1×1: PEDRO Y SERGIO BUSQUETS

Por Marc Roca y EUMD

Pedro Rodríguez

No han pasado tantos años pero parece que queda ya muy lejos la época en la que un pequeño delantero canario asombraba el entorno culé con un rendimiento tan espectacular como inesperado.
Hoy Pedro es objeto de críticas generalizadas y su figura ilustra una debilidad estructural de la plantilla, no tan evidente no hace mucho tiempo pero hoy en boca de casi todos: el Barça se ha apoyado durante años en delanteros de perfil bajo que encajaban muy bien con un modelo de juego muy poderoso, desechando otras opciones más incómodas y complejas de administrar. Ha apostado por futbolistas de la casa, muy familiarizados con el fútbol del Barça, solícitos ante las necesidades más esenciales del equipo. Bojan, Jeffrén, Cuenca, Tello, Pedro. El problema es que cuando el juego se ha debilitado estos delanteros no han sido capaces de aportar soluciones decisivas, porque seguramente no son futbolistas de esa categoría.
Esta temporada Pedro ha sido titular pero no ha convencido, y la perspectiva general sobre la delantera ha acentuado el severo juicio sobre un futbolista que ni es tan limitado ni ha estado tan mal. Al canario le ha fallado más la forma que el juego. Con los años le hemos ido conociendo, descubriendo que su definición es espectacular, que tácticamente es un jugador aplicado, capaz de desarrollar varias funciones, y que cuenta con una calidad física nada desdeñable: una arrancada muy poderosa que complementa su maravillo sentido para el movimiento vertical. Una arrancada que requiere de una puesta a punto exigente. En esta irregular temporada Pedro nunca ha llegado a lucir su explosividad ideal, una cualidad sin la cual su fútbol se ve muy reducido Sin embargo su juego nunca ha carecido de sentido. Ha sido un habitual en el apoyo interior de un equipo al que a menudo le ha costado encontrar eso en sus mayores especialistas, ha gestionado acertadamente roles de extremo abierto y cerrado en distintas fases de la temporada y, como siempre, su implicación ha sido notable. Le ha faltado lo más importante, el punto de velocidad que le permite profundizar y rematar como pocos.

Sergio Busquets

Cuando Busquets ascendió a la primera plantilla como complemento perfecto de Xavi, pocos imaginábamos que en pleno declive del 6 azulgrana, el de Ciutat Badía se erigiría como uno de los hombres más importantes del equipo. Da la sensación que cuando Vilanova piensa la mejor alineación para el partido, tras Messi y Valdés, el nombre de Sergio es el siguiente que escribe. Y no será porque no haya tenido competencia desde que está en el primer equipo.
La temporada de Busquets bien puede usarse como sinécdoque del resto del equipo. Una primera fase incómoda, encorsetada en las concesiones que el plan de Tito asumía para potenciar a Messi. La base de dos no ayudó a Busi, al que como con Redondo o Guardiola, ponerle un acompañante «es como taparle un ojo». Además, la distancia entre jugadores le dificultaba la presión en campo rival. Tito hizo evolucionar al grupo y ahí pudimos ver la mejor versión de Busquets. Seguramente la mejor de su carrera, en la que además de las cualidades ya conocidas, sumó nuevas responsabilidades en la base y la organización. Finalmente el tramo final, cuando, como el resto del equipo, fue superado. Sorprendió porque de él no lo esperábamos. Probablemente sus problemas en el pubis sean la explicación.