EL CELTA DE LUIS ENRIQUE

Balaídos está expectante. Todavía no ha visto ganar en casa a su equipo pero sabe que tiene entre manos un proyecto estimulante. No empieza esta temporada, viene de la pasada. O seguramente de más atrás, de cuando los vigueses militaban en la categoría de plata. Este curso, eso sí, recibe un impulso, quizá el definitivo, para estabilizarse. Ante el abismo del descenso, al final de la temporada pasada, el club tuvo que interrumpir su camino, destituir a Paco Herrera y contratar a Abel Resino como nuevo técnico. Cumplido el objetivo, toca retomar la senda de la mano de un fichaje de campanillas para el banquillo. El proyecto que persigue el Celta es un proyecto joven, que aproveche lo mejor que da su cantera, que apueste por una propuesta futbolística atractiva y que a nivel de resultados responda.

Ante la posibilidad Luis Enrique se lanzaron de cabeza. Difícilmente los gallegos habrían podido aspira a una opción mejor que la del entrenador que dirigió al filial que mejor ha competido en la historia de la Segunda División española. Dos de los integrantes de aquel equipo repiten ahora en Vigo con Luis Enrique, el central Fontás, importante desde el primer día ya que permite al equipo salir jugando desde atrás, y el extremo Nolito, que como en el filial que dirigió Lucho, le dará la dosis de pragmatismo necesaria a un equipo que corría el riesgo de quedarse en la Mise en place. El tercer ex-azulgrana en sumarse al proyecto es Rafinha Alcántara, que lo hace en calidad de cedido.

El Celta de Luis Enrique es un equipo con una clara vocación ofensiva, y bien que lo sea, porque es ahí donde localiza sus principales activos. Así, a los ya citados Nolito y Rafinha, se suman el internacional danés Krohn Delhi, el ex-River e internacional absoluto con Argentina Augusto «el negro» Fernández o el pichichi de la pasada Liga Adelante Charles. Juntos conforman una vanguardia para aspirar a más que la salvación. Por el momento, eso sí, el Celta genera más que concreta. Produce un volumen ofensivo notabilísimo que desemboca en un número de ocasiones de gol considerable. Hasta el momento, no obstante, le ha costado materializarlas. Es un mal que vistos los nombres que hay en plantilla parece más momentáneo que estructural, pero está ahí, y seguramente le haya costado no ganar ante Espanyol y Granada.

Porque si el Celta no traduce en goles lo que produce arriba, va a sufrir atrás. La defensa fue mal endémico la temporada pasada y ésta no ha empezado mucho mejor, aunque la presencia de Fontás esté permitiendo generarse una mejor situación previa con balón y la última incorporación de Aurtenetxe abra nuevas posibilidades. El ex del Athletic debutó como central con Fontás en el mediocentro, lo que permitió a Luis Enrique poner en práctica una salida de tres atractiva y efectiva, pero con Oubiña al 100%, lo normal es que Andreu vuelva a la defensa para formar pareja con Cabral y mande a Aurtenetxe a banda izquierda. Como sea, en el Celta los laterales tienen un papel protagonista muy arriba. La banda no es para los hombres de ataque que aparecen por dentro, y Hugo Mallo y bien Aurtenetxe bien Toni tienen que llegar muy arriba. Necesitan que sus compañeros les den tiempo a hacerlo.

Es pronto para ver cómo se resuelve todo. Si empiezan a entrar arriba, si la media toma un papel más conservador o si Luis Enrique busca soluciones atrás. Y aún si no pasara nada de esto Lucho tendrá un as en la manga. Mejor dicho en el filial. Un Rubén Blanco al que la temporada pasada ya le tocó proteger la portería de la sombra del descenso a segunda.

Un equipo dirigido por Luis Enrique y enfocado claramente a ser protagonista con balón. Que busca la salida limpia, que manda a los laterales arriba y cierra a los extremos. Que junta a sus mejores hombres por dentro y que permite la llegada de la segunda línea. Un equipo que se enfrentará a sus iguales con mejores amenazas arriba. Parece un buen sitio donde crecer. Un buen destino para un Rafinha.