El Tata quiere la Liga y la quiere cuanto antes. Esto que podría ser considerado una perogrullada, en este caso no lo es, porque el detalle importante es que Martino no quiere la Liga a cualquier precio. A principios de temporada, cuando el de Rosario explicaba que contaba con todo el plantel, podría haber parecido más una pose, una respuesta política y aprendida, que otra cosa. Hoy, más de tres meses después de comenzar, de una forma precipitada si se quiere, el proyecto, podemos decir que Tata Martino es cualquier cosa menos pose. Cree en lo que hace y transmite credibilidad en su toma de decisiones.

Hoy teníamos un once nuevo nunca ponderado hasta la fecha. El clásico cuatro-tres-tres pero con la novedad de un Song y Cesc de interiores. Y arriba jugarían Alexis por la derecha, Pedro por la izquierda y Leo en su sitio.

Enfrente el cuatro-uno-cuatro-uno de un Celta, que como indicábamos en la previa, es un equipo moderno que busca continuamente las transiciones. Pero una vez más el Tata demuestra saber leer perfectamente al rival, hoy con los dos ex gunners como interiores, esas transiciones debían ser minimizadas hasta el extremo.

En estos últimos partidos tras la reaparición de Leo, uno de los ejercicios que venimos haciendo los que observamos al Barça, es preguntarnos cuál es el grado de recuperación de Messi. Estamos a la espera de una de sus arrancadas, de uno de sus demostraciones de sensibilidad en su bota izquierda con un pase al hueco, de cualquier síntoma que nos indique que el genio ha vuelto. Probablemente alguno dirá que nunca se fue, yo simplemente diría que el que menos preocupado parece estar es el propio protagonista. El sabe que en cuanto las lesiones le den continuidad, volverá, y probablemente lo haga en los partidos clave de la temporada. Pero si de lo que se trata es de empezar a ver “brotes verdes”, sí, si no se vieron, sí al menos se adivinaron.

El gol de la primera parte, llega de mano de los dos jugadores que han estado más en forma en el bando azulgrana en la noche de ayer; Alexis y Cesc. Presión alta de Cesc, robo de balón por parte del cuatro que está a punto de culminar la jugada él mismo, pero el rechace del guardameta es empujado a la red por parte de un Alexis que ha entendido muy bien lo que demanda su posición, entre otras cosas, llenar el área.

Poco a poco y quizá más en base al relajamiento azulgrana tras el gol, que a su propio mérito, el Celta fue desatándose y llegando al área con bastante efectivos, lo que ha generado algunas ocasiones de gol en el bando celeste. Que el Celta está marcado por la personalidad de su entrenador, nadie lo puede negar. Equipo con recursos y las ideas claras, no deberían de tener problemas para continuar en Primera División el año que viene. Ha combinado la presión alta, con un repliegue en dos líneas, complicado de romper, aunque los automatismos azulgranas para caer entre líneas, lo han conseguido con cierta facilidad durante la primera media hora del partido.

A medida que avanzaba el encuentro el intercambio de golpes, en forma de transiciones rapidísimas hacia el marco rival, han ido adquiriendo protagonismo. Alguno dirá que eso no es fútbol, o que no es el fútbol de la casa. Yo me inclino a pensar que es mera resolución de una ecuación por parte del Tata; el factor área, al menos con estos rivales menores, es claramente de color azulgrana y con esa premisa estos partidos caen, uno tras otro, del lado culé.

Y en la segunda parte estas transiciones aumentaron en el bando azulgrana de forma exponencial y, gracias a la especial relación que tiene Fàbregas con el gol, dieron sus frutos para romper definitivamente el partido con un par de goles más en el marcador. Un partido tras el clásico, es siempre un partido complicado que invita a la relajación, pero en eso instantes ya era un partido resuelto.

Como corolario me gustaría destacar también, pero en el aspecto negativo, un jugador que, sorprendentemente, pues muchos pensaban que con el rosarino, Pedro adquiriría mayor protagonismo si cabe, ha ido disminuyendo su rendimiento en los últimos partidos. Sin paños calientes, a Pedro se le empiezan a ver las costuras. Es sin duda un jugador que puede aportar al equipo, pero que le empieza a quedar grande formar parte del once de gala de Martino. Si es que esto existió alguna vez…

Y ahora vayamos con las ausencias. Dos de los jugadores que más y mejor han influido en el principio de curso azulgrana; Piqué y Neymar. En relación al primero, hoy hemos podido ver que Bartra es un buen cuarto central para el equipo, que no es poco, pero tampoco es la panacea.
Mientras que ya sabemos que el brasileño aporta tantísimo en la lectura de lo que demanda el encuentro, que hoy probablemente hubiera vuelto a ser resolutivo y definitorio. Pero hoy tocaba descansar.

Las otras dos ausencias no me parecen relevantes de comentar en este postpartido, no porque no sean dos jugadores fundamentales en este Barça 2013-14, pero la temporada que de momento está haciendo uno y el enfoque del partido que hemos explicado al principio por parte del Tata, cara al otro, no les hacía indispensables en este choque. Sí, hablo del ocho y del seis, respectivamente.

Este es el Barça camaleónico que hoy nos mostró otra más de sus caras. Y es precisamente en esta capacidad de transformación y de mimetización con el ambiente, donde radica la fortaleza del Barça de Martino. Evitemos prejuicios e intentemos comprenderla y, por qué no, disfrutarla.