1×1: THIAGO Y MASCHERANO

Por Szakach y Fdeprimera



Thiago Alcántara

Terminada su segunda temporada en el primer equipo, Thiago sigue siendo más potencia que acto. Sin embargo lo que está en potencia es por definición posible, y lo posible que se vislumbra llega y sobra para que la ilusión inunde todo lo que Thiago toca.
Son muchos los factores que impiden que Thiago de un paso adelante en su importancia en el equipo (Esta campaña 15 compañeros gozaron de más minutos que él) Cuenta con jugadores de primer nivel mundial ocupando su puesto sobre el campo y con un entrenador que no parece terminar de fiarse de él, ni como activo ni como revulsivo. Cuenta también con un cuerpo que no le acompaña en cuestión de lesiones y que le han privado de gozar de continuidad. Con un entorno que a veces no parece ayudar, su actitud sobre el campo, en ocasiones displicente tampoco lo hace. Demasiados impedimentos para explotar en Barcelona.
Su papel en el equipo sigue sin definirse y desde el falso nueve a la base de la jugada, este año ha ocupado por momentos todas las posiciones del centro del campo. La masa culé ha llegado incluso a reclamar que juegue “de Ronaldinho” en el extremo. Ha pasado otra temporada y Thiago no ha asaltado la titularidad. Quizás demasiadas cosas vayan en su contra en la ciudad condal, o quizás sea solo cuestión de tiempo que la potencia se convierta en acto. Tal vez en 2014, tal vez en otro equipo. Tal vez no. Quizás. Thiago.

Javier Mascherano

Tito Vilanova lo dijo muy claro: “O Thiago Silva o nadie”. Al final no fue ni lo uno ni lo otro, sino una solución ‘intermedia’: Alex Song, un centrocampista que también había jugado de central. El Barça empezó la temporada, pues, con cuatro centrales: Gerard Piqué, Carles Puyol, Javier Mascherano y Marc Bartra, más las soluciones eventuales del camerunés, Busquets e incluso Adriano.

El caso del argentino era– o es– peculiar. Había encontrado su acomodo como central de un equipo que dominaba posicionalmente a sus rivales a través del ataque organizado más potente de la Historia. Las funciones defensivas de Mascherano se concretaban, especialmente, en dos cosas: la anticipación y la corrección por velocidad.
Pues bien, por varios motivos la hegemonía del Barça a través del dominio absoluto en el juego empezó a menguar, y a partir de ahí la comodidad de un rol hecho a su medida pasó a mejor vida. A Mascherano se le empezaron a pedir otras cosas, que algunas resolvía por puro talento, pero a otras no llegaba porque no había estado educado para ello. El tramo final de la 11/12 y el error en la Supercopa en el Bernabéu mellaron la confianza del argentino en su juego, y las lesiones de Piqué y Puyol obligaron a tirar de un futbolista superado por el contexto. No había otra. Y ahí el Barça sufrió muchísimo, hasta que recuperó, al fin, a su pareja titular.
A Mascherano le costó volver a ser él mismo. No fue hasta la gloriosa vuelta ante el Milan que, a pesar de un error que apunto estuvo de costar la eliminatoria, volvimos a ver al gran futbolista argentino, recuperado de confianza. Así mantuvo el nivel hasta la lesión en París, que le impidió estar presente en la debacle contra el Bayern de Múnich.
Mascherano acabó adaptándose a su nuevo rol de central, y a pesar de sus fallos de lectura, el argentino acabó dando un rendimiento más que correcto en el tramo final de temporada. Eso sí, al ‘14’ no se le puede considerar como titular e incluso, en un futuro próximo, su rol podría cambiar ante los eminentes cambios que paulatinamente se irán introduciendo en el juego colectivo.