VALENCIA C.F: SOBREVIVIENDO A LA DIVISIÓN SOCIAL

La historia reserva un lugar de privilegio para los Valencia-Barcelona, un duelo con solera y tradición, referencia de nuestro fútbol. El conjunto azulgrana llegará a Valencia con más dudas que nunca en época reciente, aunque con la relativa tranquilidad para el Tata Martino de haber conquistado el primer título de esta nueva etapa.

Ganar trofeos es algo que pertenece al pasado para la afición valencianista. Fuera de la lucha desde que en 2008 Ronald Koeman dirigiera al último Valencia campeón, el equipo de Miroslav Djukic es una incógnita cargada de dudas. El pasado del serbio en el club, unido a las buenas credenciales mostradas en Valladolid, fueron las razones que le llevaron al banquillo del Valencia; se buscaba un técnico que pudiera ilusionar y que conociera la situación por la que atraviesa la institución. Pero tras el fracaso protagonizado por el “Flaco” Pellegrino el pasado curso, era vital la contratación de un sargento con mano de hierro y con experiencia previa. Y es que poco han tardado las olas valencianas en volver a levantarse con fuerza. Problemas internos y un mal resultado ya han avisado a Miroslav de la dificultad que entraña dirigir a este club.

La afición de Mestalla es tan fiel como volcánica; capaz de producir el aliento más emocionante o la crítica más feroz hacia su equipo si el terreno de juego no devuelve con éxitos la fe invertida. Aunque ciertamente, en los últimos tiempos han sido los directivos los que más han sufrido esta ansiedad que parece haberse convertido en un signo habitual del paisaje que acompaña al Valencia cada semana. Y a los aficionados no les falta razón.

La época Unai Emery fue exitosa en lo deportivo. Sin títulos pero con resultados más que aceptables. No se deben exigir cotas más altas de la tercera posición a la que estaba abonado el equipo mientras siga existiendo la desigualdad actual en la parcela económica con los dos gigantes. Pero los cuatro años vividos con el técnico vasco, provocaron el periodo de mayor hibernación de la grada; nunca Mestalla fue tan frío, tan ajeno a la pasión. El club se vio en la necesidad de vender a sus figuras y renovar a un entrenador que era cada año carne de segundo plato. El Valencia era el campeón de la otra liga, pero el equipo nunca pecó de ambición competitiva, al margen de que fracasó siempre en la Champions y otras competiciones coperas.

Para una afición acostumbrada a los éxitos de principio de siglo (la mejor época de su historia), era incomprensible aceptar el acomodamiento de algunos futbolistas y el mensaje de entrenador y capitanes. Se podía perder, pero lo imperdonable en estos años fue que el equipo mostró en pocos partidos una intención real de mejora, de ser alternativa a algo. Viendo competir al Atlético de Madrid de Simeone, muchos aficionados recuerdan la actitud del Valencia de los años dorados ¿es imposible plantar cara?

En aquellos tiempos gloriosos, el club tenía larguísimas listas de espera para conseguir un abono, y la necesidad de un estadio con mayor capacidad era evidente. Ahora sin embargo se producen medidas para volver a reclutar a la gente por medio de campañas de marketing y ventajas económicas para los socios; el valencianismo pasa por una crisis de apoyo en su propia ciudad, y esto es un problema grave para la institución. Las medidas impuestas por el nuevo presidente, Amadeo Salvo, apuestan por recuperar el espíritu y hacer de la marca VCF un nuevo referente en el mundo futbolístico. La idea no es mala, aunque el éxito no será a corto plazo y dependerá de la parcela deportiva. La inestabilidad del equipo ya ha provocado que tres entrenadores se hayan sentado en el banquillo tras la salida de Unai Emery.

Irregularidad deportiva

El Valencia de Djukic logró buenos resultados en pretemporada y comenzó ganando en la liga. Pero buena parte de esa fortuna era un espejismo de la verdadera situación. Djukic no ha localizado todavía un esquema definido, un dibujo en el que tendrá que encontrar lugar para Pabón y que no puede permitirse actuaciones tan indecorosas como la firmada en Cornellà-El Prat frente al Espanyol. Las contras del equipo blanquiazul el sábado pasado y las jugadas a balón parado, vaciaron la botella de la ilusión valencianista en sólo 90 minutos de juego. Sin Soldado, que ya marca con el Tottenham, el Valencia busca con urgencia soluciones a su falta de remate.

El equipo sólo ha realizado tres disparos a puerta en los primeros 180 minutos de liga; un bagaje muy pobre para un equipo que espera estar arriba. Llegó el portugués Postiga, que maravilló en su presentación y volvió a marcar en la segunda jornada de liga. Pero estamos ante un jugador de 31 años que no puede ser más que una solución temporal. Por esa razón se ha contratado a un Dorlan Pabón que debe ser la gran referencia arriba y que podría debutar ante el Barça. No es un ariete contrastado aunque ya conoce la liga. El Valencia espera rentabilizar su contratación como hizo con otros grandes jugadores en los últimos años. Pero ésta sólo llegará con cifras goleadoras que serán comparadas de inmediato a las de Soldado.

El Valencia es lento en su juego, horizontal y demasiado dependiente de Banega. El argentino ha asumido de forma definitiva la responsabilidad que el equipo ha depositado en sus botas. Tiene talento para levantar al estadio y llevar la manija del encuentro. Ante el Barça la pasada temporada firmó uno de sus mejores encuentros, y afortunadamente para el club «ché», ha mejorado sus prestaciones en cuanto a regularidad. Pero sigue siendo un jugador al que le cuesta dar la pelota en el momento y lugar adecuado. Cuando el equipo necesita profundidad y verticalidad, Banega se convierte casi en un problema.

Y es que está rodeado de futbolistas que tampoco terminan de encontrar su sitio definido por distintas razones. El brasileño Jonas presenta excelentes números estadísticos, pero el club quiso venderlo este verano, mientras que Feghouli es uno de los casos más extraños que ha vivido el club en los últimos tiempos: tras un gran comienzo la temporada pasada, con partidos magníficos como el disputado ante el Bayern Munich, acudió a la Copa África con Argelia. Desde aquel torneo perdió el rumbo y nunca volvió a ser el futbolista dinámico que maravilló en la primera época de Mauricio Pellegrino. El Valencia debe encontrar una forma definida de juego en la zona noble que le haga llegar con más peligro a la portería rival. La posesión estéril en zonas heladas del campo puede llegar a desesperar a la grada de Mestalla si no se consiguen puntos. Los precedentes en este sentido son varios en la historia reciente.

Y en la parcela defensiva no llegan mejores noticias. Problemas extra-deportivos con los dos porteros, con Rami y con Mathieu. El francés sonó para el Barça y no parece enganchado a un equipo donde debe ofrecer mucho más en banda izquierda. Ricardo Costa es uno de los jugadores con más oficio de la retaguardia, pero todo el trabajo se viene abajo con fallos inadmisibles en jugadas a balón parado; acciones que denotan la descoordinación defensiva que sufre todavía este joven Valencia de Djukic.

El equipo tiene alternativas, aunque su “fondo de armario” no es extenso teniendo en cuenta que la Europa League comenzará en muy pocas fechas. La competición europea puede ser la vía más rápida para luchar por un título, pero para el club será un torneo residual hasta llegar a las últimas rondas; volver a la Champions es el objetivo prioritario del Valencia. La eterna carta a jugar sería Canales, un fantástico futbolista con grandes lunares, al que las lesiones han apagado. Su historial de percances parece no tener fin, y en muy pocas ocasiones la grada de Mestalla pudo disfrutar de su juego. Otros jugadores que vivirán una temporada clave para su consolidación serán el argentino Fede Catarbia, Oriol Romeu o el repescado Míchel, titular en los dos primeros encuentros de liga.