1×1: XAVI Y PIQUÉ

Xavi Hernández 

Xavi ha cuajado una gran temporada. Situarle en el centro del debate sobre la evolución del equipo es tan inevitable como reconocer la excelente gestión del futbolista sobre su propia evolución individual. Xavi no mantiene el balón como antes, una cuestión tantas veces comentada que hoy no me detendré en ella, pero sigue siendo a día de hoy un futbolista magnífico, tanto en relación a su solvencia competitiva como en lo relativo a sus aptitudes futbolísticas. Tito Vilanova afrontaba su primera temporada con la posibilidad razonable de reducir la presencia de Xavi en los onces del equipo, pero pronto evidenció que tal opción no pasaba por sus planes. A la práctica el del 6 se ha contado entre los mejores rendimientos individuales del año, aunque pueda y deba cuestionarse el papel que se le ha adjudicado en un modelo de juego continuista cuyo vuelo ya no da para ciertos desafíos.
Al jugador se le puede achacar que en determinados momentos sea el primero en reivindicar su viejo rol, ¿pero cómo echárselo en cara si los propios compañeros y el cuerpo técnico suspiran por el 75% de posesión cuando la dificultad intimida? Xavi ha sido muy importante para edificar el mejor Barça de la historia, y cuesta asumir que su giro ya no dé para adjudicarse tres de cada cinco toques bajo presión sin perder la pelota. Y que intentarlo sea contraproducente. Concentrando su intervención en gestos más concretos y decisivos cerca del área rival, por el contrario, el valor del Xavi crepuscular es enorme, algo que Tito Vilanova supo activar al alejar el timón de su zona. Cuando el Barça jugó por la izquierda la incorporación del interior por el lado despejado del campo administraba balones decisivos. El toque diferencial del 6, la asistencia impecable, eran una consecuencia lógica del mecanismo, como lo es que hoy en día Xavi siga luciendo un talento formidable para gestionar posesiones en campo contrario cuando el rival ha dado un paso atrás y le permite la recepción de cara a portería. Ese paso que al Barça actual le cuesta tanto exigir a sus contrincantes.

Gerard Piqué

Probablemente nadie esperaba las cotas de central histórico que Gerard Piqué nos dejó en aquella temporada de su debut, haciendo pareja con Rafa Márquez.  Y es más, seguro que más de uno había perdido la fé en volver a ver a Gerard a un nivel similar. Se equivocaba…
Esta temporada 2012-2103 puede ser considerada como la de la resurrección de Piqué, de ese central al que ya no deberíamos de denominar central káiser, sino central total. Sin tener a su lado al mejor Puyol, ni siquiera a un consistente Mascherano, Gerard nos ha vuelto a dejar esta temporada actuaciones para el recuerdo, hasta en la épica de la derrota, como fue, sin ir más lejos,  el partido contra el Bayern en la vuelta de semifinales de Champions.
Si una palabra define su juego sería jerarquía. Gerard esta temporada ha sido el jefe. Elegía cuando correspondía sacar el balón en largo, cuando conducir e incorporarse al ataque, siempre con peligro dada su calidad y timing para leer la jugada. Mientras que la defensa más expuesta de los últimos años en can Barça, ha tenido en Piqué a un auténtico baluarte, a veces infranqueable.
No queremos pensar qué hubiera sido de este Barça de Vilanova si al número tres le hubiera acompañado un central a su altura… y emplazamos esa situación a la próxima temporada.