Quizás es porque cuando era pequeño y soñaba con ser futbolista jugaba la mayoría de veces como lateral derecho. O porque desde siempre odié aquel relato de que los jugadores que menos servían en un equipo, para que no molestaran tanto, debían jugar en el lateral. Como si en un equipo hubiera posiciones donde poder molestar más o menos. ¡Se trata de un equipo! ¡Todos tienen que sumar su granito de arena! Sea como fuere, cuando yo tenía menos edad, los laterales no eran vistos como jugadores demasiado hábiles ni capaces de influir en ataque. Se les pedía que fueran obedientes en la marca e intentaran cortar, sin complicarse luego la vida con el balón. Total, que por unas cosas o por otras, pero sobre todo porque yo soñaba con ser futbolista de mayor, me fijaba mucho en cómo jugaban los laterales profesionales. Sobre todo los que actuaban por derecha.

Así, dados mis colores, primero me entusiasmó el ‘Chapi’ Ferrer, aunque los recuerdos de aquella época no son tan lúcidos como los más recientes. Y no. No hay relación alguna entre ‘Chopi’ y ‘Chapi’. Luego vi a un lateral cumplidor pero que no me llamaba mucho la atención como Reiziger, que sin hacer mucho ruido, fue de los holandeses que más tiempo pasó por can Barça. En aquellos años, Puyol jugó bastante de lateral también aunque con el paso del tiempo y debido a las circunstancias, acabaría convirtiéndose en uno de los mejores centrales de Europa. Pero las subidas de ‘Puyi’ por banda y un gol al Valladolid quedaron para siempre grabados con fuego en nuestros corazones. Tras ellos, un brasileño llegado del Villarreal al que acompañamos entre un mar de lágrimas tras la ansiada Champions que se resistió 14 años. ¡Un lateral siendo el héroe inesperado en una Final de Champions! Era una especie de homenaje a todos aquellos anónimos que habíamos recorrido la banda desde pequeños en busca de reconocimiento. Belletti obtuvo una de las glorias más preciadas y que muchos no consiguen tocar jamás. Sin embargo, su sustituto no tendría tanto peso ni fortuna. A pesar del caché con el que aterrizó de una Juventus desarmada por el descenso administrativo (Moggigate), Zambrotta no cumplió con las expectativas. Ni tampoco Thuram, dicho sea de paso. Ambos llegaron justo cuando el efímero pero bonito Barça de Rijkaard se desvanecía como un azucarillo en café y rindieron más en las casas de los amantes de los videojouegos que en el campo.

Pero llega la primavera de 2008. Punto de inflexión en la historia del Barça. Una de las primeras primaveras inolvidables de un ciclo que empezó a germinar con una decisión entonces valiente y que muchos tildaron de fracaso por anticipado: Pep Guardiola. Si las paredes hablasen… Además, la secretaría técnica, con ‘Txiki’ a la cabeza, tuvo bastante trabajo y se apresuró a firmar jugadores que debían aumentar la calidad de un grupo que había olvidado lo que era competir en los últimos 2 años con Rijkaard. Entre los nuevos nombres y a lo que íbamos, Dani Alves. Un lateral derecho brasileño que se había convertido en pieza clave del mejor Sevilla de la historia y que estaba revolucionando la liga con su personalidad y fútbol. Molaba ver jugar a Alves aunque daba rabia no verlo en tu equipo. Bajo la tutela de Juande Ramos, Alves se convirtió en un futbolista con una libertad brutal a pesar de partir casi siempre desde el lateral. De hecho, hablamos de su teórica posición como una mera manera de encorsetarlo y para entendernos, ya que llegaba a ocupar no solo todo el carril derecho sino posiciones interiores e incluso el frente de ataque. Dani aparecía por todos lados, era un flujo constante durante los 90 minutos. Que no paraba. De ahí apodos como ‘MotoGP’. Aunque a mí me gusta más el de ‘Tarántula’. Era un incordio para cualquier defensa y, para colmo, era peligrosísimo a pelota parada. Aquel Sevilla levantaría 1 Copa del Rey, 1 Supercopa de España, 2 Copas de la UEFA y 1 Supercopa de Europa. Con el brasileño siempre protagonista. Alves parecía una carta ganadora. Y el tiempo daría la razón. De los 29,5M€ más variables mejor invertidos en el Barça. Unos variables que se pagaron a la entidad hispalense del primer al último euro, ya que como bien saben, el primer año de Pep se ganaron todos los títulos en liza.

El matrimonio Alves y Barça ha iniciado ya su sexto año. Bien avenidos desde un inicio, únicamente en el cuarto observamos un lunar, en un contexto muy determinado en el que Guardiola realiza bastantes probaturas y experimentos, obsesionado y consciente de que no deben anquilosarse en la fórmula que les has servido para ganar casi todo. El propio Alves vive episodios no futbolísticos determinantes, que seguro que condicionan, y su rendimiento no es el más deseable. De hecho, conocido es que está a poco de salir del equipo.

El lateral ha jugado en sus temporadas como blaugrana 54, 48, 54, 52 y 47 partidos, respectivamente -11 en la presente hasta la fecha-. Son cifras que hablan por sí solas de regularidad y escasas lesiones. Dani ha sido un activo muy fiable en lo físico y como parte del juego. Dueño de la banda derecha, su asociación con Messi el primer año que coincidieron fue algo precioso. Más aún cuando se juntaban en aquel sector con Xavi, formando un lado temible que fue origen de no pocos goles. Habitual fue ver como el equipo estaba orientado hacia la izquierda y, repentinamente, cambiaba la dirección a través de Xavi para encontrar a un Alves totalmente solo que cogía a toda la defensa rival basculada hacia el lado contrario. Sin duda, una de las muchas señas de identidad del Barça de Guardiola. Si bien nunca ha destacado en su etapa aquí por ser un gran centrador, en uno de los partidos en los que más lo intentó y más impreciso estuvo, el único medianamente decente que realizó se convirtió en el embrión del ‘Iniestazo’. Caprichos del fútbol y del destino.

Alves ha permitido estos años que el equipo contase con un jugador muy capacitado para facilitar la salida del balón, ofreciendo siempre un apoyo y dando amplitud al campo. Entre sus principales virtudes, el golpeo a balón parado (no se ha prodigado tanto como en su etapa en el Sevilla) y su capacidad para repartir asistencias. Alves es un jugador muy generoso. En el esfuerzo y en la concepción del juego. En términos medios, Dani acaba actuando a la altura de los centrocampistas y de ahí que sea un activo importante en la asociación por dentro, llegando a interiorizar cada vez más su posición. Es un tipo que arriesga con balón bastante y eso le juega bastantes pérdidas; a veces tiende a no asegurar demasiado la posesión como debería. O imprime demasiada pausa cuando el equipo parece exigir lo contrario. Su ímpetu y energía han sido siempre parte de su esencia pero parece que con el paso de los años, Alves juega menos acelerado y más calmado. A veces más lento de lo que acostumbraba. Lo cual tampoco es malo per se. Contar con un jugador que permite superioridad por dentro y por fuera partiendo desde el lateral es toda una ventaja. Si bien, no sería justo limitarme a las flores. Es de los defensores que mejor corre hacia atrás pero le suele coger tan arriba cuando se pierde la pelota que no es poco frecuente verle fuera de la foto en los goles recibidos a la contra. Además, nunca ha sido precisamente un prodigio en el juego aéreo dadas sus características físicas y la defensa del segundo palo ha sido su Aquiles particular. Pero lo justo y razonable es apuntar que a medida que el Barça ha ido atacando peor, no solo Alves ha tenido menos influencia relevante en el juego sino que por el hecho de no atacar bien, se ha ido defendiendo peor y jugadores como Alves, por su naturaleza futbolística, tienden a quedar más retratados que otros. Por ello considero que, injustamente si se me permite la expresión, se ha tendido a señalar a Alves en exceso. Por los motivos que sea.

El matrimonio entre club y Alves, recién llegado a los 30, duraría por contrato hasta 2015. Desconozco los planes de la Secretaría Técnica el siguiente verano. El brasileño que llegara del Esporte Clube Bahia a España por 850.000€ se ha convertido en uno de los mejores laterales de Europa por méritos propios. De los más sólidos y regulares en la última década y, probablemente estemos ante el mejor lateral derecho que ha vestido la casaca blaugrana. Alves te va a seguir quitando algunas ‘cosas’, está en su manera de entender el juego y su comportamiento como futbolista. Pero siempre ha sumado más. Siempre suma. Un jugador que deberá ser recordado, una vez ya no esté aquí, como una de las piezas claves de un equipo que enamoró al mundo a base de juego y éxitos. Del mejor Barça de la historia.

Dani Alves. Un ‘2’ como el que yo soñaba ser cuando daba los primeros pases y subía con ganas e incansablemente por banda derecha. Un ‘2’ como no habrá otro igual.

PD. Esta temporada Alves luce el 22 en vez del 2 que había llevado en las 4 temporadas anteriores como homenaje a Abidal. De hecho, el propio francés explicó recientemente que Alves se había ofrecido a donarle parte de su hígado para ayudarlo.