Noviembre de 2004. ¿Hace tanto ya? Grupo F de la Uefa Champions League. Se enfrentan en el Camp Nou el F.C. Barcelona y el A.C. Milan. Van 1-1 en el minuto 89. Dinho aún no ha marcado. Carlos Martinez y Michael Robinson pedían su cambio desde el 80 por verlo «agotado» y «sin oxígeno». Había abandonado la banda izquierda donde solía sembrar su fantasía. Sabedor de que en el centro tendría una más, Ronaldo de Asís Moreira se va a la frontal. Recibe de Samu rodeado de Nesta, Maldini y Gatuso. Nada menos. Se la echa a la izquierda y antes de chutar se calza la pierna zurda de Ronaldinho, determinante y ganadora, para clavar el balón en la escuadra derecha de Dida. El estadi estalla.

El equipo de Rijkaard se enfrentaba al de «su Milan» entrenado por su excompañero Ancelotti. Sheva era el coco en Barcelona, Kaká intimidaba y hacía retroceder defensores blaugranas y Pirlo generaba. Atrás Nesta, Cafú o Maldini «que ha leído ya todos los libros» decía Carlos Martínez. Serginho fue la carta de Carlo a la contra en detrimento de Seedorf. Kaladze, Gatuso y Ambrosini el resto de soldados. Rui Costa entró terminando el partido y su carrera.

Cualquier tiempo pasado fue anterior. Eso seguro. Debería revisionar partidazos como este más a menudo. Se disfrutan de forma diferente. Pero se disfrutan mucho. Como las buenas películas. Redescubres, con una sonrisa en los ojos, aspectos que en el contexto actual tienen otra relevancia. Aquel equipo tenía un gran cambio de ritmo, y mezclaba juego directo y en largo como pocos recordarán. O querrán recordar. No sé en qué año comenzó a ser poco decoroso.

Xavi y Deco aplastaron a los italianos contra su área. Larsson y Andrés eran los revulsivos. Valdés ya sacaba manos salvadoras y desbarataba ofensivas lanzandose a los pies de Sheva o Kaká. Cuando Ronaldinho recibía todos los culés se excitaban, ahi arrancaba la magia. Luego él citaba al rival, lo superaba y a partir de ahí fantasía pura. Nadie ha regateado de manera más espectacular. Potencia física y manejo de pelota con todas las superficies. Pies muy cerca del balón y, sobre todo, del césped en todo momento. Para poder variar a su antojo dirección y velocidad propia y del cuero.

Poder observar de nuevo a Samu y su actitud conmueve. Uno lo dice, lo sabe… pero lo revive y es otra cosa. Y no fue jamás mi ídolo, muchos lo sabéis. Pero Eto´o fue un 9 único. Defendiendo, HAMBRE de balón, atacando, HAMBRE de gol. HAMBRE con mayúsculas porque Samu tenía la sonrisa de África pero también su necesidad.

Belletti, Gio, Giuly y Samu eran balas de largo recorrido. Cuando los Deco, Xavi, Ronnie o Marquez dominaban el balón el carrusel de movimientos comenzaba. Opciones en corto y largo… movilidad total. El equipo disfrutaba y se repartían los libres directos (Deco, Ronnie, Gio…) y los disparos lejanos (Deco, Ronnie, Marquez, Xavi, Belletti, Samu…). Atrás Puyi ya era el gran capitán. Al lado de un Oleguer fallón aquella fecha.

Volviendo a 2013… El Barça es otro: resuelve el 10 y los goles siguen siendo del delantero centro. Además, la fantasía la pone el extremo brasileño, la camiseta es parecida y aunque llevaran otra se notaría que es el Barça. Pero es diferente. El Milan es… peor. Como club, su plantilla y su nombre en Europa. Frank sigue siendo un hombre afable y sonriente. Disfruta con el Barça de Leo mientras espera tiempos mejores para Ajax o Milan, con los que también ganó la Champions. Carlo cambió de aires y parece que además experimenta con otros estilos.