Por Jordi Iglesias, Chopi

Una de las mayores incógnitas que planeaban en el universo futbolístico se ha resuelto. Por fin. Neymar jugará en el Barça la próxima temporada. Icono mediático y elementos publicitarios al margen, queremos hablar solo y estrictamente de fútbol. Hablamos de que uno de los mayores talentos jóvenes de la actualidad   y que ha fichado por un equipo en el que está Lionel Messi. Desde que Messi es el 10 blaugrana no ha tenido nunca un atacante como el que encontrará en el brasileño. Podemos pensar, por tanto, que el Barça está ante un reto precioso a la par que ilusionante. No obstante, antes de entrar en materia, avisamos: Neymar no soluciona todos los interrogantes del actual Barça pero sí planteará nuevas preguntas a los rivales al mismo tiempo que ofrecerá una serie de alternativas tremendas. Con Neymar el Barça tiene al alcance una contraseña para actualizar su software, ya con destacados problemas de funcionamiento en los últimos 2 años. 


¿Cómo llega Neymar?

Neymar no está actualmente en su mejor momento de forma. De hecho, su último año ha sido, siendo claros, bastante malo. A medida que iba ganando enteros y jerarquía futbolística en el Santos, el equipo se ha ido deshaciendo. De ganar la Libertadores en 2011 a prácticamente un solar. Por ello, mayores responsabilidades dentro del campo para Neymar. Era la bandera de un Santos que Muricy Ramalho seguía dibujando con traza conservadora a la espera de que el crack solucionara los partidos. Además, lleva jugando sin descansar muchos y muchos meses seguidos. Parece claro que, puestos a imaginar un poco el futuro como blaugrana, tardará en debutar. Más si cabe teniendo en cuenta que nos encontramos con la Copa Confederaciones. Lo razonable es imaginar que tendrá bastante descanso para recuperarse física y anímicamente de todo el desgaste acumulado. En estos casos en los que además hay un cambio vital de suma trascendencia como irse a un nuevo destino, la mente necesita tiempo. Es algo que todo futbolista necesita equilibrar para rendir al máximo.
¿En qué punto está el Barça?

Como decíamos, el Barça está en un punto en el que la maquinaria está ciertamente desengrasada. El sistema precisa de un update. A pesar del título de Liga logrado de forma magnífica, la realidad continental le ha desnudado más de lo que se insinuaba en la última temporada de Guardiola. Precisamente, situaremos el contexto actual blaugrana a partir de la llegada de Pep al Barça para intentar ver que el Barça es, o debería ser de alguna manera, un software en evolución. Al fin y al cabo, este año se ha vivido en gran parte con el legado del mejor técnico de la historia, sin apenas incidir en cambios drásticos salvo excepciones temporales.
Barça 2.09: La primera temporada de Pep marca una nueva época con la salida de dos iconos foráneos de la era Rijkaard: Ronaldinho y Deco. El otro gran puntal extranjero, Eto’o, sigue a pesar de las dudas del técnico. El primer año Pep actualiza el software blaugrana dotándolo de una personalidad propia en la que los canteranos ilustres como Puyol, Valdés, Xavi, Iniesta y un (aún) jovencísimo Leo Messi cogen el peso dentro y fuera del campo. Es un primer año en el que el equipo empieza a disfrutar con el fútbol de posición y sobre todo con una tremenda presión tras pérdida. Es un Barça imperfecto que en ataque termina verticalizando las jugadas con Henry y Messi en las alas y Eto’o de referencia. Sin olvidar que era un equipo que finalizaba los contra-ataques con gran calidad. 
Barça 2.10: Pep logra lo que no pudo al llegar y prescinde de Eto’o a cambio de recibir a un jugador muy especial por todo lo que significa como Ibrahimovic. El sueño de jugar con un delantero de referencia grande que fuera técnicamente excelso se cumple para el de Santpedor. Pero la temporada se oscurecería a medida que pasaron los meses y el software llegó a un punto muerto en el que necesitó reiniciarse. Aunque eso fuera para Pep renunciar a su idea original. El equipo empieza a virar hacia un Messi que es cada vez más y más bueno a la vez que determinante por el carril central.
Barça 2.11: La versión más perfecta desde el punto de vista analítico del ciclo de Pep. Con la posesión como elemento que ordena el ataque porque permite defenderte con ella tanto o más que crear jugadas de gol, Xavi en la cima de su carrera y Messi como el nuevo delantero mentiroso por excelencia, el Barça alcanza un nivel impresionante. Villa y Pedro partiendo de banda se sacrifican en pro de un equipo que juega de memoria. El software había llegado a un nivel de madurez y precisión quirúrgica. Todo salía según lo previsto y calculado en la cabeza del maestro y programador Guardiola. Aquél Barça rozó la perfección, casi lo imposible, porque redujo el azar a cotas de expresión y probabilidad bajísimas.
Barça 2.12/13: Pep es consciente de que cada vez va a ser más difícil seguir ganando y busca matizar sobre la marcha. Los rivales, con Mourinho y su Madrid a la cabeza, perfeccionan su capacidad de adaptación hasta tal punto que se convierten en una amenaza real para la seguridad y tranquilidad del software blaugrana. Éste, anhela la fiabilidad de los antivirus que otrora no permitían fisuras en el sistema. Van llegando a su fecha de caducidad y precisan de renovación. Algo que llegará tarde o temprano. Ya sin Guardiola, Tito recoge una herencia -bendita herencia- pero salvo en un tramo esperanzador de la temporada no termina de reinventar la fórmula y en términos generales se escuda en la versión 2.11 que ya no puede dar mucho de sí. Está ciertamente en clara obsolescencia y ha perdido sofisticación ante otras maquinarias que rugen y funcionan a pleno rendimiento como las procedentes de Alemania.
El (breve) paréntesis del Barça 2.13: Como comentamos, existió un tramo esperanzador de la temporada con Tito que llegó a su máxima expresión entre diciembre y enero. El Barça giraba entorno a Cesc e Iniesta en una magnífica banda izquierda en la que profundizaba de lo lindo Jordi Alba y Leo Messi seguía a lo suyo, marcando hasta casi sin buscarlo. Generando al tiempo que ejecutando sin recaer en él toda la responsabilidad. Paisaje soñado en el imaginario culé. Pero el software de alguna manera no llegó a salir de la fase Beta y tuvo poca continuidad cuando lo analizamos en perspectiva. La falta de profundidad terminó haciendo mella en un conjunto al que cada vez más le costaba fabricar peligro de forma continuada si bien seguía disfrutando de bastante pegada.
¿Cuáles son los principales problemas de la actual versión del software?

Pretender jugar a algo cuando tus jugadores más adecuados no están en el mejor momento ni pueden ya dar lo máximo es sinónimo de problemas. Renunciar a lo que te ha hecho grande es difícil, pero se antoja necesario más si cabe cuando debes intentar recuperar el trono perdido. En casa y fuera. El Barça intenta protegerse desde la posesión pero es incapaz de ejecutarlo ya con maestría, dejando la espalda de los interiores tremendamente descubierta y salvo si Busquets se multiplica noche tras noche, es relativamente sencillo coger expuesta a la zaga culé. El Barça sufre en transición defensiva porque no puede encontrar un sentido real a su abrumadora posesión. Echa en falta más descaro e imprevisibilidad en ataque, algo que parece exclusividad de Messi. Que puedan pasar, sencillamente, cosas. Además, asunto importante, el Barça no logra mezclar el juego en corto con los desplazamientos en largo lo suficiente. Mejor dicho, escasea. Y es algo que ocurre ya desde la propia creación de la jugada con el portero, algo en lo que se ha permitido bastante dejadez. No porque sea un pecado salir en largo sino porque con los jugadores disponibles no parece lo más sensato. 
Transición defensiva, falta de profundidad, ausencia de 1×1, salida sucia desde atrás… Han sido el coro argumental del mantra del calvario blaugrana esta temporada. 
Así que llegados a este punto y visto cómo está el software actual, toca preguntarse si Neymar, en tanto que recién y flamante fichaje puede ser una solución a alguno de estos interrogantes, defectos. Aunque como decimos, y esto habla enormemente bien del brasileño, su llegada abrirá inevitable y rápidamente, nuevas preguntas en los rivales. Con todo, que Neymar aterrice en Barcelona parece exigir el compromiso para actualizar el software hacia la versión 2.14.
Neymar y el Barça 2.14

Valga resaltar que este apartado versará sobre cómo y dónde creo que puede Neymar -en base al futbolista que es y al talento que atesora-, aportar al colectivo en pro de un Barça que debe seguir evolucionando. Pero para nada podemos asegurar que todo lo que se exponga a continuación vaya a ocurrir. Al fin y al cabo, los técnicos, con Tito a la cabeza, tendrán la última palabra.
El fichaje de Neymar abre un abanico de posibilidades inmenso en ataque ya que hablamos de un futbolista único. Especial. Su talento a la hora de entender el juego está muy por encima de la imagen individualista que  desprende, algo que no debe sorprender ya que cómo destacábamos al inicio, Santos se ha convertido prácticamente en un solar. No solo por su habilidad para desbordar en el 1×1, algo que hace mejor en carrera que en seco y, especialmente por fuera partiendo desde izquierda, sino por su capacidad para asociarse con el compañero más cercano. Será frecuente ver al brasileño tocar la pelota y desmarcarse en velocidad buscando el espacio libre para recibir la pared. Pero Neymar no es sinónimo puro de 1×1 y ni siquiera será el mejor regateador del equipo. Hombres como Messi  o Iniesta son mejores en esa faceta del juego. En España y Europa tendrá menos espacios para encarar y deberá acortar la toma de decisiones, algo que le llevará seguramente a más errores de los ya habituales. Al fin y al cabo en un futbolista atrevido y distinto, el error no se negocia. Es una posibilidad real. Su talento e interpretación del juego le permitirán afrontar con éxito tanto defensas adelantadas como replegadas, aunque en este último punto tendrá un reto importante. Se defiende mejor aquí en Europa que en Sudamérica. Otra cosa son las patadas. Aquí Neymar no recibirá tanto como recibía en Brasil. 
No es un futbolista que vaya a adecuarse al perfil de ‘extremo-chincheta’ o similar y, si esa fuera la decisión de los técnicos, sería limitar muchísimo a Neymar y, en consecuencia, al potencial colectivo. En este sentido no espero que le otorguen un rol a lá Henry, para entendernos. Sería absurdo, realmente. Tener al joven brasileño debe servir para ser valientes en ciertas tomas de decisiones. Neymar es vértigo y velocidad. Todo lo hace a una velocidad endiablada, para lo bueno y para lo malo. Por ello hay que ser consciente de que fallará. Sobre todo muchos controles de primera ya que en cuanto pretende recibir el balón ya sabe qué quiere hacer y hacia dónde. Paciencia en este sentido. 
Por sus características, donde mejor puede rendir es partiendo de una posición algo escorada hacia la izquierda o bien como segundo delantero. En algo que traza un claro paralelismo junto a Messi, tiende cada vez más a buscar e imponerse por el carril central. De la convivencia de ellos en esta zona de convergencia, sin que sea el punto de origen de ambos, deben nacer muchas de las esperanzas para la parroquia culé. La izquierda se asemeja especialmente un espacio de win-win para el Barça de Tito, que justamente vio en esa franja el mayor nivel de juego este año. No cuesta imaginarnos a Neymar permutar con Iniesta y habilitando las subidas de Jordi Alba a toda velocidad. El ex santista atraerá la marca y distracción del rival, permitiendo a muchos de sus compañeros más cercanos incidir y percutir sin tanta vigilancia. En este sentido, lo mismo que para Andrés o Jordi, aplica para el propio Messi. Neymar va a ser un foco creíble de peligro en ataque. Un jugador del que cabe esperar cualquier cosa. Y aquí nos detenemos. Porque cualquier cosa quiere decir eso. Imaginación y fantasía como buen brasileño no le van a faltar aunque cabe decir que es mucho más efectivo de lo que se intuye. Un foco no solo creíble porque amenace a defensas rivales con su mera presencia sino que además, tiene bastante gol. Gran disparo desde las proximidades del borde del área, muy seco sobre todo y luego una definición bastante notable cerca de portería. 
El crack brasileño va a necesitar ritmo, verticalidad y vértigo. Que pasen cosas. Algo que choca diametralmente con la esencia del baluarte del ADN blaugrana en este último ciclo tan exitoso -Leo al margen-: Xavi Hernández. No podemos garantizar que este sea el ya quizás sí paso definitivo hacia el fin del Barça de Xavi pero la convivencia de ambos en el campo cuanto menos se asemejaría a un reto importante. ¿E imposible? Al fin y al cabo, por juventud y por condiciones, el Barça 2.14 viraría hacia mares distintos de aquellos en los que ha querido seguir navegando este último año. Aunque sean mares de poca calma y mucha tempestad y por mucho que sus antivirus, los marineros y guardianes del sistema sean menos fiables desde el punto de vista básico del acierto-error. Un Barça que confíe en Cesc y Thiago además de claro está Iniesta y Messi. Con estos futbolistas Neymar tendría un ecosistema a priori idílico. Este tipo de jugadores invita a pensar en un Barça algo asimétrico -compensado, entiéndase- o cuanto menos algo escalonado en ataque, en el que por ejemplo podríamos ver a Neymar y Messi partir de posiciones algo centradas detrás de un punta móvil que estire a los centrales (ejemplo: Alexis). 
En un Barça que aspiraría a mayor verticalidad, aceleración y vértigo en sus ataques a costa de menos control y dominio de la situación se antojaría decisivo armar al equipo tras pérdida. Especialmente teniendo en cuenta que habría al menos tres futbolistas (Messi, Neymar e Iniesta) que no sumarían demasiado sin balón. Aquí las posibilidades para los técnicos pueden ser varias y hablaríamos desde un teórico doble pivote (la pareja Song-Busquets puede ser algo en lo que incidir más a partir de la siguiente temporada), defensa muy adelantada que acorte el campo y permita juntar al equipo para transitar cómodamente, etc. Labor ya de los técnicos y que no podemos vaticinar ya que dependerá en gran medida también de cómo queda configurada finalmente toda la plantilla. Algo que a día de hoy, no podemos garantizar ni anticipar.
Neymar es un jugador que plantea un reto maravilloso al Barça. Y viceversa. El Barça es un reto impresionante para Neymar. El jugador camino del Mundial en su hogar y la institución culé en busca de respuestas para solucionar las dudas y temores actuales. No podemos asegurar que el brasileño triunfará en el Barça o que se convertirá en el sucesor natural de Messi en el panorama internacional. Ni lo sé ni sería mi intención. Lo que puedo garantizar es que estamos ante una oportunidad histórica. Se junta una constelación futbolística que presagia tardes y noches de goce. La pelota estará entonces en el terreno de los técnicos. Una pelota con la que Neymar se siente muy cómodo. La necesita para expresarse. Necesita saltarse las normas y ciertas rigideces tácticas. Necesita licencias. Libertad y espacio dentro del campo para mostrarse con total personalidad. Algo que el Barça apenas ha experimentado desde que Messi es el depredador más determinante que haya conocido  el verde de los estadios. Y no hablo de egos, algo que todo jugador debe manejar y situar por debajo de los éxitos colectivos. Hablo de personalidad. De ser y sentirse futbolista. El último gran Menino da Vila necesita cosas distintas a las de otros futbolistas. Su talento merece que así sea.
No tengo dudas de que a un jugador como Neymar hay que hacerle hueco. Sus virtudes compensan sobremanera sus defectos y el Barça debe por tanto ciertamente adaptarse y matizarse igual que él también se va a tener que acomodar y asentarse. Al fin y al cabo, el hecho de haber aceptado venir a Barcelona lleva implícito confiar en que Messi es el auténtico número 1, que se une a él como escudero para aprender y seguir creciendo y que el Barça es un escenario sobre el papel idóneo para madurar como futbolista.
Neymar. La contraseña para actualizar un software que necesita nuevos antivirus y guardianes del tesoro. El mayor patrimonio para el Barça debe ser asumir que evolucionar no es un pecado. Ser conscientes que hay que buscar nuevos vientos y mares por los que navegar ya que así lo va exigiendo la configuración de la plantilla. Una plantilla que debe ser rica y variada en recursos para ser de todo menos previsible y monótona.
No olvidemos de guardar en nuestras mochilas, junto a la ilusión y los sueños, paciencia. Paciencia y tiempo con él.