LA MAYOR PÁGINA DE LA HISTORIA

Europa nunca había visto nada semejante a lo ocurrido el 18 de mayo de 1960 en el Hampden Park de Glasgow. El Real Madrid, tras aplastar por 7 a 3 al Eintracht de Frankfurt acababa de conquistar su 5ª Copa de Europa consecutiva, pero esto no fue lo más llamativo. Lo realmente impactante fue la actuación antológica de Di Stéfano y Puskas, autores de los siete goles en menos de 50 minutos. La pareja mas demoledora de la historia acababa de completar su capítulo mas glorioso.


El conjunto blanco, no descubrimos nada, ya tenía a un equipo potente que dominaba con mano de hierro la competición española y europea. Con jugadores como Kopa, Rial, Gento o Di Stefano, el jugador total, apenas ningún rival podía hacerles sombra si rendían al 100%. Sin embargo, no dudaron en la contratación de Puskas, a pesar de su edad y su estado físico. Dos copas de Europa seguidas tras su fichaje y su total comunión con el resto de la plantilla y en especial con Alfredo tanto dentro como fuera del campo confirmaron que el fichaje del mayor goleador del siglo XX fue un completo acierto. No sería la única vez a lo largo de la historia que juntar a dos cracks de primer orden mundial iba a dar un rendimiento tan alto.

El Manchester United tenía una generación ganadora, los Busby Babes, que se quedó en el camino por el fatídico accidente de avión de 1958 cuando regresaban de un partido de Copa de Europa en Belrgado. A este fatídico hecho sobrevivieron, entre otros, el entrenador Matt Busby, el delantero Bobby Charlton, y las ganas de regresar algún día a acabar el trabajo que dejaron a medias: ganar la Orejona. Algo que empezaron a lograr cuando a Charlton, convertido en estrella indiscutible del equipo, se le unió George Best, el carismático jugador de Irlanda del Norte. Un Balón de Oro para cada uno, y la conquista europea en 1968 por 4-1 al Benfica marcando dos goles el primero y otro más el segundo dan buena cuenta de que la unión que llevó a cabo Busby no pudo ser mas acertada. 31 años tardaría el United en repetir éxito europeo.

La misma fórmula repitió el sorprendente Hamburgo de finales de la década de los 70. El equipo campeón de la Recopa en 1977 con Félix Magath como estrella principal añadía a uno de los mejores jugadores del momento, Kevin Keegan que acababa de triunfar y mandar en Europa con el Liverpool justo antes de fichar por el equipo alemán. La unión no pudo salir mejor para ambos, ya que tras unos primeros meses de titubeos, el genio inglés ganaría dos Balones de Oro y su equipo disputaría una final de Copa de Europa con derrota por 1-0 ante el Forest de Clough. La historia no terminó de redondearse porque Keegan abandonaría el club ese año y no estará cuando por fin alcen la máxima competición continental en 1983, con Happel en el banquillo y Magath marcando. Pero el genio inglés abrió el camino para el auge de un equipo que desde que él se marchó y el foco de Félix se apagó no volvió a ser nunca el mismo.

Mayor gloria aún sumaron Van Basten y Gullit en el Milan de Sacchi junto a otros grandes jugadores como Rijkaard, Baresi o Maldini. Campeones de 3 Balones de Oro de forma consecutiva (1987 para Gullit, 1988 y 1989 para Van Basten), dominaron Europa y el Mundo sin ningún rival que le hiciera sombra, hasta tal punto que siguen siendo referencia histórica hoy en día. La comunión entre ambos era total, ya que hablaban el mismo idioma de fútbol ofensivo, brillantez y eficacia. El Milán de los holandeses dejó un hueco imposible de llenar en el fútbol de no haber compartido estos dos futbolistas plantilla.

Lo mismo ocurrió en el Dream Team de Cruyff cuando en 1994 el entrenador holandés dio la última vuelta de tuerca al equipo. Una plantilla que durante las temporadas anteriores jugaba sin 9 salvo en momentos puntuales, incorporaba al mejor: Romario. El impacto en el equipo no se hizo esperar, ganando la Liga con actuaciones para el recuerdo y llegando a la Final de la Copa de Europa. Pero sobre todo, su forma de empastar con los otros cracks. El entendimiento con Laudrup fue total, pero aún mas destacable fue la forma en la que se retroalimentó con el hasta su llegada, alma mater del equipo en facetas ofensivas: Stoichkov. El rendimiento de ambos fue tan potente que se puede resumir con un dato: el búlgaro ganó el Balón de Oro en 1994… porque el brasileño no podía optar a él. Fueron dos de los grandes jugadores del momento.

Las últimas páginas de esta historia son muy cercanas en el tiempo. La primera fue la unión de Ronaldo al Real Madrid de Zidane tan solo unos meses después de que el primero se ganase al mundo y el segundo sometiera a Europa. Posiblemente la mayor unión de talento en 50 años trajo consigo el pico de rendimiento máximo de la era de Los Galácticos, con todas sus virtudes y defectos. Un grande europeo sin corona por la mala suerte y Nedved que a pesar de eso dejó alguna de las páginas mas bellas de este deporte, como el 4-3 en Old Trafford.

La segunda fue la llegada de Eto’o al Barça en 2004 acudiendo a la llamada del efecto Ronaldinho. El primer año del brasileño fue la recuperación de la entidad, la recuperación de la ilusión, pero faltaba ese gol y ese colmillo afilado que solo el de Camerún podía proporcionar. Juntos llevaron al Barça a un lugar que hacía años que no olía y fueron la referencia en Europa… hasta que ellos quisieron.

Estas son algunas de las páginas mas exitosas y bonitas el fútbol, producidas por la suma del talento, porque con este no se puede ser cutre. Pero la mayor página de la historia está por escribirse y puede ser ahora. La unión del posiblemente mejor jugador de la historia del fútbol con el que está llamado a sucederle solo puede producir esto. Messi, Neymar y Tito han de encontrar la fórmula para que las máximas expectativas se cumplan, ya no por ellos mismos y su club, sino por lo que le deben a este deporte desde el mismo momento en el que se oficializó la unión.

Futbolísticamente no hay motivos para la duda. Son dos jugadores que están en otra esfera respecto a casi todos los demás y que son compatibles por varios motivos. El primero es el perfil, siendo el crack argentino zurdo y el brasileño diestro, lo que impide que choquen en sus sectores, salvo en el medio, algo que se debe solucionar sin demasiados dramas. Segundo por la propia forma de concebir el fútbol de forma ofensiva, asociativa y buscando el marco contrario. Y por último porque los egos, como hemos visto, se deben controlar, y mas cuando uno es el personificación del mejor equipo de la historia y otro es un recién llegado a Europa de 21 años.

Las contraprestaciones, que las hay, como en cualquier ámbito de la vida, deben ser subsanadas desde ya de la forma que el entrenador crea conveniente. Porque es imposible juntar a dos hombres de esta magnitud y que los aspectos negativos superen a los aspectos positivos. Es el deber de Vilanova, por encima de cualquier otro, conseguir que los dos cracks se junten y se entiendan para sacar el máximo rendimiento de ellos. Antes que él ya lo hicieron Miguel Muñoz y Carniglia, Matt Busby Branco Zebec, Arrigo Sacchi, Cruyff, Del Bosque o Frank Rijkaard antes que él ya lo lograron. Si lo consigue, dentro de muchos años se hablará de la fábula del HombrePerro y el HombreGallo: la mayor página de la historia de este deporte.