ESPECIAL FINAL CHAMPIONS LEAGUE. RECUPERAMOS: SCARFACE, EL ANTIHÉROE FRANCÉS

Parece sacado de una novela de Víctor Hugo, su cicatriz no solo ha marcado su cara para siempre, sino probablemente su alma, su forma de ver el juego y la vida; todo o nada. 

Franck Ribéry, el antihéroe, ese jugador que puede ser discurso en el Bayern, cuando las cosas van bien. O recurso, cuando todo tiene mala pinta y los compañeros buscan líderes a los que agarrarse desesperadamente… 

De origen humilde, un accidente de coche cuando tan solo contaba con 2 años, dejó su semblante marcado para siempre. Scarface, cara partida, cuida su cicatriz para recordar sus comienzos ayudando de albañil a su padre, que la vida es dura y no existen las victorias regaladas. 
Como todos los futbolistas de barrio, necesita la pelota para sentirse vivo, importante, y pesar en el juego. A veces no es tanto profundidad, como posesión. Pero posesión desde la verticalidad, desde esos fuera-dentro indefendibles, tanto por su técnica, como sobre todo por su determinación. En cada control, en cada giro, en cada disparo, Ribéry nos grita en silencio que el que quiera ganarle tendrá que pasar por encima de él, como el futbolista de la calle que impone su ley en cada disputa. 
En los cuartos de final ante la Juventus ha sido el jugador más determinante de la eliminatoria, si la Vecchia Signora era partidaria de dormir el choque, el jugador francés entendió que en la velocidad, en el desborde, estaba el triunfo. Con Ribéry no hay problemas de entendimiento del juego, no confunde velocidad con precipitación, en claro contraste con su compañero de equipo e inquilino de la banda opuesta, ese holandés que se retirará sin acabar de entender el juego…
Su historial de clubs puede resultar hasta disparatado con un periplo en Turquía incluido. Sus orígenes en el fútbol incluyen una serie de equipos modestos como el Boulogne, Olimpique Alés, Stade Brestois o el que le dio a conocer al gran público; el Metz antes de fichar por el Galatasary turco. Para al año siguiente volver a Francia, esta vez sí, al Olimpique de Marsella. Y tras pasar un par de años en el club marsellés, acabar fichando por el todopoderoso Bayern de Munich. 
No es casualidad que hace varios veranos fuera el objeto de deseo del Barça de Pep y del Madrid de Florentino. 
Para el Barça hubiera sido ese diez que ahora es Iniesta, un “extremo” que busca los pasillos interiores, que tiene diagonal, tiene gol, desequilibrio y que a su vez combinaría excelentemente tanto con un lateral profundo, como con un interior inteligente. 
Para el Madrid hubiera sido el jugador de moda en Europa ese verano, pero en contraste con su compañero de selección, Karim, un jugador que no entiende de segundas oportunidades, que solo entiende el aquí y el ahora. No ha lugar para la melancolía… 
De Franck nunca podremos decir que se esconde, que no lo intenta. En determinación puede llegar a recordar al gran Figo, jugadores con los que cualquiera nos iríamos a una guerra… y a los que el Barça debe vigilar bien en esta semifinal. 
La banda izquierda del Bayern, con Ribéry y Alaba, promete ser un verdadero quebradero de cabeza para la espalda de Alves. Busquets y el central de diestro, probablemente Piqué, deberán estar bien atentos a esa zona del campo, Scarface intentará protagonizar su propia obra, para que el drama de su vida, se torne en comedia.