrid con un tanto en la prórroga de Pantic, y en la Copa de la UEFA el Bayern de Munich remonta en el Camp Nou una eliminatoria que se había puesto de cara al club catalán en Alemania, bajo una intensa nevada. Un final de campaña decepcionante que dejó al club muy tocado y que le abrió los ojos: tocaba reestructuración.

La reestructuración que tenía Cruyff en la cabeza pasaba por componer un Dream Team II con varios de los mejores extranjeros del momento como Zidane o Djorkaeff, que se unirían a la hornada de canteranos que ya tenían un año mas de experiencia a sus espaldas. Sin embargo, esto nunca se podría llevar a cabo, ya que Johan no llegaría a ser el entrenador del equipo. Con su cese se cerró una etapa gloriosa de juego, estilo y títulos en la entidad.

La temporada

El encargado de coger el equipo fue Sir Bobby Robson, que llegó procedente del Oporto con el que ganó las dos Ligas portuguesas anteriores, y como todo ciclo nuevo que se abre con un nuevo entrenador, la plantilla sufrió una remodelación de arriba abajo. El número de altas ascendió a 10, afectando a todas las líneas y siendo casi todos ellos, fichajes muy potentes… y extranjeros, ya que es el primer año que la Ley Bosman entra en vigor: Vitor Baía, Blanc, Giovanni, Luis Enrique, Pizzi, Fernando Couto, Vucevic, Amunike, fichaje que se consumó debido a la gran insistencia del técnico y que terminó siendo uno de los grandes fiascos de la historia del club, Stoichkov, que se había ido un año antes al Parma para volver este año a la Ciudad Condal y Ronaldo, el fichaje estrella. Por su parte, el número de bajas también fue bastante significativo con 7, siendo los siguientes los jugadores que abandonaron la entidad: Kodro, Angoy, Hagi, Carreras, Jordi Cruyff, Velamazan y García Pimienta. Fue un lavado de cara completo de la plantilla para conseguir un nuevo estilo que se adaptase a las necesidades del entrenador. Un estilo más vertical, directo y contragolpeador, pero muy débil defensivamente independientemente del número de defensas que compusieran la línea (en muchas ocasiones cerraba con tres atrás). La idea era contragolpear y ponerle el balón para la galopada de Ronaldo. Un estilo que dio resultados, pero que nunca terminó de encontrar la aprobación de la parroquia culé.

La temporada, no pudo empezar mejor, con la victoria en la Súpercopa de España contra el Atlético de Madrid. Fue todo un rearme moral para un proyecto que aún era un bebé ya que no hay que olvidar que el rival fue el mejor equipo de España la temporada anterior, ganando el doblete, mientras que el Barça participó en esta Súpercopa por haber sido el finalista (y perdedor) de la final de Copa. Además, este trofeo sirvió de preludio de lo que iba a ser esta temporada, ya que por un lado se vio el potencial ofensivo del equipo, marcando 6 goles en total (5 en la ida) pero por otro lado quedó patente su fragilidad defensiva, encajando 5 goles, lo que hizo que un trofeo que parecía ganado, estuviese a punto de escaparse en la vuelta.

El Atlético de Madrid volvería a ser el rival del Barça en Copa, donde se enfrentarían en cuartos de final con un 2-2 en la ida en el Calderón y un 5-4 histórico en el Camp Noupara conseguir el paso a semifinales. En el descanso, el Atlético de Madrid ganaba 0-3 de la mano de un genial Pantic, por lo que el Barça fue a por todo con la entrada de Pizzi y Stoichkov en lugar de los dos centrales. La idea fue romper el orden del partido, ya que ahí era muy superior el equipo de Antic y la idea funcionó. Un hat-trick de Ronaldo, un golazo de Figo y Pizzi, fueron los que obraron la remontada para pasar de ronda. En semifinales tocó las Palmas a la que se le aplastó por un total de 7-0 entre los dos partidos y en la Final, en el Santiago Bernabeu, el Betis, donde Figo fue la estrella de la victoria por 3-2, anotando el tanto definitivo en la prórroga. Una final en la que el Barça ya no pudo contar con Ronaldo que se encontraba disputando con Brasil la Copa América y donde Gaspart puso la nota de color, paseándose por el Coliseo Blanco con una bufanda del Barça mientras sonaba el himno del Barça en sesión continua.

En Liga las cosas no irían tan bien ya que el título iría para el Real Madrid. Capello, tres años después, volvía a cruzarse en la vida del Barça para amargársela, algo que, como no hay dos sin tres repetiría 10 años después. El campeonato se escapó por 4 hechos muy significativos. El primero, el alto número de goles encajados, 48, lo que convirtió al Barça en un equipo mas goleado que Valladolid o Real Sociedad. Sin embargo, esto no fue lo más importante ya que gracias al potencial ofensivo de la plantilla, que alcanzó los 102 goles, podía sobreponerse a su inestable defensa. Por otro lado, la duración de la competición, con 42 jornadas y 22 equipos tras el indulto al Celta y Sevilla. Esto trajo consigo que la Liga acabase mucho mas tarde de lo normal, por lo que Ronaldo, a parte de la ya mencionada final de Copa, tampoco pudo disputar los últimos tres partidos de Liga. Especialmente doloroso fue el perderse el partido contra el Hércules (el tercer hecho por el que se perdió la Liga). Ese día, el Barça perdió contra un equipo ya descendido por 2-1. De haber ganado se hubiera puesto lider, pero echó demasiado en falta a su estrella. Por último, el detalle más significativo del campeonato, el recordado fallo de Ronaldo en el clásico del Bernabeu cuando aún campaba el 0-0 en el marcador…

La Recopa

Pero la competición que definiría este año y lo haría especial sería, sin duda, la Recopa de Europa. El Barça, al igual que ocurrió con la Súpercopa de España, la pudo disputar por haber sido subcampeón de Copa. Los participantes de este torneo continental eran los que ganaban esa competición, pero como el Atleti hizo doblete y por tanto se clasificó para la Champions, fue el conjunto culé el que recibió esta oportunidad, y no la desaprovecharía. Tras eliminar al modesto AEK Larnaca chipriota (del que hoy es entrenador Jordi Cruyff), se encontró en octavos de final contra el primer equipo potente: el Estrella Roja Campeón de Europa unos años antes, que tenía, entre otros jugadores, a Ongenovic. El 3-1 de la ida, con goles de Figo y dos de Giovanni que sirvieron para dar la vuelta al tanto inicial de Zivkovic, convirtieron la vuelta en un trámite que se saldaría con 1-1. Idéntico suceder ocurrió con el AIK Solna sueco, al que se derrotó en cuartos de final con un 3-1, a pesar de que fue el rival el que se adelantó, cosechando en la vuelta un 1-1. El equipo estaba en semifinales y sin haber sufrido.

Esto cambiaría en esta ronda, donde esperaba la Florentina. El conjunto italiano era un plantel potente, con jugadores de la talla de Toldo, Rui Costa o Batistuta y consiguió cosechar un 1-1 en la ida, disputada en el Camp Nou. Sin embargo, el Barça mostró su grandeza en la vuelta al conseguir, con goles de Couto y Guardiola, un 0-2 ala media hora de juego que sentenciaba el pase: el equipo estaba en una final europea tres años después.

El partido

La final, disputada en Rótterdam, el 14 de mayo de 1997 ante más de 50.000 espectadores, sería contra el PSG que accedió a la final al eliminar entre otros al Liverpool (en semifinales) y que era un gran equipo. No obstante era el actual campeón de la competición, que ganaría al derrotar al Rapid de Viena por 1-0, y que un año antes de esta victoria había alcanzado las semifinales de Champions, eliminando precisamente al Barça de Cruyff en cuartos de final.

Los dos onces, en formación mientras sonaba la banda sonora de la Guerra de las Galaxias, fueron los siguientes. Por parte de los culés salieron Baía en portería; una línea de cuatro defensores formada por Ferrer, Couto, Abelardo y Sergi; un doble pivote compuesto por Popescu (el capitán) y Guardiola; tres mediapuntas con Figo a la derecha, Luis Enrique a la izquierda y De La Peña en el medio y arriba Ronaldo. Un 4-2-3-1 donde no estaba Giovanni, lesionado cuatro días antes en el Clásico contra el Real Madrid disputado en el Camp Nou, ni Blanc, quien también estaba lesionado (fue una constante todo el año). Además, a pesar de lo que se pueda creer, era un once sin demasiado peso internacional en ese momento, ya que solo Ferrer, Couto (con el Parma) y Guardiola, habían levantado alguna vez una competición internacional.

En frente el PSG salió en 4-4-2 con Lama en portería, quien había dado positivo por doping pero aun no había recibido el castigo y podía jugar; Fournier, N’Gotty, Le Guen (de libre) y Domi en defensa; Leroy, Guérin, el capitán y viejo conocido blaugrana Raí, y Cauet en el centro del campo y arriba, Loko y el hoy director deportivo parisino, Leonardo.

El partido fue muy trabado y lento en la primera parte. El Barça llevaba la iniciativa construyendo desde atrás, con los centrales y el portero sacando en corto, pero sin demasiada rapidez ni prisa en su juego. La idea era no cometer errores y no arriesgar el balón y la verdad es que el PSG tampoco estaba incómodo con ello, presentando un repliegue medio de dos líneas de 4 en su campo bastante contemplativas hasta que el balón apareciese por allí. Así, los primeros minutos fueron en esta tónica hasta que el balón llegaba a las bandas, a la derecha con Figo o a la izquierda con Luis Enrique, aunque intercambiaban posiciones constantemente. Ellos dos eran los que buscaban agitar el encuentro buscando el regate continuo y eliminar a su par. Era el mejor recurso del Barça para ser profundo ya que además se apoyaban en los siempre largos y proyectados Sergi y Ferrer.

Por el carril central las cosas no se aceleraban demasiado. De la Peña en muchas ocasiones bajaba a por el balón (por momentos Popescu y Guardiola se situaban por delante de él en fase ofensiva) para iniciar el ataque con una de sus largas conducciones o con ese pase definitivo de 40 metros que le acompañaría toda la carrera. Pero ni lo uno ni lo otro le salían y la conexión con Ronaldo a penas cristalizaba. De hecho el brasileño no tocó el balón hasta el minuto 8, y el daño que se esperaba que podía hacer a los centrales atacándoles en carrera y de frente, no era tal. Lo que pasa es que el talento se puede reducir y se puede contener, pero nunca se puede dejar a cero, y el potencial ofensivo del Barça era único en Europa. De este modo, la primera vez que Ronaldo recibió con cierta ventaja dentro del área, consiguió encarar al central e irse de él, el cual le termina haciendo penalti. 1-0 y partido nuevo.

Partido nuevo porque a partir de ahí el PSG, aunque con la misma disposición, cambia de actitud y proyecta su línea de 4 mediocampistas en presión hacia delante, a la recuperación del balón y salir hacia portería. La idea inicial de que no pasase nada se cambió hacia que pasen cosas en todo momento y eso fue lo que ocurrió. Los franceses comenzaron a mostrarse más peligrosos y el Barça empezó a encontrar más espacios a la espalda de estos medios (zona De la Peña).

Esta constante continuó en la segunda mitad, donde Amor tuvo que entrar por el lesionado Popescu y la verdad es que se encontró un marrón. El PSG, continuando con esta idea de presión, comenzó a atosigar al Barça y poco a poco fue haciéndose con el partido. Leonardo comenzó a agarrar el balón y a desequilibrar, siendo el jugador más importante en este inicio de segunda parte y consiguiendo llevar al equipo de la capital francesa al área contraria. Él y Raí, con mucha libertad, fueran encadenando jugadas de ataque que el Barça no daba parado en su gestación y así fueron los mejores minutos del, en ese momento, vigente campeón de la Recopa, que incluso llega a tener un palo, por medio de Loko, para empatar el partido. En busca de ese gol, el entrenador Ricardo Gomes decidió meter al panameño Dely Valdés por un centrocampista, Guérin, y retrasar ahí a Leonardo. Valdés, había sido el máximo goleador del equipo el año anterior, y Leonardo podría hacer daño desde mas atrás con sus conducciones. Sin embargo, la jugada no salió como esperaba su técnico y justo en este momento el Barça empezó a encontrar más respiro. El cansancio hacia mella en el Paris Saint-Germain y los culés podían encontrar con continuidad a De la Peña a la espalda de los mediocentros. Ivan, totalmente descargado de responsabilidades defensivas, empezó a recibir muy cómodo y a conectar con Ronaldo en varias ocasiones. Ese era el plan culé, dejar a los dos liberados para poder castigar a la contra. Además, siempre les acompañaba por la izquierda (perfil hacia el que se orienta mejor el pase de Lo Pelat), Figo, Luis Enrique o Sergi. Fueron momentos en los que cualquiera pudo marcar, especialmente Figo tras una jugada espectacular de Stoichkov (que había entrado minutos antes en lugar de De la Peña), pero el marcador ya no se movió más. Popescu sería el encargado de alzar la copa hacia el cielo holandés, mientras sonaba, de nuevo, la banda sonora de la Guerra de las Galaxias.

Con la disputa de este partido, el Fútbol Club Barcelona se convirtió en ese momento, en el equipo que más partidos europeos y más finales había disputado. Con esta victoria, en el conjunto con mas títulos europeos y mas Recopas. Pero sobre todo, el Barça demostró que por potencial, nivel y plantilla, de haber disputado ese año la Champions League, la hubiera podido ganar. Tenía un potencial ofensivo poderoso, algunos de los mejores jugadores en sus puestos, el punto de fortuna necesario… y a Ronaldo, el mejor jugador del mundo con una distancia sideral sobre el segundo. Sin embargo, el haber quedado 3º el año anterior le impidió disputar la máxima competición continental y demostrar su rango de mejor equipo de Europa. Además, el proyecto no tuvo más recorrido. Robson y Ronaldo abandonaron el club tras solo un año en plantilla. En su lugar llegaron Van Gaal, Rivaldo… y el juego de posición.