1×1: VÍCTOR VALDÉS E INIESTA

Víctor Valdés

Ser portero no es ser cualquier jugador de campo. Ser cancerbero en el Barça, no es serlo en cualquier equipo del mundo. Ser guardameta en el Barça y llamarte Víctor Valdés, no es ser cualquier portero de la historia de este club. Hablamos del que se puede considerar por derecho propio, quizá con el beneplácito de algún histórico como Ramallets, el mejor cancerbero de la historia del club azulgrana.

Esta ha sido una temporada convulsa y especial para este jugador, dado su anuncio de abandonar el club a la finalización de su contrato. Esto que hubiera podido condicionar el rendimiento de cualquier profesional, en el caso de Víctor no ha generado el más mínimo problema, es más, podríamos decir que el jugador ha subido ligeramente el nivel en algunos partidos clave de la temporada respecto al año pasado. En las noches estelares Valdés está… y suma. Su uno contra uno sigue siendo de los mejores del planeta fútbol. Carácter y cabeza, dos de sus valores añadidos, hacen el resto.


Si bien es cierto que como decimos, ha seguido siendo un jugador de campo más, un futbolista capaz de leer bajo palos lo que demanda la jugada y el partido, siendo esta quizá su característica más valiosa, no es menos cierto que su valor aquí se ha visto ligeramente reducido en las últimas dos temporadas; Valdés ha abusado del desplazamiento en largo, no sabemos si por directriz deportiva o por cierta inseguridad en su juego de pies.


Su baja se notará, es posible que el Barça ya no pueda jugar a lo mismo, por lo que, cuanto más tarde, mejor…

Iniesta

Andrés Iniesta ha vivido una de las temporadas más regulares en cuanto a continuidad se refiere. Sin apenas lesiones, ha podido jugar mucho y ha sido titular indiscutible en las citas importantes.  Principalmente ha actuado como interior izquierdo aunque también como “falso extremo izquierdo” en un tramo importante de la temporada (diciembre-enero) en el que el equipo de Tito alcanzó su máximo nivel.


El de Fuentealbilla fue vital en el tramo en que el Barça sentenció la Liga -final de la primera vuelta, que se dice pronto-, siendo una de las referencias en la banda izquierda que gracias a las permutas con Cesc en el interior y a la profundidad aportada por Jordi Alba, lograba inclinar el campo desde su posición y a su antojo. Liberó mucho a Messi en no pocos partidos aunque su aportación fue menor de la esperada al final de temporada, especialmente en Champions ante el Bayern. Pese a ello, ha completado una magnífica temporada en la que nuevamente su fútbol e importancia real no se traduce en cifras y en la que ha parecido mejor que nunca. Va camino de alcanzar su madurez como futbolista y aún puede subir algún escalón más si cabe, tanto en términos cuantitativos (estadísticas) como cualitativos (relevancia). Algo que se antoja vital en algunas noches venideras y decisivas para el barcelonismo.