EL ORIGEN DEL FUTURO

                                                                    Por Julio Otsuka

¿Os acordáis de la recta final de la temporada 2011/12? Fue la de aquella maratón de clásicos. El Madrid gana la Copa del Rey, el Barça pasa a la final de la Champions y se hace con la liga. Recordemos los últimos e intrascendentes partidos del Madrid, frente al Getafe, Villarreal, Sevilla y Almería. El Madrid marca 21 goles y encaja 4. Cristiano Ronaldo la rompe y el equipo juega un fútbol de lujo que contrasta con el cansino ritmo del Barça. Los culés descansan tres semanas y arrasan al Manchester United, pero el Real Madrid había comenzado a disputar la temporada siguiente, técnica y anímicamente. El Madrid aquilató hasta lo ridículo un título menor, terminó el 2011 jugando como un campeón y a la altura de 2012 se sentía como tal.

Permitidme que ignore los festejos y los fuegos artificiales, el número 22 y la memoria, y que me tome el tiempo necesario para saborear un partido interesantísimo, quizá el más revelador de todo el año. Sé que mucha gente pierde la tensión competitiva cuando su equipo no se juega nada importante pero hoy no era el caso. El Barça está construyendo el futuro, preparando la plantilla y enviando mensajes que nos toca interpretar. Son mensajes amortiguados por las celebraciones pero afilados como puñales. El colectivo sabe que está en un punto de giro e intuyen que algo ha de pasar para que la película continúe.
De eso se trata. Y a eso ha salido hoy el Barça, a ganarlo todo el año que viene. El Valladolid ha sido un rival estupendo para medir la potencia del equipo, porque ha salido a jugar, a dominar el balón y a pinchar en donde duele, a la espalda de los interiores. Blandísimo, vale. Le duró poco el ánimo y la presión fue casi nula, vale, pero durante unos veinticinco minutos fue capaz de competir; los errores propios achicaron su empuje y el Barça, además, hizo muchas cosas para conseguir desactivar definitivamente al Valladolid. También os digo… este año en liga hemos dicho igual una decena de veces que el partido no es válido porque el rival no compareció. Bueno, cuando algo se repite tanto hay que plantearse cosas. Hubo fases largas del juego en las que vimos al Barça que encierra a los contrincantes en la frontal, temerosos de salir en falso dejando huecos fatales a su espalda. Pero creo que hoy lo más interesante no es analizar el juego en su dialéctica sino interpretar actuaciones individuales, mensajes colectivos y, ante todo, las incógnitas que aún flotan en el ambiente.
Tito Vilanova mandó el primer mensaje: no hay más cera que la que arde. Y no le faltan argumentos. Por algún motivo Bartra no le parece fiable al cuerpo técnico, y no dudo que tendrán motivos de peso para considerarlo. No es el quinto central, es el último central, matiz de importancia. Pero aparte del tema de Bartra se han observado cosas que sugieren por qué en los encuentros clave han jugado los mismos de siempre.
 Xavi, por pura calidad, ha conseguido activarse a pleno rendimiento durante unos diez minutos de la segunda parte y le dio para sugerirnos bocetos de un dominio que ni Cesc ni Thiago han sido capaces de dibujar. Estamos como estábamos. Xavi declina irremediablemente, pero un giro sobre sí mismo, un pase afortunado y nos invade la nostalgia. Durante toda la segunda parte el Valladolid lanzó un centro y una contra. El primer centro se lo comió Montoya, que cerró demasiado y falló el bote. Valdés salvó ante Manucho. En la contra Montoya hizo penalti en una jugada que no se le puede exigir que salve pero estamos en el Barça: se le acabará exigiendo que esa jugada no exista. Busquets, por su parte, ha mejorado el tono físico y nos ha recordado que su colocación para dar continuidad al primer pase no tiene posible remedo. Song puede ser un interior espléndido que mejore a Keita por su capacidad técnica pero de momento no hay relevo para Busquets.
Sin duda la mayor densidad en el análisis nos lo deja la delantera, pero empecemos por la defensa. Al respecto quisiera decir algo que sé que es discutible, pero que lo siento así: Javier Mascherano es el defensa perfecto si el Barça logra imponer su juego. Si el Barça se ve condenado a transitar, Thiago Silva o Kompany pueden ser más adecuados, pero si volvemos a un juego de posesión en campo contrario, Mascherano es el anticipador por excelencia. Además, su salida de balón es bastante más autosuficiente que la de Piqué, rompe a los rivales en profundidad y tiene un cambio de orientación superior al de Gerard. Junto a Jordi Alba forma un sector izquierdo capaz de corregir casi cualquier situación. No es casualidad que el Valladolid haya buscado la zona de Piqué y Montoya con Oscar en la primera parte y Manuchoen la segunda. Con más peligro del que reflejarán los resúmenes, por cierto.
Vayamos a la delantera, que hay tela para cortar. Villa es muy insuficiente. Hoy ha hecho un partido más que digno, voluntarioso, pero romo de cara a puerta y pobrísimo en la combinación. Sigue teniendo lo que siempre tuvo, una conducción de mucha calidad en busca de orientarse para el disparo. Pero su acierto milenario parece cosa del pasado. Creo que en estos partidos veremos a un Villa combativo en busca de su último buen contrato. Aún así, el hombre-gol del Barça no hace sino demostrar que ya no está para estos trotes. Quizá es la única salida que nadie se cuestiona.
Pedro ha hecho un partidazo que nos recuerda lo que fue. Y más, porque Pedro rara vez aparenta ser un regateador tan fino como esta noche. Actuó sobre todo en derecha y fue una pesadilla para el Valladolid. Aunque estuvo algo intermitente, enchufado es la palabra que más le pega. Aún así yo creo que a demuestra que al máximo nivel físico no pasa de ser un jugador valioso -valiosísimo- como complemento de otros más amenazantes. Al menos cuando juega en el Barça, con la selección las dinámicas son un poco diferentes por motivos que parecen estar claros. Con todo mi cariño para Pedrito, mala señal sería si el año que viene comienza como titular.
Lo de Cesc ha sido incluso doloroso. El pobre hombre no es esto. Le han vuelto a colocar de nueve gran parte del partido, y Cesc sobrevive porque tiene una visión de juego digna de los mejores jugadores del siglo. Hace todo cuando debe, con un sentido del apoyo prodigioso. Pero en el pivoteo no tiene calidad para devolverla con total precisión, cuando cae a banda para compensar a Iniesta no puede eliminar rivales y su desmarque es demasiado corto para llegar a tiempo a ocupar el área. Aún así ha jugado un partido más que digno, insisto, exquisito en la lectura y la interpretación de las necesidades del equipo. Pero mientras se le encomienden tareas que no se adecúan a sus características, veremos al Cesc menguante y el liderazgo made in gunner será cosa del youtube.
Quisiera finalizar con el apartado Thiago. Ha salido a mitad del segundo tiempo y a mí me ha dado una sensación maravillosa. Sería imperdonable perdernos a este jugador. Es joven, no protesta por ser suplente, se sobrepone a los fallos… y tiene el tobillo más elástico y preciso de la plantilla. Hoy entro por Busquets y se puso a jugar de pivote, devolviéndola al primer toque, presionando hasta donde se requería y activando, por cierto, a Cesc. Durante cinco minutos muy interesantes vimos juntos a los cuatro medios de posesión y saltaron chispas. Xavi alternó la mediapunta con Cesc, Iniesta dejó la banda a Jordi Alba y Pedro picó en la posición de nueve. Lo dicho, cinco minutos de los que apetece ver más a menudo. Por otra parte, Thiago cuenta con el prodigioso recurso de su puntera, con la que llega a balones imposibles que orienta con la facilidad con la que otros jugadores utilizan el interior. Hay muchos pronósticos apocalípticos sobre el Barça últimamente, pero a mí me parecería mucho peor desperdiciar a un jugador como Thiago que pasarnos un año en blanco.
A manera de conclusión, hemos visto a Pedro enchufadísimo, a Cesc moviéndose con acierto, a Iniesta con afán de liderazgo, a Jordi Alba recuperando sensaciones, a Villa voluntarioso… y entre todos no han logrado marcar un gol en justa lid. El Valladolid ha regalado uno y se ha marcado el otro en propia. Esto es lo que hay. Sin Messi el Barça ha vuelto a recuperar frescura, alegría, intensidad y alguna triangulación; el estilo aún sigue ahí… pero, Tello aparte, no hay recursos para hacer daño. ¿Es una conclusión positiva o negativa? No lo tengo claro. Supongo que dependerá del acierto en los fichajes, pero me inclino a pensar que el Barça está hoy un poco más cerca de reinventarse de lo que estaba hace 24 horas.