Hace unos años, las pretemporadas se diseñaban con objetivos básicamente deportivos. Se buscaba un lugar con clima benigno durante los meses de julio y agosto que permitía trabajar al grupo en condiciones óptimas. Arrancaban los partidos preparatorios contra equipos de la zona, subiendo paulatinamente el nivel de los rivales, lo que permitía ir valorando la evolución del conjunto. En la actualidad, han pasado a ser giras dictadas posiblemente por el departamento económico o de marketing del club, donde entre acto benéfico, promoción y visita guiada, se entrena, muchas veces, no en las mejores condiciones y se juega alguna que otra pachanga. Económicamente serán muy rentables y a nivel de imagen de club quizá muy necesarias e incluso obligatorias, pero deportivamente creo que llegan a entorpecer el trabajo del mister.

Tailandia es un país de más de 65 millones de habitantes, donde un puñado de ellos forman parte de su selección nacional de fútbol, actualmente en el puesto 138 del ranking FIFA. Previsiblemente, no iba a ser un rival que exigiera gran cosa, a posteriori, fue incluso menos de lo esperado, e insisto, dudo mucho que esto sea beneficioso para el Tata a estas alturas de pretemporada.

No voy a comentar nada de actuaciones individuales, puesto que la inexistencia de rival “ensucia” cualquier tipo de análisis, pero sí de ciertos aspectos colectivos que dejan entrever el camino que puede tomar Martino en el futuro.

Presión: Lo destacable en este aspecto no ha sido la presión en sí, bastante caótica por momentos, sino la actitud de todos los jugadores. Queda mucho trabajo, obviamente, pero parece que una de las primeras premisas del “librillo” del Tata será parte de las señas de identidad del conjunto.

Delantera: Desaparecen, de momento, las “chinchetas”, esos extremos fijados a la cal que estiraban la defensa rival. El frente de ataque pasa a ser dinámico, con continuas permutas y extremos viniéndose al centro, dejando espacio libre a ambos laterales. Falta por afinar las diferentes alturas de recepción (en algunos momentos había superpoblación de la zona central) y mecanismos de ventaja en banda, pero a todos los componentes del frente de ataque se les ve cómodos ante este nuevo panorama .

Ocupación del área rival: Quizá sea de los partidos de los últimos años en el que más jugadores han llegado a zonas de remate a la vez. Interiores más liberados (sobre todo en la primera parte) y extremos más centrados permiten esto, aunque se han visto bastantes solapamientos zonales.

Verticalidad: Juego más “directo”, teniendo como objetivo el batir líneas cuanto antes. Las recepciones de los extremos básicas, como punto de apoyo para presentarse de cara en el borde del área. Sin balón también se vio algo más de verticalidad con varias rupturas a la espalda de la defensa tailandesa.

Quedan por despejar muchas incógnitas todavía, sobre todo en fase defensiva, ya que el equipo hoy no estuvo exigido en ningún momento. Pero me asaltan varias dudas sobre lo visto hoy en el terreno de juego:

¿Será capaz el equipo de mantener esa actitud de presión ante rivales de mayor empaque? ¿Es factible tener esa intensidad durante toda la temporada? ¿Y en partidos claves?

¿Ante defensas cerradas y bien organizadas es viable un frente de ataque tan cerrado?

¿Con tantos hombres en área rival habrá retorno? ¿Como será la transición defensiva con tanto espacio a las espaldas?

¿Tanta verticalidad generará pérdidas en zonas conflictivas? ¿Encaja Xavi dentro de esa verticalidad?

Preguntas que esperamos poder responder durante los próximos meses en Rondo Blaugrana con vuestra imprescindible aportación en los comentarios. Entre todos lograremos decodificar el Barça de Martino.