4’33»

Por eumd
Una partitura sin notas es una de las composiciones más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. Escrita por el compositor americano John Cage, la partitura de 4’33» todo lo que contiene son silencios. Curioso el azar que le dio por título -el tiempo de duración de la pieza- los mismos números que definen el dibujo táctico del Barça. Como sobre el papel sólo hay silencios, erróneamente muchas veces se ha leído como una composición sin sonidos. Pero 4’33» es sólo el silencio de Cage. Una pieza en la que el compositor calla para que hable el mundo, y de este modo, emerja todo ese mar de sonidos que siempre han formado parte de un concierto, pero que desatendemos y fingimos no escuchar. 

El vacío de Cage es el vacío de Messi. Messi calló contra el Bayern. No porque quisiera  -porque Leo, con un balón de por medio, habla por los codos- sino por obligación. Pero como en la partitura de Cage, su silencio era la oportunidad para escuchar al resto. Para que cada uno de los sonidos que están ahí cuando habla el argentino, se hiciera protagonista. Para que se reivindicara como parte del concierto, para que reclamara su voz. 

En esta semifinal contra el Bayern, sin embargo, el silencio ha sido total. Ni un susurro. Ni un suspiro. Nadie que tosiera. Ninguna sirena atravesando la calle. Ni el sonido del tráfico, ni el crepitar del suelo de madera. Ningún niño rompiendo el protocolo, nadie que se moviera en su sillón. Tan sólo la impertinencia de Piqué haciendo sonar la puerta por llegar tarde al concierto. No fue suficiente.