EL "TATA" MARTINO: NI LOCO, NI CUERDO

En un mismo verano, Neymar se junta con Messi, Ancellotti e Isco llegan al Madrid de Cristiano, Mourinho vuelve a un Chelsea en el que ya estaba Hazard, Ferguson dice adiós en el United, su vecino recibe a Pellegrini, arranca el ambicioso proyecto del Mónaco y el Dortmund, con Hummels, Gundogan, Reus y Lewandowski, le gana el primer título de la temporada al Bayern de Götze y Pep. Por si fuera poco, tras el triste y forzoso adiós de Vilanova, el Barça cambia de entrenador. Aterriza el Tata Martino. Nos faltarán ojos para ver tanto.

La designación del argentino como técnico de la primera plantilla del F.C.Barcelona sorprendió a todos. Y por partida doble. Primero por desconocido, y después porque con él se rompe la línea. Rijkaard, Guardiola, Vilanova. Anteriormente Van Gaal. Desde Cruyff, la fórmula del éxito está clara. Los cinco técnicos que han ganado alguna Liga desde el advenimiento del holandés, crecieron y se formaron al calor del modelo del Ajax o de su posterior implantación en Barcelona. Los cinco fueron alumnos antes que maestros. Martino no. El idioma del Tata es otro, por mucho que últimamente ha venido diciendo lo mismo. Con la llegada del argentino se apuesta por la mirada lanzada desde fuera. Por airear la casa. Una bocanada de aire fresco que el grupo seguramente necesite desde hace un tiempo, pero que también esconde algunos riesgos evidentes.

Martino se formó básicamente en Newell’s, y con el Loco Bielsa como gran -que no única- influencia. Primera aclaración: El Tata no es Bielsa. Con el libreto de Marcelo no habría sido posible una selección como la paraguaya que de la mano de Martino alcanzó los cuartos de final en el Mundial y la final en Copa América. Con, seguramente, la mejor defensa de la cita mundialista tras la selección española de la posesión y la pétrea canarinha de Dunga, su paso por la Albirroja habla de un Tata flexible y de libreto amplio. Poco se parecerá esa selección Paraguaya a su Newell’s Old Boys de después. Si acaso, y aquí sí se reconoce -y mucho- la mano de Bielsa, en la intensidad de ambos equipos. Eso sí es marca de la casa, la hiperactividad. Sin llegar a los extremos de Marcelo, porque de los dos el loco es el maestro y no el alumno.

De hecho, el Newell’s de Martino bien podría definirse como un equipo de dos velocidades. Y además muy marcadas. Una primera, lenta, calmada, cuando al equipo le toca salir desde atrás, y una segunda, vertical e impaciente, una vez cruzada la divisoria.

Los equipos del Tata gustan de salir jugando. No es el único escenario contemplado, pero sí siempre la primera intención. Y no hay prisa. El balón colgado llega cuando hay riesgo de perderla, cuando no, se sigue con el planteamiento inicial. Amante de la famosa salida lavolpiana, al técnico argentino le gusta mandar a ambos laterales bien arriba desde el inicio. En Barcelona tendrá en Alves y Alba a dos piezas perfectas para eso. Más complicado tendrá sacar lo mejor de Busquets bajando al canterano entre centrales. Veremos que solución encuentra Martino ahí. De todas formas, esta salida en lavolpiana, más que al mediocentro, a quien pretende dar importancia es a los centrales. La responsabilidad del primer pase es suyo y generalmente busca saltarse una línea y encontrar rápido a uno de los delanteros. Se trata de una salida más vertical. Esto no es nuevo para el Barça (recordamos la conexión Márquez-Ronaldinho) pero sí para éste. El interior, en la mayoría de ocasiones, viene después, recibiendo de cara desde el atacante. Se puede decir que con el Tata viven mejor los delanteros que los centrocampistas. Con el pase vertical central-delantero, Martino se evita comprometer la pérdida y, además, mete el balón arriba enseguida, bien para devolver de cara a los medios, bien para, en caso de perderla, lanzar la presión.

Durante todo este proceso, ambos laterales bien abiertos, para combinar por fuera con el interior y el extremo, o para fijar marcas y generar espacios para que los compañeros reciban por dentro. De entrada, con esto huelga decir que los que sufrían por que a Neymar le atasen a la cal y no le dejaran irse adentro, respiran más tranquilos. Con el balón para el Barça, Neymar tendrá el escenario para brillar.

Con este planteamiento de laterales abiertos y extremos cerrados, si no hubiésemos oído al nuevo técnico en la rueda de prensa de presentación, podríamos pensar también en Messi. Pero Martino dejó claras sus intenciones de, al menos de entrada, insistir con Leo como delantero centro. Por lo que se intuye, menos falso que hasta ahora. Sea Messi o sea otro, lo cierto es que el propio Tata reconoce que se le dan mejor los arietes móviles que las referencias fijas. La duda, trazando el paralelismo con Newell’s, es que donde Scocco era apoyo y ruptura, Messi sólo será lo primero. Neymar, el extremo derecho y los laterales, deberán permitir que esto no implique un problema de profundidad.

Si bien prevemos un tridente arriba con Neymar en la izquierda y Messi en el centro, lo cierto es que es de esperar que con el Tata veamos más intercambio de posiciones que hasta ahora. Con Guardiola y Vilanova hemos visto posiciones abiertas -falso nueve, falso extremo, mediocentral…- pero fijas. Con el nuevo técnico es posible que encontremos un comportamiento más dinámico en el que el intercambio de posiciones y roles se suceda con el balón en juego. Una movilidad que más que la superioridad, busca generar la ventaja. De ahí el ritmo alto en campo rival. Y de ahí que tengamos más certezas en la delantera que en el mediocampo.