El Barça visitaba un Betis que de la mano de Pepe Mel está acostumbrado a plantear problemas a los blaugrana. El de ayer no iba a ser una excepción, especialmente en los primeros 20′ de partido, pero el pragmatismo y contundencia del líder fueron una losa demasiado pesada para un equipo que mostró una imagen alejada del arquetipo de colista en Primera. En el conjunto de Martino, por contra, una sombra reapareció: los problemas musculares de Messi.

Mel manejaba diferentes alternativas tal y como vimos en la previa y finalmente optó por algo razonable con Nono junto a Xavi Torres en el centro del campo, Verdú de mediapunta, Vadillo y Juan Carlos en los extremos y Jorge Molina como referencia. La receta parecía clara: intensidad desde el minuto 1 y mucha velocidad con balón intentando ganar la espalda de los culés. Sin embargo, atrás presentaban más incógnitas, con el teórico duelo desfavorable Steinhöfer vs Neymar -que así fue- y el joven Caro junto a Jordi Figueras formando la pareja de centrales. Por su lado, Gerardo Martino dio entrada a un novedoso centro del campo con Song, Xavi y Cesc, recuperó a Pedro como titular nuevamente en un partido fuera de casa e igual que en Balaídos repitió con el Bartra-Puyol en la zaga. Además Montoya dio descanso a Adriano como LI. Neymar y Messi completaban lo esperado arriba.

El partido comenzó con mucho ritmo e intensidad por parte verdiblanca, que no dejaba salir cómodo al Barça desde atrás. Ni una sola vez se salió en corto y el equipo apenas lograba juntarse para trenzar asociaciones porque la perdía rápidamente. En esa coyuntura el Betis disfrutó de dos claras oportunidades pero Valdés esta temporada más que ninguna otra si cabe es un muro infranqueable. Un servidor lo dijo en su primera crónica este año: Disfrutemos de Valdés como si fuera su último partido como blaugrana. Tras las paradas de Víctor, vimos lo que no deseábamos ver. Nuevos problemas musculares de Leo Messi. Desde la distancia y con la prudencia que exige cualquier análisis y más cuando no viene de un especialista en la materia, uno tiene la sensación de que circunstancias del juego al margen, hay una variable psicológica en el argentino que desde que se lesionó en París pesa y mucho. El miedo a recaer con el horizonte de una temporada más larga y exigente de lo habitual debe condicionar. El equipo necesita al mejor Leo aunque de momento no lo está necesitando. Es la realidad de un escenario tan inesperado como no deseado a la larga.

Tras la marcha de Leo ingresó Iniesta y Cesc adelantó su posición. A partir de ese momento empieza a cambiar la tendencia básicamente porque el Barça se da cuenta de que el Betis está arriesgando mucho con la línea defensiva muy arriba. Neymar y Pedro intentan picar al espacio una y otra vez cuando el equipo recupera la pelota. Y en una de estas acciones tras robo, el equipo logra pillar desnudo al Betis. Song filtra un pase a un Cesc que entra en el área como cuchillo caliente en mantequilla y asiste para Neymar. Sin casi tiempo para rehacerse, el conjunto local ve como una nueva recuperación blaugrana, comandada por Pedro, acaba significando el 0-2. El canario tenía hoy cierta reválida tras los buenos partidos de Alexis y su discreto inicio de temporada. Se ha visto a un jugador muy participativo, tanto en los apoyos por dentro como sobre todo leyendo muy bien cuando y cómo atacar la espalda rival. Él y Neymar se han hinchado ante la candidez defensiva del Betis. El Barça, sin apenas contar con la participación de sus interiores creativos ni de posesiones largas, ponía la vía directa hacia 3 puntos más. Se estaba produciendo un escenario bastante similar al de Vallecas esta temporada: capitalizar cualquier error del rival con un juego más vertical y directo.

Tras el descanso, la diferencia de calidad en ambas áreas no hizo sino acrecentarse y, de manera similar a la primera mitad, el Betis pudo tener premio a su insistencia y valentía. Pero no iba a ser la noche. En una gran jugada colectiva el Barça mataría definitivamente el partido, con el primero de los dos tantos que anotaría un Cesc Fàbregas que se mueve como pez en el agua en estas situaciones de menos control de balón y más verticalidad. Pepe Mel había intentado reactivar a los suyos con la entrada de Chuli por Verdú y la de Dídac en lugar de Juan Carlos pero en ese momento, con el resultado tan adverso, era ya tarea casi imposible. El Barça entonces sí se dedicó a administrar la ventaja con posesiones más duraderas y a ordenarse alrededor del balón para evitar sufrimientos innecesarios. Sustos sí tuvo, sobre todo porque Puyol, veterano en centenares de lides no está ya como antaño y ve como su pupilo aventajado Marc Bartra le corrige. El joven canterano está demostrando con el paso de los partidos que puede ser un más que solvente central para la rotación y que incluso, dado el contexto, podría ser titular. Junto a él, el otro canterano de la defensa, Montoya, estuvo más que correcto, con las dificultades propias en ataque por jugar a pie cambiado pero muy rápido en anticipación, siempre atento. Un jugador de plantilla que ofrece garantías.

El partido terminaría tras el doblete de Cesc y un penalti transformado por Jorge Molina -bastante absurdo de Alves, por cierto-. El Betis se llevó al menos una recompensa, aunque amarga, a su actitud, entrega, propuesta y juego, que no reflejó para nada su posición en la tabla. El Barça, por contra, evidencia nuevas variables respecto a años anteriores que no harán sino reforzar el debate del juego. Un debate que si se canaliza desde el respeto, rigor y centrado únicamente en el juego no debe sino enriquecer el análisis y el intercambio de opiniones:

1) Estamos observando a un equipo que solo ha cedido un empate en Liga y que es capaz de sacar réditos en diferentes contextos aunque en ocasiones sin demasiada brillantez ni continuidad en el juego. Sí con mucha pegada y solvencia.

2) Todo lo anterior sin el protagonismo -desgraciadamente- de Leo Messi. Los problemas físicos del argentino son una realidad y no sabemos muy bien los que intentamos observar y analizar desde fuera lo que está ocurriendo. Pero sí me atrevo a destacar el matiz psicológico en toda esta situación y la falta de alegría en los gestos de Messi. Su expresividad en lo que llevamos de temporada es más fría que nunca. Habrá que esperar y confiar en que volverá lo mejor posible.

3) Neymar. La variable individual más destacada respecto a la temporada pasada y que está marcando diferencias en prácticamente cada partido. Ayuda a que el ataque del Barça no sea ni parezca tan previsible. Amenaza real para las defensas rivales.

4) Más intención de ser directos y verticales si las circunstancias lo permiten. El estilo se está matizando. Es una realidad que no se debe obviar más allá de gustos y preferencias personales. Si antes el Barça abogaba por un sometimiento determinado para ganar al rival, ahora la victoria presenta diferentes cauces y vías. Como resultado de ello, partidos como los de hoy dejan muy desapercibidos a interiores como Xavi o Iniesta y, en cambio jugadores como Song o Cesc destacan más.

5) Mayor protección de la portería. 8 goles en 13 partidos es un registro buenísimo aunque aquí hay un asterisco. Que se apellida Valdés y se llama Víctor. Si bien sería de necios negar la relevancia de Valdés en estas cifras, lo cierto es que el equipo parece que mejora defensivamente y en algunos partidos más que otros ha llegado a tener una digna transición defensiva que el año pasado directamente no existió. Una transición que seguirá siendo la pescadilla que se muerde la cola si coinciden en el campo interiores sin retorno y se opte igual por un juego más directo y con menos posesiones largas.

Apuntados estos detalles y llegados a un nuevo parón por partidos de selecciones, os dejo la pregunta a vosotros, estimados lectores: ¿Qué os está pareciendo este Barça del Tata Martino hasta ahora?