LEYENDO AL NEWELLS DEL “TATA” MARTINO: EN ALGÚN LUGAR ENTRE BIELSA Y GUARDIOLA

«Si hacemos un gol no hay plan B, hay plan A2 y es seguir presionando»  GERARDO “TATA” MARTINO

Tras un par de años en los que han aparecido síntomas de relajación evidentes en la plantilla del Barça, aterriza en el Camp Nou el bielsismo ilustrado de la mano de uno de sus máximos exponentes, Gerardo “Tata” Martino. Es un cambio tan importante que casi podríamos calificarlo de bandazo si comparamos el proyecto de Tito Vilanova con lo que se puede intuir en esta nueva era culé. En el ambiente blaugrana se nota cierta inquietud. ¿Con quién ha empatado el tal Martino? ¿Haberlo hecho bien con Paraguay y Newells´s Old Boys son credenciales suficientes para entrenar al Barça? A la eurocéntrica mayoría que hubiera preferido contratar a un técnico con experiencia en Europa no habrá modo de calmarles. Lo único que se les puede sugerir es que hagan lo que mejor saben: esperar al recuento de títulos para juzgar el trabajo del entrenador. A la minoría que se pregunte honestamente si Martino puede encajar en el Barça toca tranquilizarla, y no hay mejor argumento para ello que repasar el juego de Newells. Una consideración previa: el Tata es discípulo de Bielsa pero el vendaval organizado del NOB tiene tanto que ver con la síntesis holandesa-italiana de Guardiola como con la verticalidad desaforada del maestro de Rosario.

Lo primero que salta a la vista en el Newells´s Old Boys de Martino (que, recordemos, recoge al equipo al borde del descenso y le sitúa en lo más alto del fútbol americano) son, sin duda, sus masivas transiciones. En ataque no resulta raro que el Newells cargue el área con cinco, seis o incluso siete jugadores pero cuando tocaba retroceder solamente el magnífico delantero centro Scocco se quedaba en campo rival. Verticalidad, retorno agresivo y el medio campista Villalba desdoblándose en defensa para compensar la transición a la manera de Busquets o Iturraspe. Quizá el papel de Villalbapueda recordarnos más a Busquets que a Iturraspe, porque Martino no ordena pugnas individuales tan rígidas como las de Bielsa. Primera clave con la que nos debemos quedar: correr hasta el agotamiento, movimiento sin descanso, presión por toda la cancha.

La asfixiante presión del Newells debe entenderse a partir de dos dinámicas bien marcadas. Por una parte, el equipo presiona colectivamente tras pérdida tal y como lo hacía el Barça de Guardiola, atacando el balón. Por la otra, el NOB también admite que uno de los suyos se lance como un suicida a presionar en solitario, a la manera de Toquero. El jugador que intenta recuperar por pura intensidad genera las dinámicas necesarias para encender los ánimos de sus compañeros, y el resultado de esta mezcla es una presión tan agresiva como estética. Imaginemos al primer Barça de Guardiola lanzando a un aventurero solitario enloquecido, como si fuera una avanzadilla que asusta al rival mientras se incorporan sus compañeros para completar la misión. Como es obvio, combinar sistemáticamente la presión organizada con el heroísmo individual requiere un compromiso casi fanático por parte de los jugadores.

El sistema de partida en el Newells es un 4-3-3 bastante flexible que en fase ofensiva se convierte en un 2-3-2-3.Los centrales, generalmente Verginiy Heinze, se abren tanto que los laterales se proyectan más allá del medio campo formando una primera línea con Villalba en el eje. Hay que destacar que el Newells tendía a avanzar a través de asociaciones de tres jugadores, de modo que no se puede definir un circuito preferente de creación de ventajas. Pérez y Figueroa (para entendernos, nuestrosXavi e Iniesta) tenían primacía en la gestión del balón, pero tanto el pivote defensivo como el delantero centro, Scocco, podían ocupar funciones de organización. Este aspecto es crucial y nos da una de las claves para comenzar a entender qué nos podemos esperar de Martino. El equipo es entendido como una totalidad, de manera que cualquier jugador con sensibilidad para el control de la pelota (y estos abundaban en Newells) podía formar su propio triángulo asociativo. En este sentido quizá podría venirnos a la memoria el núcleo formado por Xavi, Alves y Messi en 2009 y 2010: avanzando ordenadamente para atraer la atención de los rivales. El NOB del Tata, aunque es heredero de la idea de verticalidad de Bielsa, es capaz de rematar dentro del área tras haber movido a su rival con varias decenas de pases.

Cuando Newells defiende se cierra en un 5-4-1 muy agrupado. Aquí nos encontramos con uno de los mayores problemas para trasladar el sistema defensivo de Martino al Barça, y es la cuestión del retorno de los interiores. A diferencia de Guardiola, que tuvo que adecuarse a la indolencia defensiva de Xavi, el interior derecho de Newells, Pablo Pérez, es un prodigio físico y mental. En cuestión de segundos puede estar defendiendo el área propia y asistiendo desde la media punta, con un grado de actividad que nos recuerda forzosamente a un De Marcos mucho más relacionado con la posesión. El interior izquierdo, Figueroa, no muestra un despliegue físico tan impresionante pero es otra pieza clave en la presión agresiva del equipo.

La cuestión es mucho más problemática de lo que parece, porque el retorno de los interiores es fundamental para sostener el sistema defensivo del Newells, que pretendía expulsar al rival hacia la banda y situarle en desventaja numérica. En cuanto el extremo contrario encaraba al latera, el central de su lado se desplazaba para forzar el dos contra uno, confiando en que su interior retrocedería para cubrir el vacío a su espalda. Esta maniobra era sistemática, especialmente en el lado derecho, en donde se combinaba la velocidad de Vergini con el retorno, ya mencionado, de Pablo Pérez. De tal manera, el hueco en la defensa que deja la caída automática del central hacia la banda lo llena el interior de su lado, permitiendo que el medio centro se concentre en la marca de la segunda línea. Si Martino consigue trasladar este mecanismo al Barça, hará muy feliz a Sergio Busquets.

La indolencia defensiva de Xavi, Messi e Iniesta es el factor que más me hace dudar con respecto a la decisión del Barça. Para Martino el compromiso y la agresividad son irrenunciables, así que puede que se encuentre ante el mayor desafío de su carrera. El cambio de actitud ha de ser completo y pongo un ejemplo. Aunque el portero, Guzmán, tiene muy buen trato de balón, no se ahorra pelotazos cuando lo considera necesario. Ningún defensa lo hace. Muchos goles del Newells Old Boys llegaron tras despejes y no, no se trata de “pelotazos orientados”, sino bastante azarosos. Lo que ocurre es que el medio campo y los atacantes se mueven de inmediato hacia la zona en donde habrá de caer el balón, castigando así cualquier gesto técnico deficiente en el rival. Sin un despliegue agresivo de todos los jugadores esta técnica se convierte en un simple patadón que no conduce a nada. ¿Veremos a Messi e Iniesta correr hacia la zona “de conflicto”? ¿A Cesc defendiendo al borde del área mientras Piqué y Alves presionan al extremo? Lo que es seguro es que veremos a más de uno retratado.

Puede que estos cambios de concepto sean demasiado radicales para aplicarlos en un grupo que ha ganado todo y está instalado en cierta comodidad intelectual, lógica, por otra parte. No pretendo sugerir que el esquema del Newells vaya a trasladarse punto por punto al Barça. Como dije al principio, el Tata Martino está menos loco que “el loco” y probablemente matice su ideario para adaptarse al potencial humano y a las restricciones jerárquicas que le imponga el vestuario. O quizá no lo haga y exija sudar la camiseta hasta la extenuación desde la hora cero. A pesar de que Martino es más conservador y flexible que Bielsa, pocos técnicos en el mundo se me ocurren tan preparados para sacar el máximo de sus jugadores y expulsar en silencio a los que no estén dispuestos a mudar sus hábitos. La recta final de su estancia en Newells mostró un equipo partido en bloques, por momentos exhausto… pero siempre intenso, fanático en la presión, agresivo en la disputa y vertical cada vez que la portería parecía posible.

Quisiera destacar la cuestión de la verticalidad, para terminar. En los últimos años nos hemos acostumbrado a ver el área rival vacía, con Messi caminando perezoso en tres cuartos, los medio campistas pidiendo el balón al pie y los extremos pegados a la cal sin posibilidad de llegar a remate. Esta situación es impensable en el Newells, que llegaba a cargar el área rival con cinco y seis jugadores para finalizar ataques posicionales. Allí donde el Barça tiende a generar ventajas con apoyos horizontales, los equipos de Martino exigen que haya por lo menos tres opciones de pase vertical, con lo que el movimiento por delante del balón ha de ser constante. ¡Qué extraña nos resulta la idea a los culés, acostumbrados últimamente al pase atrás y a la circulación irrelevante! Quizá el único jugador que nos pueda recordar a la dinámica general de los atacantes del Newells sea la mejor versión de Pedro, que podría cumplir un rol similar al de Sperdutti, fichado en 2013 por el Palermo. Sperdutti resumía muchas de las virtudes de las que ahora carece el Barça: emplazado como extremo derecho abierto cuando el Newells tenía la posesión, cortaba en vertical para ofrecer opciones de pase a Pérez y cerraba como nueve en cuanto Scocco, teórico delantero centro, desocupaba el área.

Dejo a mis compañeros el difícil análisis de las implicaciones concretas que un modelo bielsista moderado puede suponer para la hegemonía de Xavi, la convivencia entre Neymar y Messi o la ocupación del área rival, entre otros focos de interés. Me limitaré a señalar que una plantilla que cuenta con Neymar, Cesc, Messi, Busquets, Jordi Alba, Pedro, Tello y Alexis forzosamente ha de beneficiarse de una propuesta que enfatiza la verticalidad y potencie el contragolpe. La mezcla entre posesión y ruptura, apoyos constantes y presión al límite, podría facilitar la necesaria renovación de las estructuras ideológicas que amenazan con convertir al Barça en una parodia de sí mismo. No sé si Martino triunfará en el club y dudo que su fichaje forme parte de un plan cuidadosamente meditado, pero estoy seguro de que muchos jugadores del Barça llevan tiempo queriendo comprar lo que el Tata está dispuesto a venderles. Al menos, nos lo vamos a pasar bien.